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Granja holandesa vende los primeros huevos producidos sin emitir CO2

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Fundadores. Aseguran reducir un 90% las emisiones y compensar el otro 10%.

MUNDO

Proceden de gallinas blancas que consumen menos alimento, producido en base a desechos.

Fundadores. Aseguran reducir un 90% las emisiones y compensar el otro 10%.
Fundadores. Aseguran reducir un 90% las emisiones y compensar el otro 10%.

A partir de energías limpias, gallinas blancas y una alimentación procedente de desechos, la avícola holandesa Kipster asegura haber producido el primer huevo sin emitir un solo gramo de CO2.

«Hace tres años nos propusimos invertir en un nuevo concepto de granja» explicó uno de los cofundadores de Kipster, Ruud Zanders. La granja, situada en el sur de Holanda, produce huevos de gallinas ponedoras blancas, de raza Leghorn, «más eficientes», según Zanders, ya que «necesitan menos recursos y menos alimento que otras razas para producir la misma cantidad de huevos».

El segundo paso hacia la producción de un huevo libre de CO2 es el uso exclusivo de energías renovables, para lo que la firma cuenta «con cerca de 1.100 paneles solares para abastecer de energía a la granja y el sobrante lo vendemos fuera», detalló Zanders.

Por último, el tercer elemento es el aprovechamiento de desechos de la industria alimentaria para el alimento de las aves, a partir de «excedentes de cosecha no aptos para el consumo humano y que nosotros sí podemos dar a nuestras gallinas, como cereal procedente de la industria del aceite vegetal», añadió.

Con estos tres avances, los fundadores aseguran reducir las emisiones de CO2 de sus huevos en un 90%, y el restante lo compensan «con inversiones en proyectos de energía solar y reforestación».

Una ración creada a partir de residuos alimenticios es lo que, según el científico de la Universidad de Wageningen, Bram Bos, podría servir de modelo a otros productores ya que se trata de un alimento «que no hace uso de la tierra disponible y por tanto su impacto en el cambio climático es menor», aseguró.

Este mismo avance es también la principal limitación del modelo que propone Kipster, ya que «el volumen de desechos que haría falta para alimentar a las gallinas ponedoras es mucho más del que hoy está disponible», agregó.

Bos consideró además, que este es «un problema global», por lo que por ahora no se puede pensar en una solución aplicable a toda la producción de huevos de un país.

La otra desventaja que ve Bram Bos tiene que ver con el precio: con un costo de entre 23 y 24 céntimos de euro, estos huevos son un 50% más caros que los estándar. «Queda mucho camino por recorrer hasta lograr una gran producción a este precio, porque hay mucha gente que todavía no está dispuesta a pagar tanto por un huevo», explicó el experto.

Según defiende Ruud Zanders desde Kipster, los huevos de su empresa son más baratos que los ecológicos porque éstos últimos utilizan maíz más caro y de buena calidad, «nosotros damos de comer a nuestros animales con alimento apto para el consumo humano».

Tras el proceso de producción, el empaquetado de los huevos se realiza en cajas de fécula de papa, un material más sostenible que el cartón habitual, y éstas se trasladan al centro de distribución de un supermercado que desde el pasado mes de octubre comercializa sus huevos en exclusiva en Holanda. 

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