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WeWork apunta a la región y a grandes empresas

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Río de Janeiro. WeWork Ipanema, frente a la icónica playa puede cotizarse en US$ 500. (Foto: Gentileza WeWork)

Negocios

El coworking representa entre el 8% y 10% del espacio de un local de WeWork, el resto se sustenta en oficinas privadas con un esquema tipo club, donde se paga una membresía por el espacio para una empresa

Crecer de la mano de grandes empresas es la estrategia que está desplegando la compañía de espacios compartidos de trabajo WeWork. Fundada en 2010 y con sede en Nueva York, la firma comenzó captando el interés de emprendedores y jóvenes con una visión diferente del balance vida-trabajo a la que tienen sus padres. Ese espíritu startup continúa, pero el siguiente paso está en la captación de gigantes, como ya ha hecho con Amazon, PepsiCo, Santander o Manpower.

La explicación está en el propósito de generar un cambio «macro» en la cultura de trabajo, afirmó desde México Carol Pérez, head of Public Affairs de WeWork Latam. Es que mientras existe una preocupación generalizada respecto al impacto de la automatización y la digitalización en el empleo, «para nosotros el futuro del trabajo es la cultura laboral», argumentó.

El viraje de la compañía al sector «enterprise» ya comenzó: hoy el coworking representa entre el 8% y 10% del espacio de un local de WeWork,firma valorada en US$ 42.000 millones. El resto se sustenta en oficinas privadas con un esquema tipo club, «en donde pagas una membresía y puedes trasladar a todo tu equipo o compañía y nosotros hacemos la parte de los Recursos Humanos», explicó Pérez.

En sus espacios, WeWork despliega un equipo de hospitalidad para asistir a los miembros ante cualquier necesidad. Además, cuenta con una app interna («una mezcla de Facebook y LinkedIn») que permite interactuar entre sí a los inquilinos (vecinos del mismo edificio o colegas de la red en otra ciudad) o con los anfitriones para pedir servicios.

En el mundo, WeWork tiene 401.000 miembros pagadores en 100 ciudades, según publicó The New York Times. En la región, la membresía cuesta en promedio US$ 350, aunque la tarifa varía según la ubicación.

WeWork Ipanema (situado frente a la icónica playa carioca) puede cotizarse en unos US$ 500. Claro que para empresas grandes (con al menos 1.000 colaboradores) el costo bien puede valer la pena ya que, según WeWork, se logra un ahorro de 30% en los gastos operativos.

Entonces, mientras las startups alquilan mes a mes por lo imprevisible de sus proyectos, las corporaciones alquilan con un horizonte de dos o tres años. En la región, «más del 45% de los clientes son enterprise, mientras que alrededor del mundo el promedio es entre 25% y 30%», comparó la vocera.

De largo plazo

Los planes de la empresa apuntan a una expansión, también en América Latina. En la región, WeWork tiene presencia en 11 ciudades de seis países, donde gestiona 47 espacios. Sobre los próximos destinos, Pérez indicó que se está negociando para ingresar en otros dos mercados a nivel de los países donde ya está operando. De momento, no se instalarán en Uruguay, en donde sí tuvieron un equipo de tecnología con 14 personas, que luego fue relocalizado en Silicon Valley y Nueva York.

«Siempre para entrar a un mercado intentamos crear comunidades que tengan como mínimo 1.200 o 1.500 personas», destacó Pérez. Una vez instalada, la empresa puede «flexibilizar» su oferta, diversificándose con espacios en edificios más pequeños y en diferentes zonas para atender a clientes de distintos perfiles.

Para sumar variedad a su propuesta, WeWork lanzó Powered by We (asesoramiento, diseño y operación de espacios de trabajos para empresas que ya tienen su locación o alquilan a un tercero) y HQ by We, dirigido a clientes medianos que quieren imprimir el mismo «look and feel» a varios locales.

Las expectativas de crecimiento trascienden los últimos resultados financieros de la firma. WeWork reveló el lunes 25 que sus pérdidas se duplicaron en 2018 a unos US$ 1.900 millones, pese a que sus ingresos también se duplicaron a US$ 1.800 millones. Los principales directivos de la compañía no se amilanaron por el revés. «Podemos, si lo decidimos, moderar nuestro crecimiento y ser rentables. Pero es un momento para seguir acelerando», dijo Artie Minson, presidenta de WeWork, a The New York Times.

Enero fue un mes agitado para la empresa, en tanto recibió una inversión de US$ 2.000 millones del grupo japonés SoftBank, y poco después anunció que desarrollará dos nuevas unidades de negocio: WeLive (coliving) y WeGrow (una escuela experimental), creando así The We Group.

Ambos proyectos están dando sus primeros pasos en EE.UU. pero la intención a futuro es introducirlos en la región. Pero, para ello, se necesita «más apertura» para aceptar estos modelos alternativos. «Son proyectos a muy largo plazo», cerró Pérez.

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