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Otra rapiña mortal y estalla polémica por la inseguridad

Un dolor y una bronca inefables invadieron a familiares y a todo el barrio Ideal, ubicado dentro de Maroñas.

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GUSTAVO TRINIDAD

Julio César Curbelo (62) se había resistido a varios asaltos. En el último, hace un mes, lo habían baleado en el hombro. Luego de eso dijo que no se iba a resistir más, sobre todo para proteger a su sobrino que trabajaba con él. De nada le sirvió.

Ayer luego de entregar el dinero lo ejecutaron de un tiro. Un dolor y una bronca inefables invadieron a familiares y a todo el barrio Ideal, ubicado dentro de Maroñas.

Es el segundo comerciante asesinado durante una rapiña en 48 horas en Montevideo. En el Cerrito de la Victoria tres delincuentes mataron a un joven de 26 años la noche del miércoles 29.

Eran las 9.20 cuando dos hombres en moto pararon frente al almacén ubicado en Campoamor y Carlos Ferrés. Dentro estaba Julio, su sobrino y una clienta. Uno se quedó en la moto y otro, que llevaba un gorro tipo boliviano, apenas entró al local sacó un revólver de un bolso y encañonó al almacenero y a su sobrino.

Julio cumplió su promesa de no ofrecer resistencia y le dijo que tomara el dinero de su bolsillo. El delincuente estaba sumamente nervioso y blandía el arma constantemente.

Tomó unos $ 9.000 del bolsillo del comerciante y lo empujó. Cuando Julio cayó al piso lo ejecutó de un tiro en la espalda. Se apoderó de las llaves de la casa, la billetera del sobrino y también del ciclomotor de éste, una Hero Puch matricula SBU 156, en la que fugó.

De inmediato avisaron al 911 al tiempo que los tiros y los gritos de la clienta despertaban al barrio de lo que parecía una mañana tranquila. Llegaron patrulleros de la Seccional 16° y policías de Investigaciones.

Julio falleció cuando era trasladado en un patrullero al hospital Pasteur, habían pasado 40 minutos desde que el homicida pisó el almacén.

Algunos testigos que los vieron huir indicaron a los policías que eran caras conocidas de la zona y que los habían visto otras veces merodeando e incluso cometiendo arrebatos en moto. Apuntaron a un asentamiento sobre la calle Pantaleón Pérez a dos cuadras del almacén. En esa zona, la policía realizó un operativo y detuvo a varios sospechosos, pero al cierre de esta edición habían recuperado la libertad.

"Este es un barrio de trabajadores, tranquilo, pero estamos rodeados de malandras, drogados y lugares donde se vende pasta base. Los vemos andar descerebrados, capaz de hacer cualquier cosa", expresó Roberto con bronca e impotencia. "¿Qué se puede hacer con estos tipos? ¿Qué tenemos que hacer nosotros si vienen y nos matan por la espalda? No nos queda otra; tenemos que armarnos y matarlos".

"Era un vecino de muchos años en el barrio. Muy querido y todo el mundo sabe que ayudó a muchas personas cuando andaban mal económicamente. Lo hizo con muchas familias de del barrio, por eso ahora lo lloramos todos. Estaba todo el día trabajando en el almacén. Para él no existían vacaciones ni descanso. Lo único que hacía era trabajar", dijo Gabriela entre lágrimas en la puerta del almacén donde se agolpaban decenas de vecinos conmovidos .

EN EL CERRITO. La víctima de este barrio fue Diego Gerardo Ávila Vega que estaba atendiendo el salón que llevaba delante junto a sus padres en Juan Rosas y Chimborazo. Dos se quedaron en la puerta y uno entró. Diego le dijo que no le iba a dar la plata y el delincuente le dio un tiro en el cuello. Cuando su padre corrió al frente del local uno de los rapiñeros también le disparó pero sin alcanzarlo.

Los tres jóvenes de 16, 18 y 21 años que fueron detenidos minutos más tarde como sospechosos en la zona del Borro, recuperaron ayer la libertad.

Fuentes policiales dijeron a El País que al menos uno de ellos, que fue reconocido por el padre del joven asesinado, sigue estando en la mira de los investigadores, pero la falta de pruebas, como por ejemplo las armas usadas, por ahora ha jugado en contra de la investigación.

Los policías de Homicidios trabajaban intensamente anoche en los dos casos y no descartan allanamientos para hoy.

Sobrino : "La emergencia demoró dos horas en llegar"

Nosotros llamamos a la emergencia de la Unidad Coronaria Móvil y no venían. Lo tuvo que llevar un patrullero y como mi tío era gordo lo tuvimos que cargar entre cinco, no podíamos con él, ni tampoco como cargarlo porque no sabíamos si lo estábamos haciendo bien por las heridas. Cuando los llamamos les dijimos que era gravísimo, que se estaba muriendo y llegaron dos horas más tarde. Ahora estudiamos hacer una demanda porque pueden tener responsabilidad en la muerte por falta de asistencia. Los llamamos a las 9.30 y llegaron cerca de las 11.30. Cuando llegaron mi tío ya había muerto en el Pasteur. Incluso llamaron varios vecinos después y les pedían el numero de cédula".

Atraso no existió, hay registros

El gerente del Área Medica de la UCM, Jorge Díaz negó terminantemente la demora. "A las 9.39 recibimos el llamado, a las 9.42 salió una ambulancia, a las 9.45 recibimos un llamado del 911 cancelando nuestra ida porque ya era trasladado. A las 9.45 tuvimos otro llamado por una crisis nerviosa de una familiar. Nosotros no demoramos más de 7 minutos en llegar a cualquier parte de Montevideo. Todo esto está grabado en un sistema inviolable que tiene un control satelital de los móviles y grabación de todas las llamadas", explicó. Lo que los vecinos no sabían es que el 911 canceló la emergencia.

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