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Aníbal Durán del Campo

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El martes 25 de octubre falleció Aníbal Durán del Campo. A muchos en este diario, se nos fue un pedazo de historia y un compañero del alma. Tenía 87 años, pero tuvo que venir algo feroz desde afuera para doblegar su espíritu y su vida. Era de los pocos sobrevivientes de la vieja Divisa Blanca que forjaron en torno a los hermanos Beltrán un grupo de jóvenes idealistas a mediados del siglo pasado. Camarada en mil luchas, noble en la disputa y la controversia, amigo leal.

Lo vimos andar los últimos tiempos sin una queja, con su señorío inalterable y su simpatía contagiosa, sobrellevando una cruel enfermedad que sabía que no podía vencer. Nunca trasmitió lo que sufría ni la proximidad de un desenlace fatal; hasta el final disfrutó de sus amigos y les ocultó sus pesares porque, ¿para qué hacerlos sentir mal o provocar tolerancias de compasión?

Hizo un culto sagrado de la amistad. Era parte de los grandes amores y fervores que dieron razón a su existencia y defendió hasta el silencioso suspiro final. Lo compartía con su familia, tan numerosa como ejemplar: casado con Lucía Hontou, tuvo seis hijos, veintidós nietos y cuatro bisnietos. Con su profesión de veterinario, donde fue un académico de primer nivel, precursor de la inseminación artificial en ovinos. Tres libros y un sin fin de trabajos, dedicó a ella: "Historia de la Sociedad de Medicina Veterinaria", "Veterinario de campo" y "Vivencia, 50 años de profesión". Con su querido Rampla Juniors, del cual fue presidente y cuya bandera cubría el féretro donde descansaban sus restos; fue Presidente y dedicó un libro "Rampla Juniors, apuntes para su historia" que reflejaba su entrañable cariño por el club del Cerro. Con Trouville, el rojo de Pocitos su barrio en Montevideo, el cuadro de basquetbol que seguía por toda la ciudad. Con su pasión por el tango, cuyos cortes y quebradas practicaba todos los miércoles de noche, hasta que su enfermedad se lo impidió. Estudioso del tema, dictó charlas, escribió diversos artículos y le dedicó también un libro: "Comentarios sobre letras de tango". Con su querido Partido Nacional, por el que tanto luchó y al que tanto dio.

El incesante desfile ante el féretro donde descansaban los restos mortales del Dr. Durán del Campo, fueron un testimonio silencioso, pero elocuente, de cuán hondo y generalizado fue el pesar que provocó su muerte, y cuán ricos, nobles y cálidos habían sido los surcos de su siembra ejemplar.

Adiós Aníbal. Allá arriba hay muchos amigos y seguro que estarás festejando con ellos el reencuentro.

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