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Uruguay 2019 – los asuntos a encarar

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Pendientes. Foto: Pixabay

OPINIÓN

2019 será un año de campaña electoral y eso nos moviliza. Las redes sociales arden. Partidarios del gobierno y opositores todo lo transforman en territorio de disputa. 

No obstante, desde la academia es importante poder “bajar la pelota al piso” y hablar de los problemas reales y los posibles caminos de solución.

Los problemas. ¿Cuáles son los principales desafíos que tenemos por delante? En cualquier listado figurarán primero temas como la inseguridad, el empleo y la competitividad, la educación, la fragmentación social y las cuentas públicas, deuda e inflación.

Claro, estamos inseguros porque la sociedad se ha fragmentado. Estamos con dificultades en la educación. A la vez, como la educación no va bien, nuestra fuerza laboral no está capacitada, la productividad no mejora y el empleo de calidad no se desarrolla. Sin empleo de calidad, hay cada vez más fragmentación social. Para desarrollarlo necesitamos inversión y apertura al mundo y eso requiere equilibrios macroeconómicos, investment grade, inflación baja. Parece un gran círculo vicioso.

La producción tradicional (los tan criticados commodities) tiene dificultades para desarrollarse e insertarse en el mundo, porque los costos son altos, pero, por otra parte, los procesos de alto valor agregado (la alternativa a los commodities) no se instalan en nuestro país, por los costos, las dificultades para conseguir personal capacitado y productivo y los obstáculos para acceder a los mercados de volumen.

Costos para producir. ¿Uruguay será de ahora en más un país caro, porque hemos dado un salto en desarrollo? ¿O el problema de costos se debe a la política macroeconómica, que ha financiado el déficit fiscal con deuda, tarifas altas e impuestos?

Si pensamos que el país será caro, la consecuencia es que deberá atraer procesos de alto valor y de clase mundial, lo cual requiere productividad, educación, infraestructura: no es un proceso rápido. Mientras, algo habrá que hacer también por el lado de los costos, pues pesan demasiado en la producción.

Además, con estos resultados fiscales, algún ajuste macro es inevitable, con estas tarifas no se puede seguir y la deuda terminará por ser insostenible. Pero la otra cara de la moneda son los aspectos micro: la infraestructura más eficiente, las relaciones laborales, los servicios públicos. También, el acceso a mercados y la capacidad para radicar inversiones, lo cual nos lleva a los temas de relaciones internacionales, seguridad jurídica y de vuelta a la macroeconomía.

En conclusión, ordenar la macro parece inevitable, pero las reformas no deben quedarse ahí. Será necesario reformar la estructura de servicios públicos y los procesos del Estado para mejorar su eficiencia, bajando los costos.

Algunos temas estructurales. Hoy está en la picota Ancap, que además de incidentes del pasado tendrá problemas estructurales mirando al futuro: el mercado de los combustibles estará en cambio por los próximos 10 o 15 años, con el transporte eléctrico; los combustibles pesados serán reemplazados por el gas y la refinería tendrá problemas para que su producción encaje con la demanda. Habrá que tomar decisiones estratégicas y no pueden ser por el lado de la tarifa: necesitamos combustibles competitivos.

La electricidad está cara, también. Se superaron los problemas de la seguridad de suministro y se diversificó la matriz, pero no se hizo más económica la tarifa.

El acceso a mercados es también algo crítico. Solo por mencionar un ejemplo, Nueva Zelanda, nuestro principal competidor en lechería, ingresa con mucho mejores condiciones a Asia. El Mercosur está cambiando, puede ser para mejor o para peor, pero es un proceso del que no podemos estar ajenos.

La inserción internacional y el perfil productivo. Como mercado, el Uruguay no es atractivo. Los complejos productivos actuales tienen escalas enormes y buscan llegar a millones de consumidores. Por lo tanto, si radicamos inversiones, es para exportar a mercados regionales o globales y esos mercados tienen que ser accesibles sin obstáculos.

Los rubros donde podemos competir se pueden dividir en dos grupos: los relacionados con el agronegocio y la agroindustria, con escala y competitividad global; y algunos servicios, como el turismo o la logística, con alcance regional. En ambos grupos, es esencial abrir mercados y expandir el alcance, una agresiva política comercial del país. Los tan temidos acuerdos comerciales son imprescindibles para aumentar la llegada de nuestras cadenas agroindustriales. También para desarrollar el mercado de servicios.

Existen también otros nichos. Están las tecnologías de información y los servicios globales: ya una realidad donde nuestro país está posicionado. Tal vez en el futuro, podrán existir las biociencias, la ciencia de datos o los servicios medioambientales, pero hay que invertir para que se desarrollen. Por otra parte, los servicios profesionales se están globalizando: arquitectos, ingenieros, productoras audiovisuales, diseñadores o comunicadores trabajando para el mundo. Tenemos una buena plataforma de Internet y un buen posicionamiento en tecnologías de la información. Seguir fomentando la innovación y fortalecer el desarrollo de talento de alto nivel es clave. Otra vez, educación y productividad.

Conclusión. Ordenar las cuentas públicas, encarar la reforma educativa y de las grandes empresas públicas, ser agresivos con la innovación y la inserción internacional, requiere de una acción decidida, de cara al futuro. Ojalá 2019 pueda ser el año donde se miren los problemas frontalmente. Lo que haya que hacer tiene costos, de un tipo o de otro, pero abrirá también oportunidades. Una sociedad madura debería poder mirar a los problemas a la cara, discutir las posibles soluciones y sus costos y avanzar en un rumbo de mejora y crecimiento.
(*) Director de UCU Business School

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