Publicidad

Una Telecatapluna

Compartir esta noticia

CARLOS MAGGI

En mal momento, sonaron palabras de elogio para los entes autónomos.

"Culminó el seminario internacional "Empresas Públicas: Transformaciones, Desafíos y Oportunidades", donde el Director de Industrias, Sebastián Torres, sostuvo:

-- Las empresas públicas inciden en el control de recursos naturales, el desarrollo de las regiones más atrasadas, la disponibilidad de bienes esenciales, el ahorro de divisas, la generación de empleo y el desarrollo tecnológico; y esa es la base material que define la soberanía, la equidad y el desarrollo de un país"

Por su parte la presidenta de ANTEL, Carolina Cosse, dijo: -- "Las decisiones en infraestructura que están adoptando las empresas públicas sobre diversificación de la matriz energética (UTE), desarrollo de las fuentes energía y de alimentos (ANCAP) y fibra óptica al hogar (ANTEL) impactarán en los próximos 30 años"

El subsecretario de Economía y Finanzas, Luis Porto dijo: -- "Las empresas públicas pueden favorecer la integración social, facilitando el acceso de la población a los servicios básicos."

Uypress, (1/11/12).

Parecería que lo mejor sería crear más empresas oficiales que se encargaran del comercio y la producción. Pero el aplauso que acabo de reseñar estalló en medio del entierro de Pluna. Allí quedó comprobado que ningún empresario honesto se atreve a crear una aerolínea privada en el Uruguay. Entonces se piensa que la mejor solución es…fundar contra corriente, una cooperativa con el personal de Pluna ¡para repetir Pluna!

Si Pluna pudiera ejercer un monopolio podría ser. (Ir a Buenos Aires costaría dos mil dólares y las azafatas tendrían el pelo blanco y el cutis, rugoso). Pero monopolizar el cielo es imposible.

En materia de empresas dedicadas al transporte, la historia uruguaya es rica en revolcones.

El 31 de diciembre de 1948 se compraron los ferrocarriles ingleses. El Uruguay resignó 17 millones de las libras esterlinas que tenia para cobrar, a cambio de esos "fierros viejos." Fue un acto de grandeza. Inglaterra se había endeudado con el Uruguay, por abastecimientos recibidos durante la guerra 39-45; y el Reino Unido merecía contemplación, había sido heroica en su lucha contra los nazis. Lo único que no imaginamos al hacer esa compra, fueron sus consecuencias. Hace 64 años y todavía estamos pagándole a los funcionarios de AFE, por uno de los más miserables servicios ferrocarrileros que se prestan en el planeta Tierra.

Leo en Internet un informe objetivo que subleva el ánimo: -- "De 15 trenes diésel hidromecánicos de fabricación húngara Ganz Mávag. Quedó en servicio una unidad motriz y otras dos en reparación. Este material, con muy poco uso, fue desperdiciado por ineficientes administraciones; se dejaron coches abandonados al vandalismo o a la intemperie y algunos se usaron para proyectos comerciales (como el tren exposición del año 1993, cuando se desmantelaron 16 coches para que los usaran distintas empresas).

También hubo una experiencia montevideana referida al transporte; se compraron los tranvías ingleses que en poco tiempo quedaron fuera de servicio, por mal tratados. Amdet, "Administración municipal de transporte colectivo" compró entonces autobuses y las pérdidas se agrandaron y el servido fue peor. Entonces se compraron espléndidos troley-buses último modelo y la población siguió pagando boletos caros y siguió padeciendo un servicio pésimo. Amdet duró de 1947 a 1992; y fue una experiencia lamentable. El diccionario de la lengua española puede ser un buen consejero: Escarmiento quiere decir: "Tomar enseñanza de lo que alguien ha visto y experimentado en sí, para guardarse y evitar el caer en los mismos peligros."

El Estado uruguayo "ha experimentado en sí" lo que es la organización de empresas de transporte una y otra vez: ferrocarriles, tranvías, autobuses, troley-buses, aviones…

Todo indica que el Estado debe guardarse y evitar tropezar con la misma piedra.

Las mejores empresas del Estado, algunas gozando de un monopolio que suprime competidores, se han convertido en una carga creciente. Agustina de los Reyes recogió cifras a mediados de este año:

-- El mayor gasto energético de junio del 2012, provocó un resultado negativo en UTE y Ancap y eso incidió en el aumento del déficit del sector público global.

En términos nominales, el resultado fiscal fue negativo en US$ 897 millones en el último año móvil hasta junio, según informó el Ministerio de Economía.

UTE, en los 12 meses alcanzó un rojo US$ 49,3 millones. Ancap US$ 167,3 millones, Antel (US$ 8,7 millones), Agencia Nacional de Viviendas (US$ 1,3 millón) y AFE (US$ 200.000).(El País, 2/8/12).

Al mes siguiente, el 16 de septiembre de este año, El País confirma que los proyectos de presupuesto para el ejercicio 2013 de Ute, Ancap, Antel, Afe, Correos y Ose prevén un desequilibrio que alcanza los ¡ 1.142 millones de dólares !

Lejos de pensar en aumentar el número de empresas que pierden plata a raudales, lo prudente sería reducir la actividad comercial e industrial del Estado; se pierde mucho. Tiene razón Julio Preve cuando escribe: -- Creo que va llegando el momento de establecer límites al poder económico y político de estos monopolios. (El País, 1/10/12, Suplemento Economía y Mercado).

La catástrofe soviética que determinó la caída del muro de Berlín en 1989 , constituye en esta materia, un punto de referencia inevitable. Las empresas del Estado determinaron el fracaso del socialismo real. Cuando China continental cobró conciencia del fenómeno, privatizó 370.000 entes estatales y se encaminó a ser la economía de mayor crecimiento en el planeta.

No digo que los entes autónomos del Uruguay provoquen una implosión semejante a la soviética. Eso no sucederá por una razón aritmética: la actividad del Estado solo abarca en el Uruguay la mitad de nuestra economía; pero lo cierto es que el lugar que ocupan los entes autónomos industriales y comerciales, los hace invencibles; y esa predominancia es la responsable del estancamiento relativo que registra el país desde hace muchos años. El costo país está inflado por los entes y ese mal impide muchas veces competir, vale decir: ciega muchas fuentes de trabajo.

En el caso de Pluna, resulta más aconsejable distribuir el personal entre las oficinas del Estado y abrir los cielos, que repetir la historia de crear una empresa fantasiosa, inviable. Si se empieza por una cooperativa entre algodones (a la cual se le regala el capital y se le dan subsidios, con tal de darle trabajo al personal cesante) es indefectible que el Estado siga enredado con esa cooperativa; de nuevo, va a ser el pagador de todo lo que pierda esa sociedad mal concebida de origen.

Juan Castillo, una persona insospechable de estar contra los trabajadores, dijo:

-- La rentabilidad de cualquier línea aérea oscila entre el 2.5 y el 4.7% a escala mundial; tú te imaginas que alguien esté dispuesto en cualquier parte del mundo a invertir US$ 137 millones por siete aviones para empezar a recuperar entre el 2 y el 4.7% anual? Creo que no dan los números, no cierran" (El País, 7/9/12) ¿Cerrarán para una cooperativa que tenga 15 millones de capital?

Por la gente involucrada y por el erario, vale más no inventar una persona que se hunda a propósito de volar. Vimos fundirse a Varig y a Panamerican, dos colosos formidables. Una Pluna desplumada compitiendo a contra cielo, es imposible. Basta de telecataplunas.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad