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La izquierda ridiculizada

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FRANCISCO FAIG

Hay esperanza. Cuando termina la excelente obra "Argumento contra la existencia de vida inteligente en el cono sur" en el Teatro Solís, del dramaturgo Santiago Sanguinetti (nacido en 1985), se extiende la sensación de que hay esperanza.

Porque ¡por fin! aparece una generación nueva, que no razona desde la Guerra Fría, con espíritu crítico, fina ironía, y sobre todo, capaz de reírse del conjunto de sandeces que gobernaron el pensamiento de la izquierda en nuestro cono sur en los sesenta. Majaderías que, además, hicieron un daño terrible al país con su infeliz afán revolucionario, y que siguen martirizando la inteligencia de la izquierda tras la sombra del muro de yerba consustancial al comité de base.

Sin ruborizarse, con el seguro desparpajo que se nutre de la elegante inteligencia, en la obra se suceden diálogos en los que ¡por fin! la cultura nacional desafía con brío a la bien pensante hegemonía izquierdista. Por ejemplo, escuchar a un "revolucionario" leer con convicción una de las tantas tonteras escritas por Carlos Quijano en Marcha por esos años, deja en claro que, de proponérnoslo, no es difícil derribar el mito de sus siempre inteligentes aportes al entendimiento de la trama nacional.

En este sentido, este año se cumple medio siglo del censo de población y vivienda impulsado por la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE), que fue fundamental para mejorar la calidad de la información económica y social disponible por aquel entonces. La CIDE, recordémoslo, fue creada por el gobierno blanco en 1960, por un decreto de ese estadista que fue el ministro Juan Eduardo Azzini.

¿Qué tuvo para decir Quijano de este esfuerzo de diagnóstico global, detallado y fundado de la situación económica y social que representó la CIDE? En Marcha, en noviembre de 1963, la emprendió contra el "BID, BIRD, OEA, CEPAL, AID, CIES, etcétera. (…) todos refugios cómodos de pedantes y apátridas cuando no de cipayos, dados al preciosismo de las cifras y a las alquitaradas frases de un culteranismo de tenedores de libros. Pero sin alma, sin visión y sin horizontes". Y señaló, una vez más, su oposición y desprecio a esta iniciativa por implementarse desde una perspectiva "cómplice" del "imperialismo". ¡Qué bien vendría que la izquierda se mirara en el espejo de sus miserias intelectuales y políticas sesentistas y dejara de justificar tanto esfuerzo estéril, tanto análisis inepto y tanto daño irreversible acumulados por aquellos años!

Lamentablemente, gobernada como está por los mismos actores de aquel entonces, sigue enseñando en el comité vítores al Che y a la toma de Pando. Trata de convencernos de que allí, entre algunas sentencias de Lenin y algún aforismo de Sendic (padre), está el monopolio de la virtud compañera y de la solidaridad social. Tergiversa la historia reciente del país. Y como no hay autocrítica inteligente, las nuevas generaciones frenteamplistas adquieren el reflejo pavloviano de repetir las simplezas más conocidas. Se apropian entonces de los temas por los que batallaron las viejas generaciones de izquierda: patria grande, universidad tecnológica, etc.

Así ganan protagonismo en el comité. Pero sobre todo, dan argumento para llenar la Zavala Muniz. Porque ya lo explicó Marx: La historia se repite siempre dos veces, primero como tragedia y después como farsa.

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