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A los tiros, fugaron con una camioneta policial y rehenes

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Camioneta policial que fue utilizada por los delincuentes para huir con unos $ 80.000 (en dólares y reales), en la que dejaron después a los rehenes. Foto. Nestor Araujo

Aceguá

Se llevaron maniatados a tres mujeres y un niño. El botín fue de $ 80 mil.

A las 20:30 del pasado miércoles el silencio clásico de esta villa fronteriza con Brasil se vio abruptamente alterado por un copamiento con toma de rehenes y el robo de un móvil policial de la Seccional 5ª, que acudió al lugar tras un llamado al 911. La camioneta fue utilizada por los ladrones para escapar con $ 80.000 (en dólares y reales), llevándose de rehenes y maniatados a tres mujeres y un niño, y dejando atados en la casa a un hombre y a otro menor.

Dos eran los delincuentes que llegaron caminando e ingresaron con fines de hurto a un comercio que se dedica a la venta de comestibles varios, pero cuyo propietario también cambia monedas extranjeras. El comercio está pegado a la casa de familia y a escasos 60 metros de la sede de la subcomisaría de Villa Aceguá, a pocas cuadras del límite seco con Brasil.

En la comisaría en ese momento había cinco efectivos de guardia con una camioneta Mitsubishi, pero los uniformados nunca imaginaron que en la misma cuadra de la seccional, extraños estaban cometiendo un audaz robo.

Sede de la subcomisaría de Villa Aceguá, Foto. Nestor Araujo
Sede de la subcomisaría de Villa Aceguá, Foto. Nestor Araujo

"Llegaron caminando y me preguntaron si tenía cigarros; les dije que sí, les entregué la caja y les comenté que eran 10 reales, se demoraron en pagar y hacían que buscaban el dinero en un bolso que tenían. Hasta que en determinado momento uno me encañona a mí y el otro y a mi compañera. A ella la llevaron directo al baño, y a mí el otro me empezó a pedir plata", dijo Sandra Peinado, esposa del propietario, una de las rehenes.

En ese momento había dos mujeres solas en el comercio: la dueña del local, Sandra, y una colaboradora.

Cuando los dos delincuentes les exigían el dinero, apuntándoles en la cabeza cada uno con un revólver, ingresó al negocio un confiado cliente, pensando que todo estaba bien. Pero se llevó una gran sorpresa cuando el delincuente se percató que afuera el hombre había dejado a su esposa y a dos menores de 13 y 3 años.

"Los ladrones le exigieron al hombre que la mujer y los niños entraran al almacén. Y ahí sí, nos ataron las manos y los pies", explicó Sandra. A mí me llevaron al cuarto, lo mismo pasó con los niños; otros fueron al baño, como la mujer del cliente y el hombre".

Los sujetos encerraron en distintas habitaciones de la casa a todos, al tiempo que la dueña les dijo que en una bolsa había dinero. "Extrajeron $ 82.000, más o menos", indicó.

Preguntaban en portugués y en forma violenta dónde estaba el dueño del negocio, pero al mismo tiempo sabían que había ido a jugar al fútbol.

"¿Y tu marido está en el fútbol? Bueno, ¡dame la plata, toda la que tengas! Estamos acá para matar a tu marido y a todos si no nos entregás la plata", dijo uno de ellos gatillando el arma en la sien de la dueña de casa. "Sabían que mi marido había ido a jugar el fútbol con amigos, es más que evidente que nos estaban controlando", dijo.

Mientras transcurrían los minutos, uno de los ladrones le acercaba chocolates al niño de 3 años para que dejara de llorar", dijo a El País Milton de los Santos, propietario del negocio.

Llamada a la Policía.

Un vecino vio por la ventana lo ocurrido y llamó a la Policía. De inmediato, el móvil de la subcomisaría llegó con cinco efectivos. Los ladrones —con la bolsa de dinero en las manos y las personas maniatadas—, al ver por la ventana a los uniformados, comenzaron a disparar al aire con sus armas. Al verse acorralados, exigieron las llaves del móvil policial bajo amenazas de herir a las personas que tenían bajo su poder, realizando entonces disparos hacia los policías actuantes, que accedieron al pedido para evitar males mayores. La Policía negoció pero cuando vio que había riesgo liberó la llave del móvil.

Seguidamente, huyeron llevando a las tres mujeres y a un niño de rehén, y dejando atado en la casa al cliente y a su hijo mayor. Los delincuentes fugaron por el denominado "Corredor de la mina", dejando abandonado el móvil con los rehenes atados dentro, a unos tres kilómetros aproximadamente del lugar, en territorio brasileño. Ninguno de los rehenes resultó lesionado, consignó el jefe de Policía de Cerro Largo, Wilfredo Rodríguez.

"Viendo el riesgo que corría la Policía, se retira del lugar dejando el móvil. Y los delincuentes se fugan en la camioneta oficial llevando los rehenes", comentó Wilfredo Rodríguez, jefe de Policía de Cerro Largo. "Minutos después, cuando todas las unidades estaban alertadas de lo ocurrido, incluso la Policía brasileña, utilizando la radio de la frecuencia policial, pidió ayuda y dijo dónde estaban ubicados, por lo que se acudió al rescate. Estaban todos bien", agregó Rodríguez.

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