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Ahora, lo que falta es un plan

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Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda argentino. Foto: La Nación.

OPINIÓN

Finalmente, perdiendo reservas y llevando la tasa de interés al 40% anual, el BCRA logró superar la prueba del martes 15 de mayo, día en que vencía poco más de la mitad del stock de Lebac, que está en $ 1,3 billones.

Esta tasa de interés del 40% es disparatada si se la mide contra la inflación que en los últimos 12 meses llegó al 26%. La pregunta es: ¿qué actividad económica lícita puede ofrecer un rendimiento sobre el capital invertido del 11% en términos reales? Si la tasa de interés no es consistente con el sector real de la economía, podrá frenar transitoriamente la suba del tipo de cambio, pero a cambio de agregar una distorsión adicional a la economía.

Si alguien paga el 11% en términos reales, ¿quién le presta a esa tasa o un poco más para poder devolver el dinero que le presté?

A pesar de la suba de la tasa de interés y de la absorción de moneda vendiendo reservas, la tasa de inflación no cede. Por el contrario, se mantiene en alza. La tasa de inflación ya está en una clara tendencia ascendente. Hasta un par de meses atrás estaba estancada en un piso del 23% anual y un techo del 25% anual. Ese techo ya lo superó.

Tomando abril contra abril, la inflación está en el 26,2% superando el 24,7% del 2017, ubicándose en niveles levemente superiores a los de la era k.

Además, la inflación núcleo que no incluye las tarifas de los servicios públicos, subió el 2,1% en abril acumulando un aumento del 22,4% en los últimos 12 meses. Parece bastante claro que el piso de la inflación de este 2018 va a estar, en el mejor de los escenarios, en el 20% con mucho optimismo.

En lo que hace al tipo de cambio real, la suba a $ 25 lo deja como en febrero de 2016 cuando finalmente salieron del cepo y devaluaron. A pesos de abril de este año, el tipo de cambio de febrero de 2016 es de $ 24,62. Mi impresión es que con ese tipo de cambio no alcanza para revertir el déficit de cuenta corriente del balance de pagos y, por lo tanto, es posible que tenga algún recorrido adicional en lo que resta del año. Siempre con la espada sobre la cabeza del stock de Lebac que limita el margen de maniobra.

El tipo de cambio tuvo un pico en $ 24,60 actuales en febrero de 2016. Asumiendo un tipo de cambio de $ 25 hoy, y restando una inflación del 1,8% en mayo, el tipo de cambio de febrero de 2016 sería de $ 25,06 contra un tipo de cambio actual de $ 25. Considerando que en ese momento frenaron la suba del tipo de cambio subiendo la tasa de interés, mi impresión es que no debería sorprender que el FMI pida un tipo de cambio entre 25 y 30 pesos actuales para corregir el déficit de la cuenta corriente del balance de pagos.

Considerando que el mercado externo le cerró la puerta a Argentina para seguir financiando el déficit fiscal, el único financiamiento que tiene a mano el gobierno es recurrir al FMI, que inevitablemente le va a establecer condicionalidades. ¿Cuáles pueden ser? Acelerar la reducción del déficit fiscal, actuando sobre el gasto público a nivel nacional y a nivel provincial, particularmente en la masa salarial. Si es cierto que el FMI no va a obligar a tocar planes sociales, donde pueden recortar es en empleo estatal y en obra pública.

Entre 2003 y 2016 el empleo público pasó de 484.344 agentes en el Sector Público Nacional a 778.798 en 2015. Por el lado de las provincias el aumento del empleo público creció el 60% en promedio tomando todas las provincias, con algunas que crecieron en 120% entre 2003 y 2016. La masa salarial de las provincias aumentó el 3.519% en promedio de todas las provincias y CABA, contra una inflación del 1376%.

El salario promedio mensual del empleo público de todas las provincias pasó de $ 1.064,5 en 2003 a $ 24.147 en 2016. O sea, un incremento del costo medio salarial del empleo público del 2.168% contra una inflación del 1.376%. En otras palabras, el salario real del empleado público de las provincias aumentó 54%. Más empleo público con incremento del salario en términos del salario real del empleado estatal provincial.

Esto es lo que hay que hay que ir corrigiendo entre otras cosas como planes sociales y terminar de solucionar el tema de las tarifas de los servicios públicos donde no queda demasiado para aumentar.

Los gobernadores saben que parte del ajuste que van a tener que hacer es el gasto en empleo público en sus provincias, fuente de clientelismo político.

Veremos hasta dónde logra avanzar Macri con esta corrección del gasto que, seguramente, le exigirá el FMI y los gobernadores muy probablemente resistirán.

La buena noticia es que Macri parece haber tomado debida nota que no puede tener 6 ministerios en el área económica sin un comando único, particularmente con esta herencia recibida. Entregarle la coordinación de la política económica al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, luce razonable. Hasta ahora la tenía la Jefatura de Gabinete que no entiende de economía y terminó de acelerar la crisis cambiaria.

Ahora Nicolás Dujovne deberá mostrar un plan económico consistente y tener una gran capacidad de comunicación para hacerle comprender a la gente la herencia recibida y el esfuerzo que habrá que hacer para salir del genocidio económico que hizo el kirchnerismo.

No solo hace falta coordinar a todos los ministerios, también hay que tener un plan y Macri deberá dar vuelta la ecuación. Hasta ahora la política económica venía subordinándose a las necesidades electorales del gobierno. De ahora en más, deberá ser la política la que tendrá que subordinarse a las necesidades de la política económica construyendo el apoyo necesario para llevar adelante las medidas que habrá que tomar, si es que quieren evitar caer en otra crisis dentro de 30 días cuando vuelvan a vencen $ 700.000 millones en Lebac.

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