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El tiempo de los desafíos

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El país se enfrenta a la búsqueda de nuevas fuentes de crecimiento. Foto: Pixabay

El año que fenece será recordado por constatar realidades y despertar interrogantes, donde se entremezclan hechos domésticos y externos.

En el plano local el ritmo de crecimiento fue lo que acaparó la atención ciudadana. Los datos recientes muestran que se escapó de la recesión, logro comparado con la situación regional, pero que también proyecta crecimiento bajo. Durante este quinquenio sus valores estarán por debajo de nuestro potencial económico y por ende complica la consolidación macroeconómica. Ese quiebre de la tendencia es, en gran parte, fruto de dos aspectos. Primero, un ámbito externo menos benévolo que en el pasado, sin perspectivas mayores de repetirse. Segundo, el impacto de las ganancias de productividad logradas en la última década, explicadas en su mayor parte por el sector agropecuario, ya están internalizadas dentro de las fuentes de crecimiento de nuestro país. Algo similar puede decirse del impacto de las dos pasteras que operan ya a capacidad plena. Por tanto, esperar que la frontera de producción se expanda significativamente depende ahora más de inyecciones de capital o nuevos impulsos tecnológicos que no están a la vista.

Por tanto el país enfrenta como desafío el fortalecimiento y búsqueda de nuevas fuentes de crecimiento. En ello se inscribe la eventual construcción de una tercera planta de celulosa. Todos sabemos que su impacto positivo es un salto en el nivel por una única vez, pero no implica un cambio de tendencia significativo

En realidad, uno de las componentes necesarios para inducir tasas de crecimiento más altas es el aumento de la productividad global.

Aunque su importancia es reconocida ampliamente, lo cual ya es un avance, continúa siendo un tema esquivo en nuestra sociedad por su propia especie y porque implica resolver desafíos complicados.

En primer lugar, mejorar la productividad es una actitud ciudadana independiente de escalas sociales e intereses particulares. Es una sociedad jugando en equipo, mirando hacia delante donde no hay lugar para los atajos, a lo largo y ancho de todos sus agentes económicos, incluido el trabajo. Ahí también la educación juega un rol fundamental, fortaleciendo valores y la responsabilidad ciudadana buscando la excelencia.

La reforma del Estado es otro tema crucial. Su crecimiento sin pausa y sus magros resultados lo convierten en un freno al aumento de la productividad. Para no quedarnos en el titular, reconocemos que en parte actúa como agencia de empleo que no tiene sucedáneo inmediato. Pero el abuso del instrumento lo ha convertido en un impedimento formidable al financiarse con recursos que el sector privado aplica más productivamente y por tanto debilita la capacidad de crecer más. En ello, la mejora de la operativa de las empresas públicas es insoslayable. El conglomerado Ancap es un ejemplo patente de lo que no se debe hacer. Parte de sus inversiones aún siguen destruyendo valor cuando se mide su rentabilidad real usando precios de mercados en competencia. La mayoría de las otras empresas, por no decir todas, se moviliza con niveles de productividad inferiores a los vigentes en entidades similares. Reformar su gobernanza, y eliminar su carácter de entes recaudadores del Estado usando su poder monopólico, es impostergable. Con ello se distorsionan los incentivos, pues sus administradores generan utilidades extraordinarias que deben transferir forzadamente, y no a través de mejoras genuinas de eficiencia. A su vez, distorsionan los precios relativos de insumos básicos de toda matriz productiva moderna, haciéndola operar de modo sub-óptimo lo cual también lesiona su desempeño

El año cierra con un déficit manejable, pero con un nivel insostenible temporalmente pues implica inexorablemente un aumento del endeudamiento bruto que ya es elevado, y cuyo financiamiento futuro será en dólares y con tasas de interés crecientes. Ello implica que la administración consumirá esfuerzos manejando una situación fiscal incómoda en un contexto regional complejo.

De la mano viene la incertidumbre de Argentina, que le cuesta despegar, y de Brasil, que es una gran caja de Pandora.

Y como signo de interrogación final es que será de nuestra nueva inserción internacional dada las señales inciertas recibidas de nuestros socios regionales. En esto el gobierno juega una de sus cartas para vigorizar el crecimiento, siendo el TLC con China su bandera.

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El país se enfrenta a la búsqueda de nuevas fuentes de crecimiento. Foto: Pixabay

CARLOS STENERI

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