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Béatrice Martin, voz corazón de pirata

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Aunque casi siempre canta en francés, también integró bandas en inglés.

Canadiense de nacimiento, con su estilo vanguardista y naïf es una de las jóvenes promesas de la canción francesa.

Un día los astros se alinearon. El destino le sonrió. La suerte estuvo de su lado. Fue una de esas cosas o todas ellas juntas. Con solo 19 años, Béatrice Marine, conocida en el mundo de la música por su nombre artístico Coeur de Pirate, se topó de narices con el éxito. Y ante la pregunta recurrente de la prensa solo pudo responder: "Sí, es una locura". Eso ocurrió en 2009, cuando la carrera de Martin traspasó las fronteras de su Quebec natal gracias a dos fuentes insólitas: el programa de la cadena ABC Good Morning America y el bloguero estadounidense Perez Hilton.

Pero la culpa —o la gracia— en realidad se la debe al fotógrafo Francis Vachon. Resulta que Vachon realizó un video donde, apelando a la técnica del time-lapse, mostraba a su bebé de nueve meses jugando con innumerables juguetes mientras de fondo sonaba Ensemble, una de los temas emblemas de Martin. En pocas horas, el trabajo de Vachon se volvió viral en Internet. Cientos de miles de personas lo vieron. Y junto a él también escucharon —seguramente por primera vez— a Coeur de Pirate.

Haciéndose eco del éxito del video, Good Morning America le dedicó un segmento de su programa. Y aunque Martin ni siquiera apareció, bastó que su música sonara para que se empezara a hacer conocida entre la audiencia estadounidense. Ese mismo día, Perez Hilton posteó un inesperado elogio hacia las canciones de la canadiense que incluía una pequeña parte de Comme des enfants, otro de sus caballitos de batalla: "No tenemos ni idea de lo que está diciendo, ¡pero es adorable!". Y aunque Hilton no es un referente del buen gusto y el criterio, sería ingenuo despreciar los efectos de sus comentarios en las redes sociales. "No tuve nada que ver con todo esto", dijo la cantante en prácticamente todas las entrevistas que siguieron a su inesperada explosión en un mercado que, por aquel entonces, parecía tan lejos y tan cerca a la vez.

Lo que sí siempre estuvo claro es que Martin no es un fenómeno adolescente ni un producto del marketing discográfico. Nació en Montreal (Quebec) y comenzó a tocar el piano cuando tenía sólo tres años. A los nueve ingresó al Conservatorio de Música de la ciudad, donde permaneció hasta que cumplió 14. Ya por esa época eligió su nombre artístico, Coeur de Pirate (Corazón de Pirata), que aunque recibió algunas críticas, aún conserva a los 26 y con varios discos editados. La adolescencia la pasó entre bandas, algunas de ellas en inglés. Fue tecladista del grupo post-hardcore December Strikes y tuvo un breve pasaje por Bonjour Brumarie. Con 19 años, en 2008, editó su álbum debut titulado Cur de Pirate con el sello discográfico Grosse Boîte. En los primeros meses el trabajo vendió 22 mil copias —una cifra nada despreciable para el mercado de Quebec— y fue nominado para el premio al Mejor Álbum Francófono del Año en los Juno Awards de 2009. Ese mismo año, tanto el disco como la canción Comme des enfants recibieron el premio Bucky por parte de la CBC Radio 3; en el caso del álbum fue por votación del público. Pero los reconocimientos no terminaron allí. Martin ganó el premio Félix de la ADISQ como Revelación del Año. Y la frutilla de la torta llegó en marzo de 2010, cuando Coeur de Pirate recibió el galardón a la mejor canción original por Comme des enfants en el Victoires de la Musique, el equivalente francés de los Grammy.

Nacida en Canadá y con clara ascendencia francesa, por esa época Martin armó un proyecto paralelo en inglés llamado Pearls, pero no logró gran trascendencia. Fueron meses muy movidos: en menos de un año actuó con el cantautor también canadiense Jay Malinowski, hizo una aparición especial en radio CBC con Jian Ghomeshi, donde cantó su sencillo Ensemble y una nueva canción titulada Place de la République, y también colaboró con Coca-Cola, patrocinador de los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver, escribiendo una canción titulada Ouvre du bonheur que se utilizó en una campaña publicitaria para Canadá.

Para esa altura, el incidente Martin-Vachon ya había explotado, sobre todo en los medios audiovisuales del hemisferio Norte a ambos lados del Atlántico. Su ascendencia francesa le abrió las puertas de París y sus alrededores. De hecho, la revista especializada Rolling Stone incluyó a Martin en un selecto grupo de cinco cantantes en francés —con el fenómeno de Zaz a la cabeza— que valía la pena conocer. "El pop francés no se limita solamente al país galo. Nacida en Quebec, en pleno corazón de la región francoparlante de Canadá, Martin se gana su lugar en esta lista por razones que van más allá de su lengua natal", decía el artículo. Sobre su proyecto solista, que en 2011 creció con el lanzamiento de su segundo disco (Blonde), se dijo que "acorta las distancias entre el indie canadiense (New Pornographers, Broken Social Scene, Feist y la lista sigue) y la chanson".

Ella, por su parte, definió su música como "básicamente pop, en francés y claramente inspirada en los 60". En una entrevista con la revista Coup de Main dijo que, en general, las cosas que pasan en su vida son el habitual desencadenante de sus creaciones. Y entre sus influencias mencionó a Dolly Parton, Townes Van Zandt, Françoise Hardy, Serge Gainsbourg, Leonard Cohen, Mick Jagger y "un poco" de Bruce Springsteen.

Su segundo álbum de estudio, Blonde, se editó en noviembre de 2011 y en febrero del año siguiente Martin anunció su primer embarazo. En el segundo semestre del año dejó de viajar y su hija Romy nació ese setiembre. Tras una pausa, regresó a escena a comienzos de 2013 con un video de Place de la République, el primero en el que ofició como directora. Place... fue, justamente, el primer tema que escribió para el disco, que incluye otros hits como Verseau, que habla sobre una chica que debe manejar sus propias inseguridades y que admitió fue su forma de enfrentar sus problemas, y La Petite Mort, que aborda el tema de las pérdidas. "Traté de ponerme en la situación de alguien que estuviera atravesando una gran pérdida. Perder a alguien por una enfermedad o la muerte, y tener que seguir adelante con tu vida después de todo".

En los últimos años Martin siguió componiendo y cantando. Si en 2009 fue YouTube la herramienta que la catapultó a la fama, hoy son Twitter e Instagram sus principales aliados para la difusión. Allí es posible enterarse desde su indignación por el atentado en la discoteca gay de Orlando o que lloró mientras miraba, vía Skype, la clase abierta de su hija Romy en el jardín. En medio de giras —sobre todo por Europa y Estados Unidos— y maternidad, en 2015 editó Roses, un disco que reúne temas compuestos allá por 2012 en Montreal y que fue grabado en Estocolmo. Una demostración más de que Coeur de Pirate ya es una artista internacional.

Su manifiesto en el cuerpo.

Por momentos, su look naf de cabello platinado y grandes ojos negros contrasta con sus brazos completamente tatuados. De hecho, los tatuajes de Béatrice Martin se hicieron conocidos mucho antes de que ella se consagrara como ícono de la canción francesa, cuando siendo aún menor de edad posó para algunas sesiones de fotos eróticas que circularon con éxito por Internet.

Sus tatuajes pertenecen a la llamada "vieja escuela" estadounidense, que se caracteriza por dibujos simples, líneas gruesas negras y colores planos. Martin, por ejemplo, lleva golondrinas, corazones con alas, anclas y estrellas. Pero el que más llama la atención es el que luce en su brazo derecho, obra de Olivier de Glamort: un niño sentado sobre un ancla y acompañado por un oso de peluche tuerto, con una bandana de pirata y una botella que dice "Drink me" (bébeme). Toda una declaración de principios.

LA NUEVA GENERACIÓN DE LA CANCIÓN FRANCESA.

Camile Dalmais, un camino de vanguardia.

Hija de una profesora y un músico, tiene formación clásica en ballet y literatura. Del mundo musical, primero le intrigó la bossa nova y luego se integró a la Nouvelle Vague, el grupo que revisiona temas de los 80 en tono brasileño. Hizo su primera canción con 16 años y su segundo disco, Le fil, está construido sobre una sola nota (un Si natural) de principio a fin. También contribuyó en la banda sonora de Ratatouille de Pixar.

Coralie Clément, melancolía y poesía.

Nació en una familia de músicos —su padre es clarinetista— y estudió violín desde los seis años, aunque luego lo dejó. Su hermano, Benjamin Biolay, cantante y compositor, es su padrino artístico y ha producido todos sus discos. Luego de una pausa, Clément retomó a los 20 años, tras conocer a Françoise Hardy y Jane Birkin. Así, su obra es una reversión de la chanson francesa con estilo melancólico y poético.

Zaz, de Francia al mundo entero.

Zaz es el nombre artístico de Isabelle Geffroy, la joven francesa nacida en 1980 en Tours que desde que comenzó su carrera musical en 2001 ha sido comparada con Edith Piaf. Con un aire descontracturado y cuasi gitano, Zaz se hizo conocida cantando a capela en plazas y parques de París. Tiene cuatro discos editados (Zaz, Recto Verso, Paris y Sur la route) y se presentó dos veces en Montevideo, agotando las localidades del Solís.

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Aunque casi siempre canta en francés, también integró bandas en inglés.

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