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Djuna Barnes, la mujer singular

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Djuna Barnes

Rescate de una novela

Objeto de culto, paria, en los márgenes de la literatura... mucho se ha dicho de esta escritora neoyorquina que casi pertenece a la Generación Perdida.

Aunque tiene numerosas obras (poesía, teatro, colecciones de relatos) casi puede decirse que la neoyorkina Djuna Barnes (1892-1982) es conocida por un solo libro, El bosque de la noche. En parte, porque su singularidad lo ha convertido en un objeto de culto; según palabras de Siri Hustvedt “ha permanecido en los márgenes de la literatura, como si, al igual que sus personajes, se hallara condenado al estatus de paria histórico”. Djuna Barnes, nombre periférico de la llamada “Generación Perdida”, lo empezó a escribir en 1927 en París, y lo publicó en Londres en 1936. Hasta ahí, Barnes se había codeado amistosa y creativamente con parte de esa generación (Hemingway, Dos Passos, Stein, Pound, T.S. Eliot) y con figuras como James Joyce, Charles Chaplin o Marcel Duchamp. Había vivido los años dorados y tenía por mecenas a la coleccionista de arte Peggy Guggenheim, pero ya empezaba a decaer en el alcoholismo y en algún intento de suicidio que determinaron su regreso a Nueva York.

El bosque de la noche no es un texto fácil de leer y para extraer la simpleza —en definitiva— de su historia, hay que remontar la impronta críptica y elitista de Barnes, que funciona como una barrera, y su incierta capacidad de estructuración. Cuatro personajes acaparan la trama: el judío Felix Volkbein, un impostado barón que quiere formar una familia; la enamoradiza Nora Flood, alter ego de Barnes; Jenny Petherbridge, una viuda calculadora; y el vórtice que los une a todos, Robin Vote, desapegada belleza que se casa con Volkbein, le da un hijo, los abandona a ambos y luego se empareja sucesiva y displicentemente con Nora y con Jenny. Hasta ahí, historia de amores desencontrados, lesbianismo, reacción al heteropatriarcado, etc. Pero hay un quinto personaje, que es el que remienda más o menos las costuras desparejas de la novela, el irlandés gay Matthew O´Connor, testigo sarcástico que sigue los conflictos amorosos de los otros y transmite la cosmovisión atormentada de Barnes: “Confusiones y ansias frustradas: así es como estamos hechos, todos y cada uno de nosotros”; “El amor es la primera mentira; la sabiduría, la última”. De máximas así se desprende la ácida mirada sobre una sociedad que esconde vacío bajo los mandatos y los oropeles.

Pero una novela no es solo un conjunto de máximas, y menos si los conflictos y personajes son empleados de estas. Pese a los prólogos de Siri Hustvedt y T.S. Eliot, que la ponen por las nubes, El bosque de la noche no consigue hacer de sus hermosos fragmentos un todo sólido y convincente.

EL BOSQUE DE LA NOCHE, de Djuna Barnes. Seix Barral, 2022. Buenos Aires, 229 págs. Traducción de Maite Cirugeda/Aurora Echevarría Pérez.

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