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Fiscal pedirá formalizar a un cabo por la fuga de Morabito

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Rocco Morabito.
Rocco Morabito.
Foto: Archivo

FISCALÍA INDAGÓ A DIEZ GUARDIAS

En tres años, la Fiscalía indagó a 10 guardias; hay responsabilidades varias.

La fuga del mafioso Rocco Morabitohabía sido alertada por un informe policial realizado un año antes. El documento fue elaborado por oficiales del entonces Departamento de Análisis e Investigaciones Penitenciarias en base a informaciones de inteligencia recogidas en el entonces Cárcel Central y entregado a las autoridades del Instituto Nacional de Rehabilitación el 6 de junio de 2018. Allí se relataba el modus operandi del escape que planificaba Morabito y sus secuaces.

El informe sostenía que, en el Piso 6, Morabito ofrecía US$ 80.000 a los policías que lo ayudaran a escapar. La oferta se realizó a través de varios reclusos, más cercanos a la guardia, agrega el material reservado al que accedió El País.

La fuga de Morabito y sus secuaces parece sacada de una película. Ocurrida el 23 de junio de 2019, ésta incluye las puertas abiertas del piso 6 de la exCárcel Central, la extracción de todo el sistema de filmación del penal dos días antes por parte de una oficial policial tras una supuesta orden del propio fiscal Lackner y un boquete que les permitió salir a los fugados a la azotea y de ahí a un apartamento vecino. Rocco Morabito, y otros dos sujetos salieron de la prisión a través de un boquete y huyeron por las azoteas. Un cuarto individuo escapó por una puerta de Jefatura. (Ver nota aparte)

Lo llamativo de la fuga no terminó ahí. En el momento del escape habían cuatro policías de guardia y un efectivo de la Republicana encargados de vigilar a Morabito. Se sabe que dos policías se encontraban en el primer piso de la ex Cárcel Central. No trascendió la ubicación de los otros tres efectivos. Es decir, ninguno de los custodias estaban donde debían estar. Los investigadores sí constataron que no había ningún policía en el Piso 6 del Centro de Ingreso cuando se produjo de la fuga. Es decir, las celdas estaban abiertas y no había guardias en la zona donde estaban alojados los presos más peligrosos del penal que aguardan una extradición a otro país.

El entonces fiscal de Corte, Jorge Díaz, dispuso que dos fiscales se encargaran del caso: el fiscal Ricardo Lackner, que tiene competencias sobre supuestos hechos de corrupción, investigaría todo lo ocurrido dentro de la cárcel previo al escape. Y el fiscal Rodrigo Morosoli debía indagar aspectos vinculados a la salida a la azotea de los reclusos, el posterior ingreso a un apartamento y el robo de dinero a su propietaria.

Lo que sigue también parece sacado de una película de acción. Lackner se estableció en una celda junto con su equipo y policías de Asuntos Internos. En una silla se sentaba un guardia carcelario que estuvo en el momento de la fuga. La fuerte luz de una filmadora -si, los interrogatorios fueron filmados- iluminaba la celda dándole un aire surrealista.

Es decir, en un hecho inusual, la ex Cárcel Central se convirtió en un anexo de la Fiscalía ya que esas instalaciones, que funcionaron como celdas de un centro penitenciario, pasaron a ser salas de audiencias.

Mediante el procedimiento antes descripto, Lackner y su equipo indagó primero a 15 guardias. Luego, el fiscal o sus ayudantes hacían un recorrido con los policías para reconstruir todos los pasos que dieron en la noche de la fuga del mafioso y sus secuaces. Por eso las indagatorias duraron tres horas cada una. Dos años después del escape, el 21 de mayo de 2021, Rocco Morabito fue capturado en un hotel de Paraiba Brasil.

A tres años de la fuga, Lackner encontró suficientes elementos como para solicitar al Juzgado Especializado en Crimen Organizado la realización de una audiencia de formalización contra uno de los guardas cárceles, afirmó el director de Comunicación de la Fiscalía, Javier Benech.

Ahora, el Poder Judicial cuenta con un plazo de 20 días para fijar la audiencia,

Según supo El País, el imputado es un cabo y se le pretende tipificar un delito vinculado a la corrupción. Estos podrían ser cohecho (coima), facilitar la fuga de un detenido y omisión de deberes consustanciales del cargo.“En la fuga de Morabito hubo todo tipo de delitos. También existió responsabilidad de los mandos superiores de la entonces Cárcel Central”, dijo una fuente del Ministerio del Interior a El País.

¿Por qué recién ahora se solicita la formalización de uno de los guardias carcelarios?

Según las fuentes, las respuestas a esa pregunta podrían ser dos: una estrategia de Lackner para obtener más información, ya que la formalización sacudirá a todo el entorno de este policía y el de sus compañeros carcelarios y, la segunda, se trata de una decisión ya de índole política. Transcurrieron tres años de los hechos, hay presiones desde medios de comunicación por la demora en esclarecer la cinematográfica fuga y la formalización quiere trasmitir que se está trabajando.

El mafioso, sus secuaces y una búsqueda policial intensa

Rocco Morabito fue detenido en Uruguay en septiembre de 2017 y se encontraba en ese centro de reclusión a la espera de ser extraditado a su país, Italia. El fiscal Luis Pacheco dijo a el País que había salido la sentencia de extradición de Morabito en primera instancia y en segunda instancia, pero “la defensa interpuso ante la Suprema Corte de Justicia el recurso de casación y era lo último que faltaba”.

Morabito y tres reclusos se encontraban en arresto administrativo alojados en Cárcel Central. Junto a Morabito los otros tres presos fugados fueron: Leonardo Abel Sinopoli Azcoaga, detenido por un delito de falsificación de documento y hurto, a solicitud de la Justicia de Brasil; Matías Sebastián Acosta González, a la espera de su extradición a Brasil; Bruno Ezequiel Díaz, detenido por un delito de homicidio a solicitud de la Justicia de Argentina”, indicó el Ministerio del Interior.

Tres personas resultaron formalizadas por dar cobertura a los fugados.

Morabito almorzaba con “el cuini” en la cárcel

Otra situación que tiene ribetes cinematográficos es como las anteriores autoridades de Cárcel Central permitían que dos “pesos pesados”, el mafioso italiano, Rocco Morabito” y el mexicano Gerardo González Valencia, alias “el Cuini”, almorzaran juntos. González Valencia era acusado por Estados Unidos de narcotraficante. La advertencia sobre esa convivencia la señaló el extinto ministro, Jorge Larrañaga. ”Se está substanciando una investigación sobre los contactos entre Morabito y González Valencia”.

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