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De la cancha al micrófono

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Fabián Estoyanoff junto a Majo y La del 13 en la inauguración del Campeón del Siglo (Foto: Fernando Ponzetto)

Fabián Estoyanoff es el último ejemplo de los futbolistas que decidieron expresar su amor por la música, frente al público o grabando discos.

LUIS PRATS

La imagen puede verse por televisión antes de un partido internacional. Los equipos se alinean frente a la tribuna oficial, suenan los himnos y después la cámara comienza a recorrer los rostros de los futbolistas. Hay quienes cantan con entusiasmo, otros apenas murmuran la letra y algunos ni siquiera abren la boca.

Durante los partidos, son las hinchadas y no los jugadores quienes llevan el ritmo musical, aunque generalmente no pasan de las rimas procaces y las amenazas físicas y sexuales a sus rivales.

Sin embargo, en el mundo son muchos los jugadores que alguna vez se acercaron a un micrófono y trataron de canturrear alguna melodía. En Uruguay, todavía, esas voces apenas se escuchan en concentraciones, vestuarios o el ómnibus de una delegación, interpretando cumbias o carnaval. Pero Fabián "Lolo" Estoyanoff decidió presentarse ante un público mayor.

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La fiesta de inauguración del estadio Campeón del Siglo de Peñarol tuvo al Lolo ante miles de personas, en vivo o por televisión, entonando "Somos tú y yo, tú con tus locuras y yo que ya estoy loco...", junto a Majo y La del 13. El tema tropical grabó además su videoclip, en un boliche con piscina y copas de champagne. En el caso de los aurinegros, ya en 1999 Los 8 de Momo habían entonado Fuerza Peñarol junto a varios integrantes del equipo de entonces. ¿Se animarán más futbolistas a pararse ante un micrófono?

Invento inglés.

Como el propio fútbol, la costumbre de que los jugadores de un equipo graben en conjunto una canción de aliento a sus colores nació en Inglaterra. Los del Arsenal aseguran que ellos lo inventaron en la década de 1930. Esas iniciativas se volvieron habituales en los 60: casi todos los clubes que disputaron la final de la F.A. Cup, el torneo más tradicional del país, tuvieron su single cantado por sus propios jugadores.

La práctica llegó a la propia selección inglesa: la canción Back Home, entonada por los hermanos Charlton, Bobby Moore, Gordon Banks y todos los cracks campeones del mundo en 1966, estuvo una semana al tope de las ventas en el Reino Unido en 1970, poco antes del Mundial de México. Y siguió 17 semanas entre los principales 75 simples.

El ejemplo inglés se desparramó en los 70 por el resto de Europa. Buenos días, Argentina se llamó una canción que alcanzó gran éxito en Alemania en 1978. La entonaban el popular cantautor austríaco Udo Jürgens y el seleccionado alemán que viajaba al Mundial de ese año en Argentina. La pegadiza melodía incluía varias palabras en castellano, como "sombrero" y "señorita", aunque esta sonaba algo así como señorrrrita. Había una versión en español y otra en alemán, cantada esta por… Julio Iglesias

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Hasta dúos.

También hubo futbolistas, individualmente o en dúos, que tuvieron sus singles. Glenn Hoddle y Chris Waddle (presentados como "Glenn & Chris"), entonces titulares de la selección inglesa, llegaron en 1987 al 12° puesto del ranking con Diamond Lights. La crítica, sin embargo, fue despiadada. En una versión disponible en YouTube, cuesta identificar sus voces detrás de la música electrónica.

Eso no amedrentó a su compañero Paul Gascoigne, quien tres años más tarde lanzó Fog on the Tyne (Revisited). Y alcanzó el segundo puesto, aunque debe recordarse que Gazza estaba entonces en el pináculo de su fama.

Otros supercracks incurrieron en pecados similares. El alemán Franz Beckenbauer se animó cuando era muy joven, allá por 1966, con una canción de larguísimo nombre en su idioma, que significaba "Los verdaderos amigos nunca se separan". El videoclip es muy curioso: aparece Beckenbauer con sus compañeros de la selección, sentados ante una mesa de comedor y vestidos con equipos deportivos. El Kaizer canta desde la cabecera, en tanto los otros jugadores baten palmas cada tanto. Y todos muy serios.

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Algunos años más tarde, el holandés Johan Cruyff fue una de las voces de Oi, Oi, Oi (Seguro patea esa pelota), también en su idioma natal.

Con calidad y fama mucho menores, el estadounidense Alexi Lalas tuvo sus minutos de gloria tras el Mundial 1994. Y luego se dedicó al rock, como solista o con el grupo Gypsies cantando o tocando la guitarra, la batería y el bajo.

El fútbol argentino recuerda a Julio Musimessi como "el arquero cantor". Mientras era titular en Boca, a principios de la década de 1950, también concurría habitualmente a las radios porteñas a entonar canciones del litoral argentino (las provincias de Corrientes y Misiones en particular). En 1954, cuando Boca fue campeón luego de varios años, lanzó un disco interpretando un chamamé titulado Dale Boca, viva Boca, el cuadrito de mi amor... Y una vez apareció en la tapa de El Gráfico en pleno canto.

Mucho después y con diferente estilo, otro golero argentino, Germán El Mono Burgos, formó una banda de rock en 1999. Se llamaba Simpatía y lanzó los discos Jaque al Rey y Fasolera de las Tribunas. Después, el grupo pasó a llamarse The Garb, por las iniciales del jugador.

Al revés.

Hubo quienes no trascendieron como futbolistas, pero sí como cantantes. El nombre más notorio es el de Julio Iglesias, arquero juvenil del Real Madrid, cuya carrera cambió a raíz de un accidente de tránsito. El choque fue tan grave que en un primer momento los médicos pensaron que no volvería a caminar. La leyenda dice que uno de los enfermeros que lo atendía en el hospital, llamado Eladio Madaleno, le llevó una guitarra para ejercitar las manos y de esa forma se aficionó por la música. "Daría todo lo que he conseguido cantando por ser el portero titular del Real Madrid", declaró en 1971, cuando ya era famoso pero no tanto como lo sería más tarde.

Álvaro Benito llegó a debutar en el primer equipo del Real Madrid como mediocampista defensivo en 1995. Un año más tarde sufrió una lesión defendiendo a la selección española sub 21 que lo obligó a dejar el fútbol. Y pidió pase a la música: se convirtió en vocalista y guitarra del grupo de pop rock Pignoise, todavía activo y con nueve discos grabados.

El escocés Rod Stewart se probó en el Brentford en su juventud, pero no fue contratado. Con el tiempo, él mismo lo celebraría: "La vida del músico es mucho más fácil porque podés emborracharte y hacer música, y yo no puedo hacer eso jugando fútbol. Por eso elegí ser músico".

No es el caso de Robbie Williams, quien una vez afirmó que le hubiera gustado mucho más ser futbolista que cantante. Como no pudo jugar por el club del barrio, el Port Vale, con el tiempo se convirtió en su principal accionista. Luciano Pavarotti soñaba con ser arquero en el club de su ciudad, Módena, y en la selección italiana, pero se conformó con ser un celebrado tenor. Nicky Byrne pasó del equipo de juveniles del Leeds United inglés, donde era golero, a la banda irlandesa Westlife.

COMPETENCIA PARA EL PROPIO PELÉ.

Ancheta grabó discos con tangos y boleros en Brasil.

El futbolista uruguayo que se tomó más en serio la afición por el canto es Atilio Ancheta, el gran zaguero del Nacional de 1971 y la Selección uruguaya en el Mundial de 1970. Después fue transferido al Gremio de Porto Alegre, donde hizo el resto de su carrera, salvo un pasaje por Millonarios de Bogotá y un breve retorno al tricolor. Tras su retiro se radicó en Brasil, donde trabajó como entrenador y abrió una escuela de fútbol. Pero su principal actividad fue el canto: grabó tres discos con boleros y tangos, en español y portugués, y realizó presentaciones en vivo en fiestas y reuniones. Se lo puede ver (y contratar) a través de su página de Facebook, que lleva su nombre completo: Atilio Genaro Ancheta Weigel.

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En Brasil, donde se supone que el ritmo está incorporado a la vida diaria, muchos jugadores incursionaron en el canto. Hasta Pelé, que salvo director técnico, fue de todo: publicista, actor de cine, comentarista y ministro de Deportes, además de cantante. Aunque él siempre afirma que le encanta la música y que compuso muchas canciones en su vida. En 2006 lanzó un disco profesional, titulado Ginga, con letras románticas y otras con reflexiones sobre el fútbol. Lo acompañaban el rapero Rappin Hood y el más famoso Gilberto Gil. También se incluyeron dos duetos que grabó en 1969 con Elis Regina. Aquella vez, el disco se llamó Tabelinha (por la forma brasileña de describir el juego de "pared" entre dos jugadores).

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También Ronaldinho Gaúcho grabó hace algunos años un videoclip con el cantante bahiano Edcity, en el cual entona parte de la canción. El año pasado, Neymar lanzó un single titulado O Amor Tá Aí, destinado a recaudar fondos para su fundación dirigida a los niños brasileños.

Otro Ronaldo, un arquero de apellido Giovanelli, llegó a tener su banda "Ronaldo y los Impedidos".

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Fabián Estoyanoff junto a Majo y La del 13 en la inauguración del Campeón del Siglo (Foto: Fernando Ponzetto)

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