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La crisis en Libia hace tambalear el precio del crudo

Temor mundial. Gran parte de los trabajadores extranjeros de refinerías del 13o exportador mundial de petróleo se fueron del país por la emergencia política. Los precios del crudo se disparan y las naciones emergentes son las más afectadas.

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THE ECONOMIST

Dos factores determinan el precio del barril de petróleo: las leyes de mercado fundamentales de oferta y demanda y el miedo. Los dos son puestos a prueba por la violencia y la tensión política que se instaló desde hace un mes en Libia, el 13° exportador mundial de petróleo.

El precio del barril de crudo Brent ronda los US$ 100 y en algunas jornadas superó los US$ 120, a medida que los operadores se dieron cuenta de que podrían dejar de contar, por un tiempo, con parte o la totalidad de las exportaciones de Libia: unos 1,4 millón de barriles por día (b/d) o alrededor del 2% de las necesidades globales.

La situación en Libia es lóbrega, a medida que los rebeldes y las fuerzas de Muamar Gadafi combaten por el control del único recurso natural del país. Brega, en el Este del país, cambió de manos tres veces en días recientes. La mayoría de los trabajadores huyó y la producción cayó dos tercios.

La historia del petróleo está signada por el conflicto en Medio Oriente, shocks de abastecimiento y la recesión global, con el agregado del embargo petrolero árabe de 1972, la revolución iraní de 1978 y la invasión a Kuwait lanzada por Sadam Husein en 1990. Para medir los riesgos es necesario dar respuesta a tres preguntas. ¿Cuán vulnerable es el mercado del petróleo a una interrupción del suministro? ¿Qué sensibilidad tiene la economía a los picos de precios del petróleo? ¿Cómo pueden arreglarse quienes trazan las políticas ante un shock, si ocurre lo peor?

Los problemas de Libia son el ejemplo más serio del impacto que tiene la agitación árabe en los mercados petroleros. Los precios saltaron cuando los ciudadanos de Egipto salieron a las calles para derrocar a Hosni Mubarak. Egipto es importador de petróleo, pero actúa como conducto vital entre los enormes campos petroleros del Golfo y los mercados en Europa, a través del Canal de Suez y del oleoducto Sumed. Si bien parecía improbable que los manifestantes pudieran distorsionar los embarques de petróleo, los hechos en El Cairo resultaron suficientes como para agregar más de cinco dólares al barril.

La extensión de la agitación de Bahréin, Omán y el Golfo ha creado una nueva dimensión de angustia. El Norte de África produce el 5% del petróleo mundial, pero Medio Oriente produce el 30%. Además, los problemas de Bahréin están en la puerta de Arabia Saudita y pesan en la situación de las provincias orientales sauditas, de las que se bombean enormes cantidades de petróleo hacia los mercados globales.

Arabia Saudita es la principal preocupación de los operadores. Asimismo, en términos de petróleo, es la principal esperanza. Es el único productor con significativa capacidad ociosa que podría ser liberada si el precio del petróleo creciera demasiado. Si bien la OPEP, de la cual Arabia Saudita es la fuerza principal, existe para mantener los precios boyantes, no quiere ver que lleguen a un punto en el que la economía mundial resulte dañada y decaiga la demanda de petróleo.

Cuando los precios llegaron a un pico en 2008, los sauditas dijeron que tenían capacidad de sobra. Los aterrorizados mercados petroleros dudaron de su existencia y los precios igual crecieron hasta que llegaron a US$ 145. Sin embargo, el colapso consiguiente del precio del petróleo en el segundo semestre fue causado sólo en parte por la crisis crediticia y la recesión resultante en el mundo rico. Arabia Saudita bombeó petróleo adicional: casi 2,5 millones de b/d por encima de los 8,5 millones que ya estaba proveyendo.

La capacidad ociosa de la OPEP ahora se sitúa entre 6 millones de b/d (según OPEP) y entre 4 millones y 5 millones de b/d (según los analistas del sector). La participación de Arabia Saudita en ese exceso es quizá de entre 3 millones y 3,5 millones de b/d. El precio se redujo en los últimos quince días, en gran medida porque Arabia Saudita dice que está bombeando hasta 600.000 b/d para compensar la caída de las exportaciones libias. El objetivo declarado por la OPEP de estabilizar los precios depende de que los operadores crean que los sauditas tienen la capacidad de suministrar más cuando suben los precios.

Entonces, ¿por qué los operadores de los mercados están tan nerviosos? La respuesta es que las tendencias de largo plazo de oferta y demanda ya eran desfavorables. Antes de las sublevaciones el barril de crudo Brent estaba cerca de los US$ 100. La demanda mundial creció de manera extraordinaria en 2,7 millones de b/d en 2010, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía. Probablemente seguirá creciendo en otro 1,5 millón de b/d este año y en el mismo volumen en 2012, a medida que el mundo rico se recupera y crece la demanda en China y el resto de Asia. La expansión neta de los suministros de fuera de la OPEP probablemente será insignificante en los próximos años. Si bien los stocks del mundo rico son altos, con cobertura de hasta 50 días, no resulta claro que Arabia Saudita pueda bombear mucho más que en 2008. La velocidad a la que pueden liberarse las reservas de los gobiernos, como el caso de la Reserva Petrolera Estratégica de EE.UU., también tiene sus límites.

DISTORSIÓN. Cuando los mercados petroleros están tirantes, surge otra serie de problemas. El petróleo saudita habitualmente es más denso y sulfuroso que el crudo libio que reemplazará. Las defectuosas refinerías de Europa no podrán procesar el crudo saudita más pesado y las regulaciones de naftas allí son menos tolerantes en cuanto al contenido de azufre que en otros lugares del mundo. Por tanto, el petróleo del golfo deberá ser embarcado a las refinerías de Asia, que son más nuevas y fueron diseñadas para procesar una amplia variedad de grados de petróleo. El crudo del Oeste de África, un sustituto cercano para la producción de Libia, que habitualmente va a Asia, en cambio, será enviado a Europa.

Si empeora la situación de abastecimiento, las oportunidades para este tipo de sustitución serán menores, creando cuellos de botella en el suministro, escasez de naftas y picos más altos que los actuales para los diferentes crudos y sus productos, aún cuando haya capacidad ociosa. El diferencial de precios de unos US$ 15 dólares que ha surgido entre el crudo Brent -refleja más de cerca el comercio global- y el WTI (West Texas Intermediate) -la pauta de los precios del petróleo en EE.UU.-, es un ejemplo de cómo los mercados pueden ser distorsionados por los esquemas locales de oferta y demanda. Si la oferta se hace aun más estrecha, el petróleo podría tener precios más o menos altos según la parte del mundo.

Todo esto es una nube negra en un horizonte que, por otra parte, es brillante para la economía mundial. Pocas cosas pueden provocar un cortocircuito en el crecimiento como un choque petrolero, debido a la ubicuidad del combustible y a la intensidad de la demanda. Cuando el precio del petróleo salta, los consumidores no tienen otraopción que la de aceptarlo y gastar menos en otras cosas.

DIFERENCIAS. ¿Qué grado de sensibilidad tiene la economía mundial ante los precios de petróleo? Hasta el momento, el incremento y el probable daño parecen modestos, en parte, debido a que muchos analistas esperaban que este año, de cualquier manera, ocurriera un aumento.

Desde fines del año pasado, el precio del Brent creció US$ 23 el barril, o alrededor de 25%, y el WTI, US$ 10, o 10%. El FMI considera que un incremento de 10% en el precio del crudo elimina entre 0,2% y 0,3% del PIB global en un año. Ocurre que el petróleo ahora cuesta alrededor de 10% más de lo que supuso el FMI en enero, cuando proyectó un crecimiento global de 4,4% para 2011. Eso implica que el FMI ahora prevería un crecimiento de 4,2%.

Ahora el mundo rico es menos vulnerable porque redujo la cantidad de petróleo utilizado por cada unidad de producción. La economía de EE.UU. en 2009 fue, en términos reales, casi el doble de grande que en 1980. Sin embargo, el consumo en ese país a lo largo de ese período creció apenas de 17,4 millones de b/d a 17,8. En realidad, Europa usó menos petróleo en 2009 que en 1980, pese a que su economía creció. También pudo haber ayudado el hecho de que los choques de oferta generan mayores incrementos de inflación y mayores caídas de producción cuando los salarios son rígidos.

Las economías emergentes pueden resultar golpeadas con más dureza por un pico de precios debido a que usan más petróleo por unidad de producción que las naciones ricas. La economía de EE.UU., si bien es tres veces mayor que la de China, usa apenas poco más del doble del petróleo que China. Pero la intensidad del uso del crudo en los países emergentes también cayó en años recientes, a medida que la manufactura se hizo más eficiente y los sectores de servicios incrementaron su participación en la economía.

Entre las economías ricas, EE.UU. tiende a sufrir el mayor impacto inmediato debido a que su economía es relativamente intensiva en petróleo y porque sus impuestos bajos a las naftas interponen sólo una pequeña cuña entre el precio del crudo y los de las naftas. Goldman Sachs estima que un incremento de precios del 10% reduce el PIB en 0,2% después de un año. En Europa, el efecto es aliviado por altos niveles de impuestos. Los gravámenes al consumo y el IVA representan alrededor del 60% de los precios de las naftas y el 52% de los precios del gasoil en la zona del euro.

Los países emergentes de Asia están más complicados. Si bien sus economías son más intensivas en el uso del petróleo, varias exportan crudo y muchas subsidian el combustible, limitando el impacto en los consumidores. Tailandia resolvió mantener el precio del gasoil en el equivalente a un dólar por litro hasta abril. Citigroup estima que cada aumento de US$ 10 en el precio del petróleo cuesta a las empresas estatales que lo comercializan en India el equivalente a 0,5% del PIB, de lo cual la mitad es absorbido por el presupuesto. Un estudio del staff del FMI estimó que los países emergentes y en vías de desarrollo subsidiaron el combustible en 2010 por unos US$ 250.000 millones.

INFLACIÓN. ¿Qué pueden hacer los bancos para proteger la economía? Los precios del petróleo más altos actúan como un impuesto en países que lo importan, que normalmente pedirían una política monetaria más suave. Pero también hacen subir la inflación, que requiere una política más restrictiva.

Este año, la respuesta de los bancos centrales probablemente sea más mesurada. El desempleo es más alto en EE.UU. y Europa que en 2008 y la inflación subyacente (excluye los precios más volátiles como la energía y los alimentos), con excepción de Gran Bretaña, es más baja.

En muchos mercados emergentes los riesgos son altos. Esas economías ya están operando a su capacidad máxima, y la inflación creció: la tasa de China en enero fue de 4,9%, muy por encima de su meta oficial de 4%, y la de India fue más de 9%.

Un incremento del precio de la energía puede causar un salto más agudo en los mercados emergentes, debido a que en muchos tienen un peso mayor en las canastas básicas de sus consumidores: 15,2% en Indonesia, 14,2% en India y 13,8% en Malasia, en comparación con 9% en EE.UU. Además, la energía es un gran insumo de la producción de alimentos, lo que tiene un peso aún mayor en estas naciones.

El impacto llegaría al 1% del PIB

El motivo de un aumento del precio del petróleo es tan importante como su magnitud. Un incremento forzado por una mayor demanda es menos peligroso que uno impulsado por una oferta restringida, porque es una prueba de una economía global saludable.

De cualquier manera, ya sea impulsado por la demanda o por la oferta, un pico del precio del petróleo puede hacer gran daño. Los economistas sugieren que cuando el precio sube lo suficientemente rápido, los consumidores y las empresas reducen sus planes de gasto e inversión. Esto ocurre con frecuencia porque los precios son impulsados por otros factores que dañan la confianza, como ser la amplia agitación en Medio Oriente. Si otro gobierno árabe fuera derrocado, empujando el precio del petróleo a más de US$ 150, el impacto económico casi seguramente sería más grande que de 0,5% a 1% del PIB, como sugiere la simple extrapolación.

Aunque la agitación no afecte la oferta, el alza de los precios será cuestión de tiempo. Ahora se está afianzando la misma dinámica que en 2008 hizo llegar a las nubes al precio del petróleo. La oferta no crece de manera sustancial y la demanda global, que el año pasado retomó su pico anterior a la recesión, se está expandiendo nuevamente con vigor.

Si les dan tiempo suficiente, los países ricos se ajustarán a precios más altos. Jim Burckhard, de la consultora IHS Cera, apunta que la demanda en la OCDE llegó a un pico en 2005 y ha decrecido desde entonces, en respuesta al ascenso de los precios. En EE.UU. un giro hacia la compra de vehículos más eficientes en el consumo de combustible, y estándares de ahorro han contribuido a limitar el crecimiento de la demanda de naftas.

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