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Natalia Sandberg, la genetista que resolvió el caso de Lola y pudo cumplir un sueño

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Natalia Sandberg. Foto: Darwin Borrelli.
Natalia Sandberg, analista del Laboratorio de Análisis de ADN de Policia Científica, clave en el caso Chomnalez.
Darwin Borrelli/Archivo El País

TRAS CREAR UNA INNOVACIÓN

Con muestras de ADN logró llegar al hermano del asesino y así atrapar a Leonardo David Sena, de 39 años.

La licenciada en Ciencias Biológicas y genetista, Natalia Sandberg, toma un marcador de pizarrón y comienza a dibujar células, cromosomas, flechas y números en cuatro cartulinas marrones que pegó en la pared de su oficina. En poco más de media hora, le explica a un grupo de periodistas el proceso de investigación que utilizó para el caso de Lola Chomnalez y que le llevó más de dos años. Un proceso que implicó leer libros en inglés de genética y de software, consultar a colegas del exterior, idear planes hasta la madrugada, presentar varios informes a sus superiores y, sobre todo, frustrarse por el “borrón y cuenta nueva” cuando los resultados no eran los que esperaba.

Pero su motivación siempre fue clara: “Mi sueño es mirar a los padres y decirles que lo dejamos todo”. Por eso, en julio de 2020, a seis años de la muerte de la adolescente argentina, la genetista que encabeza el Registro Nacional de Huella Genética, decidió subir un escalón en el proceso y complejizar el sistema de investigación habitual para estudiar la patrilínea del homicida.

El registro fue inaugurado en diciembre de 2011, cuando se promulgó la ley 18.849 que habilitó la creación del laboratorio. Sin embargo, recién a partir de 2014 se empezó a generar el banco de datos con las huellas genéticas de cada una de las personas que cometen delitos, dado que fue en este momento cuando se adquirieron los equipos y el software Combined DNA Index System (Codis), creado por el FBI.

Actualmente son 83.000 los criminales que forman parte del banco de datos. La Policía toma una muestra de mucosa yugal -raspa la mucosa de la mejilla interna- de cualquier persona que es formalizada con o sin prisión y esta muestra es trasladada al laboratorio. Una vez allí, Sandberg y su equipo -compuesto por Sandra Sóñaro, Mariana Costabel y Lorena da Silveira- procesan la muestra en los equipos y obtienen un código alfanumérico que se carga a la base de datos. Por otro lado, también tienen muestras de ADN obtenidas en las escenas de los crímenes. En el caso de Lola, la muestra de sangre del agresor que se halló en la toalla y en el DNI. Si el sistema cruza el ADN relevado con el que se encuentra en el banco de datos, y da positivo, se genera un match. Es decir, se descubre que el criminal participó de algún otro delito. En caso negativo, el ADN queda latente.

Pero como la confrontación con el ADN del criminal que le quitó la vida a Lola siempre daba resultado negativo, Sandberg ideó otro plan: manipuló el sistema informático de una forma que no tiene precedentes en la región, e incluso que podría llegar a ser una novedad a nivel mundial. Optó por estudiar el cromosoma “Y” del ADN del asesino, el cual se hereda sin modificaciones de padres a hijos varones. En términos científicos, buscó una patrilínea en la base de datos. Para eso, diseñó una configuración de software que le permitía filtrar el cromosoma “Y” en la base de datos criminal. Esto arrojó varios resultados positivos (dado que se incluyen abuelos, primos y tíos que hasta pueden llegar a ser lejanos) y, frente a esta dificultad, Sandberg decidió realizar una nueva configuración de búsqueda para encontrar línea directa, es decir, padres, hijos o hermanos. “Y esto sí me llevó sudor y lágrimas”, cuenta.

El resultado arrojó que una persona compartía el 50% de similitud en el perfil genético, pero el cromosoma “Y” tenía algunas diferencias y esto llevó a que la genetista hipotetizara que se trataba de un medio hermano materno. Y efectivamente así fue. Este dato se descubrió hace tres semanas y toda la investigación siempre tuvo carácter reservado, ni los padres ni los abogados de la familia de Lola sabían de esto. A partir de esta información, la investigación pasó a manos de Fiscalía y finalmente se halló a Leonardo Sena (39).

Sandberg concurre todos los años, patrocinada por el Ministerio del Interior, a entrenamientos del FBI en Estados Unidos, pero nunca la habían capacitado para hacer una investigación como esta. “Sí sabía que a futuro las nuevas versiones del software, que estamos a años luz de llegar a tenerlas, tenían una funcionalidad para buscarle familiaridad a una muestra”. Y eso fue lo que ella imitó manualmente.

“La misma vocación que le pongo a este caso, se la pongo a otros, lo que pasa que no tienen prensa”, expresa la genetista que dice estar enamorada de su profesión. Desde que ingresó a la universidad, sabía exactamente que se quería dedicar a la genética forense. Se vio seducida por la criminología desde que era adolescente, a raíz de los libros y películas policiales y de detectives.

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