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La felicidad es una técnica y hay que practicarla, dice el presidente de la Fundación Mundial de la Felicidad

El sociólogo Luis Gallardo asegura que la fórmula para ser feliz ya existe, critica la "dictadura del miedo" en la sociedad y aboga por el "happytalismo".

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La felicidad es una técnica, y una elección, dice el presidente de la Fundación Mundial de la Felicidad.
Foto: Freepictures.

O Globo - GDA.
Objeto de estudio en campos que van desde la ciencia hasta el arte, psicología o filosofía, la felicidad está en el centro de las ambiciones humanas. Pero, ¿existe realmente una fórmula para ser feliz? El sociólogo español Luis Gallardo, presidente de la Fundación Mundial de la Felicidad (World Happiness Foundation), asegura que sí, y que se descubrió hace mucho tiempo. El problema, dice, es que mucha gente no lo sabe o no se atreve a practicarla.

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Luis Gallardo, sociólogo y presidente de la Fundación Mundial de la Felicidad.
Foto: Wikimedia.

"Hay muchas formas de alcanzar un estado de calma, paz, esperanza, perdón, compasión", afirmó en una entrevista por vídeo con el O Globo "La felicidad es una técnica y hay que practicarla. No importa quién seas, pero debes elegir algo que funcione para ti".

En la siguiente entrevista, también director del programa Gross Global Happiness de la Universidad para la Paz de la ONU en Costa Rica, sugiere medidas prácticas para activar la felicidad y critica la "dictadura del miedo" que, según él, impide a las personas ser felices en la sociedad contemporánea. Gallardo propone el concepto de "happytalismo", que da nombre a un libro homónimo, y elogia a gobiernos, universidades y empresas con iniciativas que refuerzan la influencia de la felicidad en áreas como la salud mental, la familia, la educación y el trabajo.

"Es menos acerca de la acumulación de capital financiero y más acerca de llegar a un estado de libertad de miedos, de una conciencia más elevada sobre lo que sucede alrededor, por qué y para qué, y comprender la felicidad para compartirla", afirma el experto, quien visitará Brasil en noviembre para el Congreso Internacional de Felicidad en Curitiba. Consulta los detalles en la siguiente entrevista.

—¿Qué pregunta relacionada con la felicidad te hace más feliz al responder?
—"¿Cómo puedo ayudarte?". Porque eso refleja interés, empatía, compasión. Y está relacionado con algo que las investigaciones ya han demostrado, que es cómo la felicidad se manifiesta a través de la creación de una relación. Cuando una persona ofrece ayuda a otra, se crea un vínculo. Es una de las formas de activar la felicidad.

—¿Y qué es la felicidad? ¿La definición puede variar de una persona a otra?
—Totalmente. Por eso es necesario distinguir entre felicidad y los activadores de la felicidad. Una persona puede activar la felicidad al estar en el campo, en la naturaleza, abrazar un árbol, estar con un amigo, conversar, comer chocolate, correr, viajar. Todas estas son actividades que nos hacen entrar en un estado de fluidez, admiración y paz, que nos ayudan a conectarnos con la felicidad que ya tenemos. La felicidad es el aceite del motor. Todos nacemos con ella, es parte de nuestro ser. Pero necesitamos activarla.

—¿Entonces ser feliz es una elección?
—Sí, para aquellos que pueden elegir. Hay personas que no tienen esa facilidad porque pueden tener problemas mentales, depresión, pueden haber sufrido traumas muy fuertes y no pueden tomar decisiones. Esas personas necesitan ayuda. La felicidad tiene que ver con la responsabilidad social. Cuando estamos cerca de personas felices, creamos más, innovamos más, se crean ambientes amigables para todos, de desarrollo y seguridad. Es un derecho humano.

—¿Elementos como la avaricia y el exhibicionismo en el mundo actual no perjudican a la felicidad, una especie de "tiranía de la felicidad"?
Lo que existe es una dictadura del miedo. Hay personas que tienen miedo de ser felices. La humanidad ha decidido definir el éxito a través del poder, el dinero y la fama. Y para alcanzarlo, se adoptan las tres peores acciones para la felicidad: compararse, quejarse y competir. Me comparo para ver quién tiene más poder, fama o dinero, me quejo si no soy yo y compito para obtener eso. Mira el mundo que hemos creado. Un mundo que nos lleva rutinariamente a un estado de infelicidad y carencia. Cuando vivimos en ese estado, si alguien publica una foto sonriendo en Instagram, por supuesto, es como si le hiciera daño a ese sistema.

—Usted escribió sobre el concepto de "happytalismo" como un nuevo sistema para un mundo más feliz. ¿Qué propone?
—A lo largo de la historia, nos hemos organizado en muchos sistemas en diferentes épocas. El "happytalismo" es un sistema de filosofía de la felicidad. Si lo que el ser humano busca de manera consistente es su felicidad y la de los demás, ¿por qué no nos centramos en eso? Se trata de buscar formas para que el mayor número de personas pueda ser feliz durante el mayor tiempo posible. Se trata menos de la acumulación de capital financiero como consumidores, y más de llegar a un estado de libertad de miedos, una conciencia más elevada sobre lo que sucede alrededor, por qué y para qué, y comprender la felicidad para compartirla.

—¿Existe una fórmula para la felicidad?
—Sí, existe y ya ha sido descubierta. Pero mucha gente no la conoce. Hay muchas formas de alcanzar un estado de calma, paz, esperanza, perdón, compasión. Ayudan a gestionar nuestros pensamientos y emociones, integrando el espíritu, la postura y la intención. Son fórmulas y tienen muchos ingredientes, como comer bien, dormir, rodearse de personas positivas, no aferrarse al pasado, respirar, contemplar, meditar, estar en la naturaleza. Hemos investigado más de mil acciones que funcionan para diferentes culturas y en diferentes momentos. Con una de ellas, se puede avanzar significativamente hacia la felicidad. Si quiero estar bien físicamente, por ejemplo, no lo conseguiré sentado en el sofá, tendré que caminar, hacer ejercicio. La felicidad es así, es una técnica y hay que practicarla. No importa quién seas, pero debes elegir algo que funcione para ti.

—¿Cuáles son las principales acciones que ayudan a ser feliz?
—La más básica, comprobada en investigaciones, es dar y ponerse al servicio de los demás. Cuanto más me doy, más ayudo, más feliz soy. Quienes hacen esto alcanzan la felicidad más rápido y durante más tiempo que quienes no lo hacen. Luego está darse a uno mismo. Es principalmente amarse a uno mismo, tener compasión, perdonar, ser amable con uno mismo. Y darse de manera consciente. Hoy voy a cuidar de mí. Voy a agradecer por estar vivo y voy a transmitir ese sentimiento a mi cuerpo, mis brazos, mis manos. Otra cosa es una respiración consciente. Nacemos con una inspiración y morimos con una expiración, la respiración es lo que conecta el nacimiento con la muerte. Pero muchas veces nos olvidamos de eso. Cuando me relajo y respiro profundamente, aumento la circulación de oxígeno, respiro mejor. Y se sabe que una técnica de respiración saludable ayuda a gestionar nuestras emociones. Además, entra en juego otra acción importante, que es prolongar esa respiración. Hay personas que ni siquiera tienen paciencia para respirar. Una respiración profunda nos conecta con nuestros pensamientos, que a su vez influyen en nuestras emociones.

—¿La felicidad puede ser medida por la ciencia?
—Existe todo un campo de la psicología positiva, la educación positiva y la ciencia de la felicidad que estudia los muchos elementos que influyen en la felicidad. Hay varias investigaciones sobre amabilidad, perdón, compasión, en las que se mide hasta qué punto ser más amable o agradecer, por ejemplo, promueve la felicidad. Muchas universidades alrededor del mundo investigan los impactos del bienestar, la meditación y la atención plena en nuestra salud. Ya sabemos cómo una mente sana facilita la entrada en estados de fluidez y felicidad. Una mejor salud mental conduce a una mayor felicidad, y viceversa. También hay laboratorios y centros de investigación que muestran cómo estas acciones pueden reducir el agotamiento en las empresas, mejorar el rendimiento académico de los estudiantes y ayudar a construir familias más sólidas. Hay miles de investigaciones en este sentido.

—¿Los conceptos como compasión, fluidez, plenitud, vinculados a la felicidad, también están muy asociados a la espiritualidad. ¿Existe una relación entre ellos?
—La espiritualidad es la conexión con nuestro ser energético, busca comprender lo que hay más allá de nuestro cuerpo físico y del entendimiento racional. Si definimos la espiritualidad de esta manera, hay muchas investigaciones que señalan que las personas con esta conexión son más felices. Hablo de una corriente de felicidad suprema. Los estados más elevados de felicidad se alcanzan cuando hay una conexión plena con nuestro ser superior. Esto es algo que ya está establecido en la espiritualidad, pero que la ciencia aún necesita explorar más. Hemos creado una disciplina en colaboración con la Universidad de Zaragoza llamada Ciencias Contemplativas, que estudia precisamente la conexión entre ciencia y espiritualidad.

—En los últimos años, los gobiernos han creado ministerios de felicidad y bienestar, y las empresas han establecido departamentos con ese propósito. ¿Cuál es la importancia de estas iniciativas?
—Cada vez más líderes comprenden que si el objetivo de la humanidad es ser feliz, debemos prestar atención a ello. Las ciudades son felices si los ciudadanos son felices. Las empresas son felices si los empleados son felices. Las escuelas y universidades son felices si los profesores y estudiantes son felices. Parece obvio, pero aún no existe suficiente atención estratégica y operativa hacia este aspecto. Afortunadamente, ya estamos viendo algunas iniciativas gubernamentales que deciden enfocarse en tener ciudadanos felices a través de condiciones que generan mayor bienestar. Trabajan en áreas como el medio ambiente, la calidad del aire, la seguridad, el acceso a espacios naturales, parques públicos y educación. Los países o comunidades con mayor estabilidad, confianza, menos corrupción, mayor seguridad y acceso a la educación pueden tener mejores condiciones para promover la felicidad de sus ciudadanos.

—¿Usted es feliz?
—Veo la felicidad como una ola que sube y baja. Soy una persona feliz, pero que trabaja constantemente en ser aún más feliz.

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