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ANEP estima que las escuelas uruguayas perderán una cuarta parte de sus alumnos para 2030

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Alumnos en clase. Foto: Fernando Ponzetto.
Escolares - Escuela 17 Brasil, ubicada en Av. Brasil 2963, centros de enseñanza publica en Montevideo, ND 20161110, foto Fernando Ponzetto
FERNANDO PONZETTO/ARCHIVO EL PAIS

DEMOGRAFÍA 

El informe da cuenta del impacto que tendrá la caída de los nacimientos en el país, pero también asegura que "se abre un período de ‘bono demográfico’ que brinda importantes oportunidades".

Dentro de ocho años -cuando Uruguay celebre el bicentenario de la jura de su primera Constitución-, la escuela uruguaya habrá perdido a la cuarta parte de su población. Así lo estima un informe de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) que da cuenta del impacto que tendrá la caída de los nacimientos en el país.

En Uruguay nacen cada vez menos niños. Ya dejó de ser una novedad, al punto que el último año se registraron unos 12.000 nacimientos menos que los observados hace cinco años. La caída es tan pronunciada que fue uno de los elementos más debatidos por la comisión de expertos que estudió una reforma de la seguridad social: ¿cómo sostener un sistema jubilatorio en una país que tendrá cada vez menos trabajadores activos?

Pero en lo que unos ven un problema, la educación uruguaya podría tener una oportunidad. “Se abre un período de ‘bono demográfico’ que brinda importantes oportunidades de generar mejoras en la calidad de la enseñanza, ya sea ofreciendo más tiempo pedagógico, reduciendo la cantidad de alumnos por grupo, o brindando estrategias focalizadas de aprendizaje necesarias para el desarrollo de cada niño”, concluye el informe elaborado por los técnicos de ANEP, del Programa de Población de la Universidad de la República, del Fondo de Población de Naciones Unidas, que ayer fue presentado en la sesión de las autoridades educativas.

Los reclamos de algunos docentes sindicalizados dieron un giro en menos de 20 años: pasaron de las quejas por el tamaño de grupos (en 2002 había un promedio de más de 27 alumnos por clase y ahora son 22) a las manifestaciones por el cierre de grupos. Y si bien estas disputas están atravesadas por el debate presupuestal, el nuevo informe de ANEP da a entender que la marcha poblacional será cada vez más protagónica.

Un ejemplo: cada grupo de Primaria tiene, en promedio, 22 alumnos. Si se mantiene la misma cantidad de grupos que existen hoy, para el año 2030 habrá, en promedio, menos de 18 estudiantes. Pero tomando los mismos datos, las autoridades podrían definir que los grupos sigan siendo de 22 alumnos, lo que supone el cierre de más de 2.000 grupos para el fin de esta década. Otra vez: el límite entre la oportunidad y el problema depende del lugar desde el que se mire.

Proyecciones.

Cualquier población crece o decrece en base a tres factores: la cantidad de personas que nacen, las que mueren y las que migran. En Uruguay son muy bajas las cifras de fallecimientos de niños y adolescentes. En Uruguay la cantidad de pobladores que se van del país y los que entran nuevos tienden a compensarse. Y en Uruguay, como ya se dijo, nace cada vez menos gente. Tanto menos que el “nuevo descenso será mucho más intenso (que el observado en Primaria entre 2007 y 2017) y se extenderá más allá de 2030”, advierte el informe de ANEP.

Como casi todos los niños en edad escolar están inscriptos y como la repetición es más baja que en el liceo (eso hace que los alumnos fluyan más rápido), las proyecciones indican que en educación inicial y Primaria será donde más se note la reducción.

Para 2030 habrá unos 62.000 niños menos en la escuela y unos 64.500 menos en inicial. En este último caso la reducción no es todavía mayor porque los demógrafos estiman, al comparar lo que sucede en otros países y por cómo marcha la fecundidad en Uruguay, que a partir del año 2028 habrá una recuperación de población.

En la educación media el impacto será más moderado. Según el estudio presentado ayer ante el Codicen, los liceos y UTU registrarán una nueva pérdida de estudiantes a partir de 2029. Ocurre que ese año estarán en edad de ingresar a ese ciclo educativo los niños que nacieron en 2016. Ese descenso, que sería más fuerte que al que ya tuvo el ciclo básico en la última década, “podría extenderse hasta mediados de la década de 2030”.

Los bachilleratos están recién padeciendo ahora la caída de natalidad que se había dado hace unos 15 años. Así que, en el corto plazo, estiman los técnicos, seguirá cayendo, recuperará parte de su población en 2028 y volverá a caer luego de 2033. Pero en este ciclo educativo, a diferencia de los que pasa en Primaria en donde la cobertura es universal, “todavía existen posibilidades de mejora”, destaca el informe.

La educación media superior tiene chances de mejorar sus cifras de abandono estudiantil y el tránsito de los alumnos. Tanto es así que, entre las metas que se fijó la ANEP para la actual administración se pretende que el porcentaje de jóvenes que asistan a la educación obligatoria pase del 89% al 95% antes de 2025.

Tensiones.

La broma popular dice que “a Uruguay todo llega tarde”, y esa puede ser una ventaja. Porque la caída de los nacimientos y su impacto en las escuelas es un proceso que ya transitó buena parte de Europa. España, de hecho, está atravesando ahora mismo el cierre de colegios por falta de gente.

Uruguay atravesaba una fuga de estudiantes del sector privado antes de la pandemia. Y la emergencia sanitaria la agravó. La educadora Zózima González sabe de ello, porque en 2019 tuvo que cerrar el liceo del colegio Jean Piaget que dirigía.

“Lo económico sigue siendo determinante en los criterios de los padres para elegir a dónde envían a sus hijos”, explicó González, quien integra la comisión pedagógica de la Asociación de Institutos de Educación Privada que presidió durante seis años. En ese sentido, agregó: “hoy se ve el desplazamiento de colegios caros a más baratos, y hay una reducción sensible de grupos. La estructura se ajustó”.

Por más que la torta sea cada vez más chica, González es optimista y estima que la reducción de la población no agravará la competencia entre colegios. Porque a su entender “a los colegios privados, al ser instituciones chicas, les es más fácil introducir cambios”. En cualquier caso, reconoce, “lo más difícil es trabajar en base a la incertidumbre de qué pasará”.

En este sentido, uno de los propósitos del estudio de ANEP fue validar un método para estimar con regularidad la matrícula estudiantil y así facilitar la toma de decisiones. Porque la escuela uruguaya ya está cambiando su tamaño.

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