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Tras 55 años, se logró expropiar solar donde estaba la casa natal de Artigas en Ciudad Vieja

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Casa que se encuentra en el solar donde nacio Jose Gervasio Artigas. Foto: Leonardo Mainé

ESQUINA DE COLÓN Y CERRITO

La Junta Departamental de Montevideo aprobó la expropiación del inmueble que allí se encuentra, cerrado y abandonado. Se le ofrecerá a su dueño US$ 120.000.

En 1964, al cumplirse los 200 años del natalicio de José Artigas, el Parlamento sancionó una ley por la que se dispuso la expropiación del predio en el que estuvo ubicada su casa de familia en la Ciudad Vieja. La Junta Departamental recién aprobó el pasado jueves que el bien pase a manos del Estado, que pretende pagarle a su propietario unos US$ 120.000 para revalorizarlo y hacer allí un sitio que realce el ideario artiguista. El año pasado, el dueño del inmueble pedía por él unos US$ 170.000.

“El trámite sigue avanzando, quedan los últimos pasos para efectivamente tomar la propiedad y poder empezar el otro proceso del reciclaje, para hacerla utilizable y continuar con el proyecto de gestión. Ahora se le notifica el precio al dueño y si este lo acepta, pasa a escrituración y se terminó”, explicó a El País el alcalde del Municipio B, Carlos Varela.

“Si el dueño no lo acepta, puede discutirlo judicialmente y paralelamente nosotros tenemos que hacer una acción, que demora aproximadamente un mes, de toma de posesión. Esto es mientras se sigue discutiendo el precio. Pero la posesión ya es un hecho”, agregó Varela.

Pese a que el lugar fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1985, hasta el año pasado se encontraba disponible para ser alquilado o ser comprado.

José Gervasio Artigas nació el 19 de junio de 1764 en el entonces Virreinato del Perú del Imperio Español, siendo hijo de Don Martín Artigas, un miembro del Cabildo y capitán de milicias, y de Doña Francisca Antonia Arnal.

Si bien el lugar de su nacimiento ha dado lugar a discusiones durante décadas, se sostiene mayoritariamente que el prócer nació en Montevideo -y no en Sauce como han dicho algunos-, precisamente en la casa de sus abuelos paternos, en la intersección de las calles San Benito (hoy Colón) y San Luis (hoy Cerrito). Esta última calle era popularmente conocida como “De la fuente”.

Allí, donde durante muchos años funcionó un bar, hay una placa que recuerda este natalicio trascendental en la historia del país -colocada por la Junta Departamental- y la casa en la que Artigas vivió hasta su adolescencia, que fue derrumbada a comienzos del siglo XX.

El Municipio B quiere construir en este sitio un centro de interpretación del ideario artiguista y recrear visualmente lo que era el hogar de los abuelos del prócer. Varela dijo que no se descarta excavar en busca de los cimientos de la casa.

Juan Alberto Gadea, en su libro El ambiente hogareño donde nació Artigas (1974), señala que la propiedad tenía “tres piezas corridas bajo un techo de tejas y gruesas paredes de piedra”.

La casa donde nació José Gervasio Artigas. Foto: Archivo
Una de las mejores reconstrucciones de la propiedad de los Artigas fue la que hizo el pintor Federico Reilly. Foto: Archivo

La discusión histórica.

Cuando el prócer nació, el Sauce (donde su familia tenía una estancia de la cual se conserva una pequeña parte transformada en museo) era un paraje distante y al que se llegaba por complicados caminos. Por eso, muchos entienden que teniendo una casa en Montevideo, una mujer embarazada, en la antesala del invierno, no esperaría a su hijo “en medio del campo”, donde todo era menos accesible. El pequeño Artigas fue bautizado en Montevideo tres días después de su nacimiento, lo cual algunos consideraron un argumento válido para justificar el alumbramiento fuera de la capital.

A las 11 horas del 19 de junio de 2014, en la vereda de la propiedad ubicada en Cerrito y Colón, se descubrió una placa con la siguiente leyenda: “Hace 250 años aquí nacía el prócer de la patria José Gervasio Artigas. Homenaje de la Junta Departamental de Montevideo”.

Esta sencilla plaqueta revivió una vieja polémica sobre el lugar exacto del natalicio.

Al ser votado este homenaje en la Junta, dos ediles se pronunciaron en contra. Uno de ellos fue el colorado Tulio Tartaglia, quien fundamentó de la siguiente manera su decisión: “Voté en forma negativa porque esto, como muchos hechos de la historia, tiene varias lecturas. No hay unanimidad de criterios entre los historiadores de que Artigas efectivamente haya nacido allí, como sí se puede constatar respecto a otras personalidades que han nacido en determinados lugares físicos. Hay muchos historiadores -entre ellos una persona a la que yo le atribuyo mucho, el señor Carlos Maggi-, que establecen que Artigas no nació en Montevideo, dentro de los límites de la ciudad amurallada, sino en otro lugar, donde históricamente colocamos placas: la ciudad de Sauce”.

José Gervasio Artigas. Foto. Wikipedia
José Gervasio Artigas. Foto. Wikipedia

El entonces edil frenteamplista Dari Mendiondo se alineó a la tesis más difundida sobre el nacimiento de Artigas en Montevideo: “Es muy difícil creer que un niño haya nacido en Sauce, Canelones, y que en aquel entonces lo trajeran a la Ciudad Vieja para bautizar, sobre todo porque no había trenes, ómnibus, ni carruajes, sino carros y caballos”, sostuvo.

Una casa “que no era amplia ni bella”, pero sí cómoda

Según el libro El ambiente hogareño donde nació Artigas, de Juan Alberto Gadea, la casa familiar del prócer en la Ciudad Vieja -que tenía la vista del Cerro a sus espaldas- “no era amplia y tampoco podía llamársela bella, pero resultaba cómoda”.

En 1832, cuando le fue adjudicada a su hija primogénita Martina Antonia, la acción del tiempo ya había causado deterioro en la propiedad, pero mantenía todavía sus gruesos muros de piedra y su alargado techo de teja, a dos aguas, de aleros rasantes.

Construida en un solo cuerpo, la casa tenía una planta rectangular “de unas 18 varas de largo por 6 y medio de ancho” (la vara era una medida que equivalía a 83,59 centímetros); teniendo una altura de 3 varas hasta los aleros y de 5 hasta la cumbrera (remate del tejado).

En esa planta se encontraban tres piezas corridas, también con denominación propia en el lenguaje familiar: el “cuarto esquina”, “la sala” y el “cuarto dormitorio”.

Se mantenía interiormente la separación de ambientes mediante una divisoria de adobe. La sala, que no era otra cosa que el comedor, comunicaba a la calle por la puerta de entrada.

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