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Bolsonaro pone a prueba código de honor de estar vacunado contra Covid que la ONU exige a los líderes

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Bolsonaro habla en un acto político. Foto: AFP
Brazil's President Jair Bolsonaro gestures as he delivers a speech during a ceremony to honor Brazilian military athletes who went to the Tokyo 2020 Olympic Games at the Navy Sports Headquarters in Rio de Janeiro, Brazil on September 01, 2021. (Photo by MAURO PIMENTEL / AFP)
MAURO PIMENTEL/AFP

ASAMBLEA DE PRESIDENTES

El presidente de Brasil, que oficialmente no está inmunizado, será el primer orador en la sesión inaugural de la Asamblea de la ONU. Bolsonaro impuso un secreto oficial sobre su registro de vacunas.

Bolsonaro habla en un acto político. Foto: AFP
Bolsonaro habla en un acto político. Foto: AFP

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es de los líderes mundiales que ha decidido viajar a Nueva York para participar en la asamblea general de Naciones Unidas pese a la pandemia. Pero a diferencia de la inmensa mayoría de sus homólogos en todo el mundo, el brasileño desprecia la eficacia de las vacunas. Bolsonaro, que tuvo covid-19 sin efectos graves, volvió a proclamar ante sus seguidores que no ha recibido la inyección. La ONU exige que todos los invitados a la gran cita anual de la diplomacia mundial estén vacunados, pero no va a pedir un certificado. Confía en un código de honor, la palabra de cada mandatario.

Ni el presidente de Brasil ni su equipo han explicado cómo resolverán el aparente conflicto con las normas impuestas con motivo de la pandemia. ¿Estará vacunado aunque no lo haya admitido? ¿Se vacunará antes de viajar a Nueva York? Lo que sí se sabe es que Bolsonaro será el primer orador. Como es tradición, el discurso del presidente de Brasil abrirá la solemne sesión, un privilegio que el país se ganó por su tradición de no alineado.

“Viajo el domingo, hago el discurso de apertura el martes y luego regreso”, proclamó en su alocución semanal por Facebook de la semana pasada.

Pese a que durante toda la epidemia el mandatario ha promocionado medicamentos ineficaces y un discurso antivacunas, los brasileños confían en las inyecciones y se están inmunizando a muy buen ritmo. El 37% de los adultos ha recibido las dos dosis; y un 69%, ya tiene la primera, pese a que la desidia del Gobierno federal, no de los Estados, lastró el inicio de la campaña.

La pandemia ha causado graves estragos en Brasil, el segundo país con más muertos detrás de Estados Unidos y el octavo en fallecidos per cápita. El coronavirus se ha llevado por delante las vidas de casi 600.000 personas y el 10% de los 210 millones de habitantes se ha contagiado.

Oficialmente Bolsonaro no está vacunado. El asunto es polémico entre otros motivos porque el jefe del Estado impuso hace muchos meses cien años de secreto oficial respecto a su cartilla de vacunación. La presión dentro del Gabinete era tan intensa que uno de sus ministros fue a inmunizarse a escondidas. Y una de las proclamas de Bolsonaro —”si te vacunas, te convertirás en cocodrilo”— triunfó. Protagoniza miles de memes y es el chiste más repetido en esta pandemia. Muchos fueron a vacunarse disfrazados del reptil.

Bolsonaro avisó que en su intervención va a explicar “las verdades de Brasil” pero sin detallar mucho más. Solo adelantó que mencionará un caso judicial que estas últimas semanas ha sido debatido por el Tribunal Supremo y que afecta de lleno a los derechos de los indígenas a reclamar las tierras que habitaron sus antepasados y, en consecuencia, al potencial de expandir los cultivos que tan lucrativos son para el sector agropecuario. Bolsonaro es partidario de priorizar la producción agrícola por encima de los derechos de los descendientes de los nativos y de su eficacia para proteger el medio ambiente y mitigar la crisis climática.

El Brasil de Bolsonaro se ha convertido en un villano ambiental por el aumento de la deforestación en Amazonia y la proliferación de incendios para expandir los pastos.

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