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La calidad del Diseño afecta la calidad de nuestras Vidas

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Sebastiàn Peaguda, Gerente General de AFAP SURA

ESPACIO AFAP SURA

Norman Foster, mundialmente renombrado arquitecto, resumía en esta frase un concepto sustancial para poder analizar algunos elementos de la reforma previsional que se avecina.

Será controversial, afectará intereses y seguramente alterará las expectativas que las personas tienen sobre el sistema previsional. La reforma es necesaria, esto es compartido por todos, aunque percibido con mayor o menor nivel de urgencia.

Creemos que es relevante entender qué es lo que el diseño de la reforma busca mejorar (qué es lo que se requiere), y si en efecto, los cambios que se efectúen operarán sobre los aspectos a mejorar. O sea, si los cambios son un medio para lograr los objetivos o representan los objetivos en sí mismo. Cuáles son sustantivos y cuáles son los provenientes de la negociación, digamos.

El diagnóstico que prontamente emitirá la Comisión de Expertos en la Seguridad Social (CESS), seguramente incluirá un set de recomendaciones que podrían servir de base para el proyecto de ley que el Poder Ejecutivo presente al Parlamento para su consideración. Luego ambas Cámaras debatirán y laudarán qué es lo que se aprobará para ser Ley. Digamos que "del dicho (diagnóstico) al hecho (Ley), habrá un trecho". Por ende, lo importante es entender el espíritu de la reforma, el Diseño. Y de ese Diseño vendrá buena parte de la Calidad de nuestras vidas, en palabras de Foster.

Uruguay dio en 1995 un paso muy grande, adoptando un Sistema Mixto, donde el pilar de Reparto y de Capitalización Individual trabajan en conjunto para cubrir las necesidades previsionales futuras. Y el resultado ha sido exitoso. Hoy, Uruguay cuenta con un sistema maduro, ejemplo en la región, con fortalezas en términos de cobertura y suficiencia que han de ser conservados; pero de mantenerse en la trayectoria actual, cargará de una mochila demasiado pesada para las generaciones futuras. La delicada sostenibilidad financiera que enfrenta el sistema de Reparto en el mediano y largo plazo es el faro que debe guiar la reforma. En la realidad, los Estados tienen la seguridad social que pueden financiar, no la que quisieran. Y por eso, la seguridad social está íntimamente relacionada con las finanzas públicas. El Diseño de esta, debe atender frontalmente ese desafío financiero como el más importante de sus objetivos.

Hay al menos tres elementos críticos a evaluar en las ideas que se avizoran dentro del Diseño de la próxima reforma: Los Aspectos Institucionales, La Centralización (en el sentido de la concentración de roles en instituciones) y la Propiedad de los Fondos. Estos tres elementos actúan en conjunto y son mutuamente vinculantes.

En el aspecto institucional se habla mucho de la necesidad de contar con una mirada amplia sobre todos los sistemas existentes (el Sistema Mixto —principal—, las cajas paraestatales y los servicios de retiro militar y policial).

Algo así como alguien que mire el bosque pero que no tenga tantas atribuciones que magnifiquen el problema de controlarse a sí mismo.

Bienvenido el espíritu de un regulador independiente con atribuciones suficientes para poder desarrollar todo el sistema de manera sistemática. Sin embargo, es también un desafío. Cualquier inconsistencia, sesgo o desliz del ciclo político sobre esta institución, irremediablemente afectará a las demás facetas.

Lo anterior se basa en que la Institucionalidad debe tener límites claros, competencias acotadas, de lo contrario se cae en el segundo problema potencial: La Centralización. En el momento en que se asignen actividades que no sean de regulación, sino de operación (de gestión) es donde encontramos desvanecerse el foco que debe tener la reforma. Pensar que lo sustancial en este momento es concentrar operativa en otra entidad de grandes dimensiones y poco eficaz, parece contraintuitivo, si lo que se busca es eficiencia. Hoy la actividad es muy eficiente, con competencia y con rigurosidad.

Si bien dentro de las iniciativas de eficiencia siempre se considera la centralización, sobran ejemplos donde esto no se logra creando más organismos públicos, ni ampliando los existentes. Si uno analiza un poco qué valor económico se podría conseguir sacando y concentrando actividades que hoy hacen las AFAP —asumiendo que el Estado lo haga más eficiente que empresas en competencia— se da cuenta que el riesgo/retorno de tal emprendimiento hace que no se subsane en lo más mínimo el problema previsional. O sea, sería un cambio por el contexto —la negociación—, no por lo sustantivo.

Por último, está el tema de la Propiedad. Hoy existe un fondo de unos 15.000 millones de dólares para respaldar el futuro pensional de los uruguayos. La interacción de esto con los dos elementos descritos líneas atrás es evidente.

Una Centralización amenazará la propiedad individual en tanto acerque los fondos a las prioridades distintas a las de sus propietarios, dificultando poder asegurar que su patrimonio sea usado únicamente en su beneficio.

Una débil institucionalidad (donde se profundicen los desafíos de las centralizaciones), donde los criterios técnicos, los mandatos o actividades estén supeditados a los perfiles personales de sus representantes, serían catalizadores para perder atributos que hoy tenemos.

En el momento donde vemos una reforma que sugiere algunos cursos de acción que no mejoran los desafíos que debe enfrentar, sino que se decantan por temas de contexto, tenemos que pensar si este Diseño al que nos enfrentamos afectará nuestra Calidad de vida y en qué sentido.

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