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No tenía patologías previas, pasó 27 días en el CTI y le ganó al coronavirus

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Abajo: Mario Guerrero y Valeria, su esposa. Arriba: Santiago, su hijo, y Mariana, su nuera.

ENTREVISTA

No fuma, no toma, no fue al exterior, no contaba con patologías previas y no está en el grupo de riesgo: tiene 49 años. Los médicos no le encuentran explicación al cuadro que presentó Mario Guerrero.

Mario Guerrero tiene 49 años. Está casado y tiene un hijo. Se dedica a vender productos congelados. No fuma, no toma.  Tampoco estuvo en el exterior de viaje. Ni tiene ninguna enfermedad preexistente. Solo una vida sedentaria en medio de largas jornadas laborales.

Es 22 de marzo, parece un día cualquiera, pero pasará a ser una fecha que nunca más olvidará. Está mirando la televisión con su familia cuando comienza a quedarse sin aire. Se ahoga. Desde hacía un par de días que venía sintiéndose mal, pero este fue el detonante. Llama al Casmu, lo vienen a atender y de inmediato se lo llevan para estudiarlo. Aún no es consciente de todo lo que vendrá. Le hacen una placa y horas más tarde ya se encuentra en CTI para enfrentar una dura batalla que lo hará tambalear entre la vida y la muerte. Mario tiene COVID-19.

A partir de ahí, vendrá una larga travesía hasta estos días que ya lo encuentran con una sonrisa: 27 noches en CTI (20 en coma inducido y siete consciente) y siete en cuidados intermedios. Está con internación domiciliaria desde el 26 de abril.

Ya tranquilo, desde su casa y aún intentando comprender lo sucedido, dialoga con El País.

De la emergencia a 27 días en el CTI

"Mi señora se sentía medio mal unos cinco días antes.  Yo también, dos o tres días después. Con un poquito de fiebre y agitándome. Ya después me empezó a faltar el aire y ahí decidí llamar a la emergencia. Me vieron y me trasladaron inmediatamente a la emergencia del Casmu. Me hicieron unas placas y el hisopado. Estuve casi una noche internado y al otro día me dijeron que me iban a sedar para hacer otros estudios y ahí partir de ahí no recuerdo más nada. Quedé en coma inducido y me desperté en 20 días", cuenta Guerrero. 

Pasaron tres semanas. Uruguay incrementó su cifra de contagios por COVID-19 y llegaron los primeros casos de fallecimientos por la enfermedad (hasta hoy van 17). Mario recién despierta. Está acostado. Lógicamente le duele el cuerpo. Y se enfrenta a los médicos. "Primero empiezan a ver cómo reaccionás a nivel neuronal: si sabés quién sos, qué actitud tomás. Yo siempre supe quién era, sabía que estaba en el Casmu, pero después medio que te empezás a entreverar. Escuchás ruidos en el CTI y la cabeza te empieza a trabajar", señala.

Aislado, sin información del exterior, a Mario le comunican la noticia de que había contraído coronavirus: "Ahí pensás... '¡Me tocó!', pero es raro también porque ya pasó el tema de la infección y en realidad no lo viviste porque estabas en coma".

"De a poco los médicos te van metiendo en ambiente, contándote cosas y ahí sí tenés el panorama mucho más claro. Te cuentan todo: qué fue lo que pasó, lo que te hicieron y lo que se viene", agrega y no deja de agradecer a los doctores y demás funcionarios del Casmu que "se portaron bárbaro".

De todos modos, aún no es consciente de la situación que está viviendo el país. Los médicos solo se refieren a su caso específico y no le cuentan más nada. Recién al séptimo día de estar despierto en el CTI, 27 días después de aquella noche en la que se ahogaba mirando la televisión, pudo estar con su familia: "Hablaba dos palabras y lloraba diez minutos", recuerda sobre ese primer reencuentro con sus seres queridos que de a poco sí comenzaron a ponerlo al tanto de todo lo que había ocurrido.

Mario Guerrero y su hijo Santiago.
Mario Guerrero y su hijo Santiago.

Sin explicación

Ni Mario ni los médicos le encuentran explicación al cuadro que presentó: "Es una de las grandes incógnitas que tienen ellos. Sin patologías, sin ser fumador ni tomador, cómo puede ser que me haya pegado tan fuerte siendo una persona sana. Están buscando una explicación lógica".

Pese a ello, reconoce: "Hace unos cuantos años que llevo una vida bastante sedentaria. Dejé de lado el deporte. Puede ser que por ese lado pueda haber afectado...".

Lo que sí tiene claro es que cuando regrese a hacer vida normal, le dedicará vital importancia a la actividad física: "No de alto impacto, pero sí aeróbico para abrir los pulmones".  

El contagio

Mario sabe que no estuvo en el exterior, pero no puede determinar dónde ni en que momento contrajo el coronavirus.

Sí lo sospecha: "En el trabajo de mi señora había dos o tres infectados y pensamos que pudo haber venido por ahí, pero el origen efectivamente no lo puedo saber".

Lo que viene

Mario ahora toma "un montón de pastillas" todos los días y también recibe "unos cuantos inyectables". Está haciendo la recuperación desde su casa y poniendo hincapié en la fisioterapia.

Ya hace dos semanas que está sin asistencia de oxígeno. Continúa con dolores "normales después de estar tantos días en CTI" y está dedicado a "trabajar los músculos nuevamente". "Tenés que volver a aprender a caminar", bromea.

En 30 días, tendrá que someterse nuevamente a varios estudios: "Tomografías y ecografías para ver cómo están los pulmones y los riñones para ver cómo sigue el tratamiento y ver cuándo voy a poder hacer vida normal".

De todos modos, es consciente que de aquí en más nada será igual: "Ahora te das cuenta de muchas cosas que antes no valorabas. La rutina me va a cambiar muchísimo porque voy a tener que seguir haciendo un tratamiento no sé por cuánto tiempo más. Ahora le empezás a dar corte a las cosas chicas y que te van llenando todos los días y dejando de lado los problemas laborales de lado que te afectan muchísimo".

Familia: su nuera tuvo que cuidar a los tres

"A Valeria, mi señora, la estaban tratando, pero no le habían dicho nada. Sí le habían mandado el hisopado, pero no se lo hicieron. Lo que pasa es que la trataron siempre en domicilio y justo se dio en el momento que había problema con los tests. Entonces no pudo saber si efectivamente tuvo o no coronavirus", relata.

Su hijo Santiago, en tanto, estuvo internado cinco días por una neumonía leve: "Le hicieron test, pero le dio negativo. Hizo la cuarentena y ahora está haciendo vida normal".

Mario destaca que en todo este proceso contaron con una ayuda fundamental: la de Mariana, la novia de su hijo. "Realmente se portó de novela y se hizo cargo de todo con nosotros tres enfermos", indica.

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