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"China no juega con las reglas de los demás"

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Alejandro Chafuen, economista argentino radicado en EEUU, preside Atlas Network. Foto: Darwin Borrelli.
Darwin Borrelli

ALEJANDRO CHAFUÉN

Es doctor en Economía, y director del Instituto Acton. Por más de 20 años fue CEO de la red Atlas, uno de los centros de estudio liberales más importantes del mundo, con ramificaciones en decenas de países.

Visitó Uruguay invitado por el Centro para el Estudio de las Sociedades Contemporáneas Abiertas (CESCOS) y la Universidad de Montevideo para hablar sobre el vínculo entre Universidades y los Think Tanks

—¿Qué es un "think tank" y que rol cumple en la sociedad?

—Son centros que se dedican a estudiar políticas públicas, y a promover aquellas que son más consistentes con las ideas de sus fundadores. Quizás en la historia uno podría decir que el primer "think tank" fue la academia del pensamiento de Platón, que era como una universidad. Es una institución más que ayuda a estudiar y a elaborar políticas públicas. Han venido creciendo de manera sostenida en EE.UU. en particular a partir de los 70. Y ahora vivimos como un nuevo empuje y consolidación. Siempre está el problema de la politización, y que las ideas políticas tuercen el debate, o que se busquen posturas que caigan bien a los donantes. Pero eso siempre ha pasado en el debate de las ideas.

—Con este auge de los "think tanks" empiezan también las visiones conspirativas, de un lado están quienes ven la mano de George Soros detrás de todo, (en Uruguay volcó fondos a la campaña por la marihuana, por ejemplo). Y del otro, la gente de izquierda que sobre todo en EE.UU. ve a los hermanos Koch como los grandes manipuladores del debate público. ¿Cuánto hay de verdad en esto?

Es una mezcla, como siempre, en los dos lados mezclan cosas ciertas con cosas que son exageración. A ver, Soros, el origen un poco de él es muy parecido al de muchos liberales. Pero luego hay un momento en que Soros se desencanta de la economía libre y empieza a ser más activista en otras agendas con las que se identifica más la izquierda. Pero hay temas en común, por ejemplo y pasando a hablar de los Koch, todo lo que es la reforma del sistema penal en EE.UU., donde se dan muchas injusticias, que tiene apoyo tanto de Koch como de Soros. Ambos también están a favor de una legalización de la droga. Los Koch deben ser la segunda empresa privada más grande del mundo, hoy deben tener una fortuna de unos 40 mil millones de dólares cada uno de los hermanos.

—En América Latina se ha hablado de una especie de operación orquestada desde EE.UU. para enfrentar a los gobiernos de izquierda, que algunos llaman el "Plan Atlanta". ¿Hay algo de cierto en eso?

¿Plan Atlanta? No existen esas conspiraciones, donde está todo planeado. Lo que sí hay es gente que se reúne y decide invertir recursos para lograr ciertos objetivos políticos y económicos. Koch pone énfasis en la economía libre, y eso enoja a la izquierda. Y Soros hace lo mismo con otras agendas. Cuando leo este tipo de análisis digo: "esto es cierto, esto no, esto es una súper mentira". Sería bueno que hubiera 20 Koch o Soros, con ideas distintas, ayudando a entender la realidad.

—El presidente Trump ha recurrido mucho a los Think Tanks para integrar su gobierno. ¿Cómo ve el presente de la gestión Trump.

Trump completó su gobierno con gente de ese mundo, mezclados con gente que lo apoyaron desde el inicio. Pero lo más importante, y que hasta los conservadores "nevertrumpers" han apoyado, es el proceso que se ha dado en materia de nominación de jueces. Trump pidió a la sociedad federalista y al Heritage que le aportaran una lista de jueces, y él los ha venido promoviendo. Para los liberales, este ha sido un paso fundamental. Y no piensen que es gente que le va a decir todo que sí al presidente. Ya ha habido decisiones muy contrarias al gobierno de estos nuevos jueces.

—China es el gran tema de fondo de la administración Trump. Muchos le elogian el haber puesto sobre la mesa las contradicciones del mundo occidental con China en materia de comercio. Pero el discurso proteccionista también genera inquietud ...

El comercio es muy bueno, pero comerciar con el partido Comunista chino, que puede decidir los precios, los términos de los créditos, que tantas veces está de los dos lados de la ecuación económica, eso no es bueno. No es libre mercado. Hay gobiernos de todo el mundo, incluso gobiernos supuestamente de izquierda de la región, como el de Lenin Moreno de Ecuador, que se han plantado ante China. Que te da préstamos que sabe que no podés pagar, y como contrapartida pide el embargo de la producción petrolera. Los que creemos que el comercio es una herramienta central para unir a los pueblos, vemos con peligro este proceso. La narrativa hoy, y la escuché hace 10 días del ministro de Comercio, Wilbur Ross, que no es un nacionalista ni derechista, es que muchas de las bajas de aranceles que hizo EE.UU. fue para estimular el crecimiento de países afectados por guerras o ayudar a países que eran muy pobres. Pero en muchos casos eso ha cambiado. Y la nueva palabra es "reciprocidad". Tenemos que ser conscientes que China no juega con las mismas reglas que los demás.

PERFIL

Académico liberal

Nació en Argentina y estudió en la Universidad Católica de Buenos Aires. Tiene un doctorado en Economía del International College de California. Ha integrado los consejos directivos de decenas de fundaciones y centros de estudio, lo que le ha permitido vincularse con la crema y nata del mundo político y económico de los Estados Unidos. En sus 20 años a cargo de la Red Atlas impulsó la creación de decenas de centros de estudio en América Latina que buscan defender el concepto de libertad política y económica. Ha sido columnista de diversos medios, desde La Nación de Argentina al Wall Street Journal. Desde 1980 es miembro de la prestigiosa Sociedad Mont Pelerin, fundada por Friedrich Hayek, y que fue presidida por el uruguayo Ramón Díaz.

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