Publicidad

Bomba de tiempo

Compartir esta noticia

El presidente del Codicen, Wilson Netto, dijo la pasada semana que “es falso” que Uruguay esté atravesando por una crisis educativa.

“Decir que estamos en crisis es falso y por más que se repita seguirá siendo falso”, dijo el funcionario al que la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, definió como el José Pedro Varela del siglo XXI.

Netto es el hombre al que el gobierno ha encomendado cambiar el ADN del sistema educativo. Pero tal parece que no lo tiene claro. O que no está dispuesto a cambiar el ADN de nada.

A estas alturas es difícil saber si el gobierno quiere cambiar algo en la educación. A veces pareciera que quiere, pero no puede. O no lo dejan los sindicatos y los sectores frenteamplistas que manejan a los sindicatos de la educación. Pero la mayor parte del tiempo ni siquiera se esfuerza por hacer de cuenta que quiere modificar algo. Más bien, uno pensaría que hace la plancha.

En el Uruguay hay ocho grupos integrados por varios ministros, funcionarios y técnicos, liderados por el mismísimo presidente de la República, que trabajan para tratar de asegurar la inversión de UPM para construir una nueva planta de celulosa. ¿Cuántos grupos similares trabajan para cambiar el ADN de la educación? Ninguno.

Queda claro. La educación es una prioridad en el discurso político. No en la acción. Y mientras los gobernantes no hacen su tarea y los sindicatos mandan, las generaciones se pierden. Los alumnos aprenden cada vez menos. Se habla mal y se escribe peor. Ya no se lee. Se pierden horas y horas de clase. Y a nadie parece importarle las consecuencias que eso tendrá en un futuro que está a la vuelta de la esquina.

¿Qué país nos espera cuando, como reveló Búsqueda, los alumnos que salen del liceo y entran a Facultad de Derecho (o sea, los jueces, fiscales y abogados que vienen) escriben con una pésima sintaxis y una pésima ortografía, hablan con monosílabos, no son capaces de comprender siquiera un texto breve y no aprendieron a pensar o a razonar?

¿Qué nos espera cuando uno de cada dos estudiantes que ingresa a la Facultad de Ingeniería deja la carrera y el 72% de quienes abandonan no tiene un trabajo al momento de desertar?

¿Qué país estamos construyendo cuando más de uno de cada diez niños repite primer año de escuela y ocho de cada diez repetidores deben recursar por exceso de faltas a clase? ¿Por qué creemos que esos chicos, a los que incluso sus padres y pediatras habilitan a faltar más de la cuenta por cualquier nimiedad o capricho, serán mañana ciudadanos responsables con una cultura del trabajo y de los compromisos como la que necesita este país para salir adelante?

El presidente, ¿va a hacer algo en los tres años que le quedan para comenzar a atacar esta tragedia nacional, encabezando al sistema político y a la sociedad en una verdadera revolución que ya no admite postergación, o se va a resignar a discutir partidas presupuestales con los sindicatos y algunos sectores del Frente Amplio?

La bomba de tiempo está conectada. El tiempo se agota.

[email protected]

LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad