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Popularidad amenazante, impopularidad inexplicable

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BCU
Bloomberg News - URUGUAY CENTRAL BANK BUILDING - FA - Uruguay's Central Bank Building is pictured in Montevideo, Uruguay in February 2006. Photographer: Marcos Issa/Bloomberg News - Montevideo - Uruguay - MARCOS ISSA - MIS/SH
MARCOS ISSA - Bloomberg News/Bloomberg News

Opinión

Se extinguía el año 2001 y a partir de un trabajo sobre la implantación de instrumentos financieros para el mercado de valores, tomé conciencia de la vulnerabilidad del mercado de capitales. Una mirada distinta a los involucrados directos. No era tan difícil advertir lo que venía.

Un ex ministro, años más tarde reconocía que, a pesar de la devaluación de Brasil en 1999, la coyuntura electoral sumado a la inflexibilidad política y la crisis en Argentina, nos arrastró a un desastre en la competitividad por subestimación de los impactos externos.

Salvedad.

Aquel impacto hizo reaccionar al Gobierno y sistema político para dar viabilidad a las medidas de blindaje del sistema financiero e instrumentos de mercado, que había costado incorporar (1).

Diversos estudios señalaban la alta dependencia regional, situación que en los últimos años cambió, pero, algunos frentes de vulnerabilidad no se han eliminado. Vamos a referirnos a lo que ha sostenido el BCU en el marco de la realidad global y de nuestros vecinos y su impacto en la competitividad de muchos sectores.

Criticar al BCU no es usual, tiene costos y riesgos, sobre todo porque el desempeño del organismo, medido con los estándares de gestión pública, es de los más altos. Su actividad tiene muchas relevancia y lleva a insistir en un cuestionamiento puntual de lo que entendemos es propio del talante banco centralista, que prioriza la estabilidad de precios y la volatilidad de los mercados, frente a cualquier otro objetivo.

No queremos ser críticos ni complacientes, pero es claro que las decisiones del BCU no generan atractivo para el público, aunque goza de un prestigio que no pretendo cuestionar. Su Presidentes un personaje que despierta respeto dentro y fuera de su fuerza política y un actor relevante, aunque sus acciones son invisibles para la opinión pública.

En otro extremo y otros sectores, se pueden citar ejemplos de desempeños que hasta el momento estuvieron lejos de los objetivos (justicia penal, seguridad pública, movilidad e infraestructura urbana, residuos) y que generan una contradicción entre la popularidad de los responsables y los resultados (Intendencia de Montevideo, Fiscalía de Corte).

Salvación.

Si bien el problema del valor del dólar no es el tema central o estructural que Uruguay tiene que enfrentar hoy, es más relevante de lo que suele reconocerse. El BCU, a través de su Presidente insiste en la tesis de que la incertidumbre es una constante y que las decisiones económicas y políticas están influenciadas por lo que está pasando; cierto. Por otro lado, se reconoce la ausencia de infalibilidad del BCU en un marco de tanta incertidumbre, real.

Ha habido una prédica eficiente del BCU: que no se puede ir contra los fundamentos, que el dólar acompaña a su valor en el mundo y que nadie hace más que el BCU por mantener el dólar competitivo (2). Esto se resume en la consigna de que las intervenciones del BCU han traído estabilidad, contrapesando excesos. Aunque suena correcto, no es 100% cierto y los hemos señalado en columnas anteriores (3).

En lo que respecta a la estabilidad de precios, el presidente del BCU ha reconocido que la inflación se ubica apenas encima del rango meta y que su reducción trajo consigo la reducción de expectativas, al tiempo que sigue firme en consolidar la inflación dentro del rango. De hecho, ha venido ratificando una política monetaria "flexible y razonablemente contractiva", sostiene. No fue hasta el impacto global reciente por el aumento de las tasas de interés y la corrida cambiaria en Argentina que el tipo de cambio recuperó cierto nivel de competitividad, lo que sirvió para aliviar a ciertos sectores.

Es un todo.

La Economía es un todo. Si analizamos la política del BCU muestra consistencia, pero sumado a otras políticas públicas se agregan ingredientes que pueden volver insostenible la rentabilidad/competitividad de ciertos sectores y empresas; finalmente el resultado es lo que importa.

La incertidumbre global se amplía y en 2008-18 el índice global del dólar pasó de 900-1.100 (4) a 1.150-1.250. Esto implicó un aumento del valor del indicador de 20-30%. En el mismo período, el tipo de cambio nominal pasó de valores superiores a 20 a cerca de 30 (5).

En efecto, la evolución del tipo de cambio nominal siguió a la del índice del dólar Bloomberg en 2008-18. De todos modos, durante los períodos de crisis (fines de 2008 y hasta fines de 2014, crisis de EE.UU. y Europa mediante y luego se sumó la región) se siguió una evolución más modesta que la del indicador global, de hecho el TCN se sostuvo en un valor de 24, mientras que el índice global se mantenía en una tendencia ascendente, con oscilaciones. Algo similar aconteció entre fines de 2016 y 2017, sumado a en este caso a una caída de $ 32 a 31. Todo ello trajo consecuencias importantes en la competitividad con determinados mercados y varios sectores, aunque cueste reconocerlo.

Más allá de esta crítica puntual a ciertas decisiones del BCU y que no podíamos dejar de soslayar, está claro que la performance del Central y de su titular es muy superior a la de otras áreas y entendemos que sería momento de evaluar para que los mejores gestores, como en este caso se los pueda asignar a áreas hoy más críticas que el BCU, áreas que tienen problemas para cumplir con los objetivos, y no en función de otros designios.

(1) Se hizo realidad el fideicomiso, la UI, la pesificación de la deuda, los seguros de depósitos y todas las medidas que permitían mitigar los desbarajustes que provocaban los descalces de plazos, tasas y monedas, principalmente a las entidades financieras públicas

(2) El BCU sostiene que haber comprado en un año U$S 4.000 millones es muestra suficiente de su intención.

(3) Hay un reconocimiento de la responsabilidad de intervenir aun pagando un costo, para que no se desplome el tipo de cambio y no tenga efectos sobre la economía real.

(4) volución del Índice del Valor del Dólar Bloomberg (2008-18) según referencias del propio BCU.

(5) Aunque no reflejan exactamente valores equivalentes, implican trayectorias similares

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