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La Cuba de los Castro da paso a los "hijos" de la Revolución

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Raúl Castro por Arotxa

EL FIN DE UNA ERA

Raúl deja la presidencia del gobierno, pero se mantiene al frente del Partido Comunista.

A dos meses de cumplir 87 años, Raúl Castro entregará oficialmente mañana jueves la presidencia de Cuba a una nueva generación, en una transición que pone fin a casi seis décadas de poder de los hermanos que lideraron la revolución comunista en la isla.

"Hemos recorrido un largo camino, largo, largo, y difícil [...] para que nuestros niños, los de ahora y los del futuro, sean felices", dijo en marzo el menor de los Castro, quien reemplazó en 2006 al mítico Fidel, fallecido 10 años después.

Fidel y Raúl encarnaron la revolución y gobernaron Cuba por 60 años, convirtiendo al país en uno de los protagonistas de la Guerra Fría, y lograron mantener a flote su comunismo caribeño, pese al colapso de su aliado soviético, que provocó una severa crisis económica en los años 1990.

La Asamblea Nacional elegirá durante una sesión que comienza hoy miércoles y culmina mañana jueves, un nuevo presidente del Consejo de Estado encaminando la isla a una nueva era.

La fecha del 19 de abril corresponde al 57º aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón), cuando fueron derrotadas las tropas anticastristas, preparadas y financiadas por Estados Unidos. El gobierno de Cuba la considera como "la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina", en 1961.

El primer vicepresidente y número dos del régimen, Miguel Díaz-Canel, aparece como el elegido para suceder a Raúl Castro y convertirse en el nuevo rostro de Cuba.

"Habrá un sentido de renovación, y habrá un sentido de continuidad", advirtió recientemente el canciller Bruno Rodríguez, otro de los cuadros del régimen.

Raúl Castro seguirá en el poder, pues mantendrá el control sobre el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), único autorizado en la isla. Raúl liderará el PCC hasta 2021, cuando cumpla 90 años.

En "el trabajo ideológico [...], creo que sencillamente Raúl se va a concentrar en eso, con las fuerzas que todavía tiene, mientras Díaz-Canel se va a concentrar en la parte del gobierno, en tareas que son muy complejas y difíciles", anticipó el politólogo cubano Esteban Morales.

El heredero tendrá que potenciar la indispensable "actualización" del modelo económico de corte soviético, en momentos en que Cuba enfrenta el debilitamiento de su aliada Venezuela.

Dos generaciones. Raúl Castro (86), de uniforme militar, y Miguel Díaz-Canel (57), de sombrero, la transición en el poder en Cuba. Foto: AFP
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También deberá hacer frente al recrudecimiento del embargo de Estados Unidos y el frenazo dado por el presidente republicano Donald Trump al acercamiento que ambos países iniciaron a finales de 2014 con el demócrata Barack Obama.

En la isla, esta transición alimenta moderados debates entre fervientes castristas y detractores, que esperan pocos cambios tras una elección en la que no participan directamente. En marzo, los cubanos fueron convocados para elegir la Asamblea Nacional, de la cual saldrá el nuevo presidente. Pero los 605 candidatos para igual número de escaños fueron seleccionados de antemano por asambleas municipales y organizaciones afines al régimen.

Sin embargo, esta será la primera vez que el presidente cubano no llevará el apellido Castro, no formará parte de la generación "histórica" de 1959, no vestirá uniforme militar ni será el primer secretario del PCC.

Si es elegido, Díaz-Canel podrá suplir su déficit de legitimidad histórica con el apoyo de Raúl Castro, quien se encargará de cerrar las filas de la vieja guardia, vista como un freno para realizar reformas más ambiciosas.

En la víspera de la histórica sesión de la Asamblea Nacional, el ambiente que se respiraba ayer martes en las calles de La Habana era de total normalidad, con los cubanos afanados en su rutina diaria.

La situación económica, la vivienda, el transporte, e incluso la burocracia y la corrupción aparecen entre las preocupaciones que señalan algunos cubanos cuando se les pregunta por las principales necesidades que debería resolver el nuevo presidente. Los más jóvenes confían también en que mejoren las condiciones para el acceso a las nuevas tecnologías.

La mayor preocupación de los cubanos, de todos modos, es la economía en crisis, que sigue siendo un tercio más pequeña que en 1985 cuando recibía subsidios de su aliado, la Unión Soviética, según el execonomista del Banco Central de Cuba, Pavel Vidal.

Más de dos tercios de los cubanos trabajan en un ineficiente sector estatal, ganando como promedio mensual 30 dólares, aunque la educación y la salud son gratuitas, y algunos alimentos y la vivienda subsidiados compensan los bajos salarios en cierta medida.

Los beneficios de la apertura económica se han concentrado en el sector de servicios privados en las ciudades, especialmente La Habana, donde las mejores relaciones con Estados Unidos impulsaron el turismo.

La economía ha crecido como promedio un 2,4% por año en la última década, según estadísticas oficiales. Y el gobierno dijo en el 2014 que era necesaria una expansión anual de al menos un 7% para desarrollar el país.

En este marco, la nueva generación que asumirá el gobierno en Cuba tendrá otro desafío: hacer que marche un país de viejos.

Cuba tiene una de las poblaciones más envejecidas de América Latina: un 20,1% de su población tenía 60 años de edad o más al cierre de 2017, según cifras del Ministerio de Salud Pública.

Esa cifra representa a más de 2,2 millones de cubanos que ya pertenecen a la tercera edad y confirma el progresivo envejecimiento poblacional de la isla, uno de los grandes desafíos de la sociedad cubana y de su sistema estatal de salud.

El jefe del departamento de Atención al Adulto Mayor, Alberto Fernández, indicó que, de acuerdo a las previsiones oficiales, para 2020 los cubanos mayores de 60 años de edad serán el 21,5% y en 2030 el 30,3%.

Una proyección que no está muy lejos de la de Uruguay, también un país envejecido. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 casi el 20% de la población uruguaya tendrá más de 60 años de edad.

MICHEL DÍAZ-CANEL.

Heredero que asegura continuidad

Miguel Díaz-Canel (57), "número dos" del régimen cubano desde 2013, es el favorito para suceder a Raúl Castro. Díaz-Canel (Santa Clara, 1960) comenzó su carrera política en su ciudad natal, donde llegó a ser primer secretario del Partido Comunista de Cuba en los tiempos duros de la crisis de 1990, gestión por la que todavía es recordado.

Este ingeniero electrónico comenzó a despuntar tras ser designado ministro de Educación Superior (2009-2012), y en 2013, elevado al rango de "número dos" del gobierno de Raúl Castro, se convirtió en el primer cubano nacido después del triunfo de la Revolución en alcanzar ese puesto.

Forjado en las bases del PCC y con una trayectoria de ascenso sostenido y discreto, su "cercanía a la gente" y la "capacidad para estar donde haga falta" son sus principales cualidades, según declaraciones recogidas por EFE.

Pese a su discreción pública, a mediados de 2017 el grupo opositor cubano Estado de Sats publicó un video filmado en un encuentro con funcionarios del PCC donde Díaz-Canel se mostraba mucho más duro al criticar a Estados Unidos y denunciar la actividad "subversiva" de entidades extranjeras y medios alternativos cubanos.

Con Díaz-Canel presidente, se prevé una etapa de continuismo de las políticas de Raúl Castro, que en sus doce años de mandato (los dos primeros de forma interina por la enfermedad de su hermano Fidel) acometió un proceso de "actualización" económica e institucional en el sistema socialista cubano.

Con la desaparición de Fidel (1926-2016) y la salida de Raúl, concluye una era en la isla comunista, que desde 1959 siempre tuvo a un gobernante con ese apellido, algo que ya no se repetirá según asegura Mariela Castro, 55 años, hija del presidente.

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