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Documentos llevarán chip electrónico

Identificación. Huella digital, foto y firma digital estarían incorporados a la cédula y el pasaporte Ministerio del Interior afirma que es "viable" No incluirá información "íntima", como iris y ADN | w El empleo de la dactiloscopía se inició en 1905

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GASTÓN PÉRGOLA

El gobierno está decidido a implementar un nuevo sistema de identificación civil en cédulas y pasaportes, a través de "mecanismos biométricos" que permitan la codificación de datos en chips electrónicos, como la huella dactilar y firma digitalizada.

La biometría es un método que mide e identifica características propias de una persona, como puede ser la huella digital, el reconocimiento facial (a través del iris y la retina), o la geometría de la mano.

El uso de tecnología aplicada a esta técnica es lo que permite reunir en un pequeño chip una cantidad de información del individuo.

Un estudio preliminar sobre el tema, que será presentado hoy a las 15.30 en la Dirección Nacional de Identificación Civil (DNIC) arrojó como conclusión que su puesta en marcha es "viable" sin aumentar considerablemente los costos o modificar los tiempos de emisión.

El objetivo de este análisis fue detectar la posibilidad de implementar los mecanismos biométricos en Uruguay, de qué forma, con qué costos y en qué plazos. Al día de hoy la expedición de estos documentos se entrega en el día y el costo del trámite para la obtención de una cédula de identidad va desde $ 121 -el trámite común- hasta $ 242 -el urgente-.

En la experiencia de gobiernos de América Latina que ya aplicaron este sistema el costo de expedir un documento biométrico y de buena calidad ronda los US$ 12 (unos $ 250).

A diferencia de otros países, una de las dificultades que tendrá Uruguay a la hora de hacerse de proveedores es la baja densidad de población, lo que impedirá reducir costos al no poder realizar compras en grandes volúmenes.

Como contrapartida, el constante avance de la tecnología trae aparejados precios más bajos. Por ejemplo, un chip para introducir en la tarjeta plástica costaba hace apenas dos años entre US$ 12 y US$ 20, al tiempo que hoy se puede conseguir por US$ 2,5.

NUEVO FORMATO. Los documentos biométricos se caracterizan por tener un formato similar al de una tarjeta de crédito, con la incorporación de un pequeño chip electrónico en su interior, con toda la información del individuo.

No está en los planes de la Dirección Nacional de Identificación Civil incorporar información que atente contra la protección de datos personales, como puede ser el ADN o la fotografía del iris, aseguró a El País el director de esta repartición, Ruben Amato.

"Por el momento una futura cédula de identidad de estas características en Uruguay no tendrá como información nada que atente contra la intimidad de la persona. En otros países se ha incorporado la fotografía del iris o el ADN. Este tipo de información es muy íntima, ya que puede revelar incluso enfermedades del individuo", explicó Amato.

Así las cosas, los elementos biométricos que aparecerían en una futura cédula de identidad serán la huella digital, la foto, firma electrónica y datos únicamente identificatorios. "No pensamos incorporar nada que no esté en el actual documento", remarcó Amato.

Si bien el actual documento es calificado de "muy bueno y seguro" (ver columna), la puesta en marcha de un sistema biométrico (o también llamado DNI digital) tendrá mayores beneficios en su uso diario, tanto para el propietario de la cédula como el demandante.

A criterio de Amato, que lleva 32 años en Identificación Civil, este sistema permitirá un manejo más práctico de la información (con un simple lector aparecerá en la computadora del operador toda la información del usuario), además de hacer imposible la adulteración o robo de datos y garantizando la fiabilidad del contenido.

"Se podrá comprobar la identidad de manera fiable. No significa que hoy no se haga, pero por ejemplo, en muchos casos, cuando una persona sa-ca un crédito no se observa la foto de la cédula. Apenas miran si la cédula está vigente y punto", explicó el experto.

La firma digitalizada será otro de los beneficios reales que proporcionará el nuevo sistema al permitir la formalización de trámites que requieran de una rúbrica.

"Al tener la firma digitalizada el ciudadano podrá realizar trámites desde la casa a través de Internet, quedando bien identificado en cada una de sus operaciones", aseguró Cristina Zubillaga, directora de la oficina de proyectos de la Agencia para el Desarrollo del Gobierno de Gestión Electrónica y la Sociedad de Información y el Conocimiento (Agesic).

CONDICIONES. Para llevar adelante el estudio de campo, la DNIC estableció una serie de parámetros que oficiaron de referencia para sustentar la viabilidad del proyecto.

Entre los objetivos principales se puso énfasis en el costo. Se busca evitar que la inversión en los cambios en el sistema y los materiales sea trasladada a la tasa actual.

Además, se planteó que la información que contenga los documentos sea de fácil acceso: que el costo de inversión para la lectura de datos no sea exagerado, a fin de que empresas privadas como organismos del Estado puedan sacarle el mayor provecho posible.

"La idea es que los lectores de información no cuesten US$ 400 cada uno, sino que sean accesibles para que los distintos operadores puedan darle buen uso a la información, como pueden ser los bancos, casas crediticias, y no sólo quede limitado a Migraciones o Aduana. Que su uso sea generalizado y no para dos o tres empresas", argumentó Amato.

Cédula con validez exterior

Al día de hoy países como Chile, Colombia (el año pasado), México, Panamá y Guatemala tienen activo este sistema, al tiempo que Brasil se encuentra en trámites de aprobación de un proyecto nacional que contemple el uso de esta tecnología.

Si eventualmente se toma la decisión de seguir adelante con el proyecto en Uruguay, su implementación se hará de forma gradual, a través de un programa piloto y en el que se tome en cuenta a pequeños grupos de personas. La idea es observar su evolución para corregir a tiempo posibles errores.

Además se buscará en el futuro que el documento tenga validez internacional. El hecho de

que se pueda viajar a varios países de América Latina sólo portando la cédula, hace imperioso

"unificar el tipo de documento, por lo menos con bases mínimas de expedición", expresa Ruben Amato, de la DNIC.

Al pasaporte también se le incorporará un chip electrónico, pero no se modificará su actual formato: seguirá siendo una libreta y no una tarjeta.

Más de un siglo dejando la huella

"Tenemos un documento que estéticamente no es el más lindo, pero sí seguro en la expedición", asume el director de Identificación Civil, Ruben Amato. Pero antes de llegar a la tarjeta plastificada -que muy pronto también quedará en el museo- el documento de identidad nacional pasó por algo más de un siglo de historia.

El primer antecedente es la creación en el país de la Oficina de Identificación Dactiloscópica, que data de 1905. Ese año la Policía Nacional suscribió un convenio con las oficinas policiales de La Plata, Buenos Aires, Rio de Janeiro y Santiago de Chile, mediante el cual se estableció el intercambio de antecedentes sobre individuos considerados peligrosos pa-ra la sociedad.

En ese acuerdo se establecía ya la posibilidad de que todo ciudadano registrara sus antecedentes y "su individual dactiloscópica", con el fin de que "no sólo evite injustos vejámenes, sino que sea elemento de información personal, útil en cualquier circunstancia".

Poco después, el 1° de mayo de 1914 se consagra la primera ley sobre "Cédulas de Identidad Personal". Pero pasarían varios años para que se aprobara el reglamento general de cédulas, aprobado finalmente el 23 de marzo de 1946.

Luego, mediante un decreto en 1967 se establece que cada Jefatura de Policía será la encargada de expedir la cédula de identidad. Con algunas variantes este régimen continúa imperando hasta que en junio de 1978 se crea la actual Dirección Nacional de Identificación Civil, como organismo encargado de expedir el documento de identidad.

Un decreto ley de ese mismo año, el 14.762, establece la utilización de un número único identificatorio "compuesto por un conjunto en sucesión natural a partir del uno y la cifra del dígito verificador".

El número se asigna a cada registro de huella dactilar: no cambia durante toda la vida del individuo, se considera confiable porque lo otorga el perito que clasificó las impresiones dactilares y por último de carácter universal, puesto que es "un número único en el universo de los números".

En marzo de este año se introdujeron las últimas modificaciones a la cédula.

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