La educación Waldorf se basa en una comprensión profunda del desarrollo del ser humano que responde a las necesidades del niño en crecimiento y respeta su individualidad. Los maestros Waldorf se dedican a despertar la motivación interior y el entusiasmo por aprender. Aun las materias académicas más áridas se presentan de una forma artística y dinámica.

La aspiración de las escuelas Waldorf es educar la totalidad del ser humano: su corazón y sus manos tanto como su cabeza. De este modo se incorporan al mundo jóvenes que han "aprendido a aprender", con suficiente creatividad y flexibilidad como para ir más allá del conocimiento convencional, personas con un interés cálido y abierto hacia todo lo que las rodea, que confían en sí mismas, internamente libres, solidarias y valiosas.

La primera escuela Waldorf fue fundada en Stuttgart en 1919 por el científico y pensador austríaco Rudolf Steiner. La educación que recibieron estos niños fue tan innovadora que pronto comenzaron a surgir escuelas Waldorf en Alemania y luego el movimiento de pedagogía Waldorf se extendió por Europa y el mundo. Hoy en día es el movimiento educativo de mayor crecimiento, con más de 1000 escuelas en 50 países, además de escuelas públicas que aplican métodos Waldorf .

El día escolar comienza con una clase extendida, que puede llegar a las dos horas, en la que se trabaja sobre una materia. Esta clase extendida, llamada "clase principal", le permite al maestro desarrollar una amplia variedad de actividades en torno al tema que se esté tratando. Se incluyen ejercicios rítmicos con movimientos corporales que activan la circulación, armonizan el grupo y estimulan la concentración.

Además, se trabaja por épocas, es decir, que la clase principal está dedicada a una sola materia durante toda una época que abarca varias semanas.

Después de la clase principal, se trabaja con las materias especiales: idiomas, pintura, música y movimiento, gimnasia, trabajos manuales, huerta, etc. Los maestros de las clases especiales trabajan en estrecha colaboración con el maestro de grado tratando de articular sus materias en torno a los temas que se tratan en la clase principal.

Para asegurar que la educación no produzca individuos unilaterales, atrofiados en su salud emocional y su capacidad volitiva, los aspectos menos concientes de la naturaleza humana deben ser constantemente ejercitados, alimentados y guiados. Es aquí donde las artes y las actividades prácticas hacen su mayor contribución, educando el corazón, las manos y también, de modo muy real, el cerebro.

Los niños que han trabajado a lo largo de su educación con el color y la forma; con la música, el movimiento, la actuación dramática, el lenguaje; con la arcilla, la madera, la acuarela, la lana; con la tierra y las plantas; no sólo han trabajado creativamente, activando, clarificando y fortaleciendo sus emociones, sino que han puesto en práctica su pensamiento y su sentimiento en el ejercicio activo de la voluntad. En Montevideo hay una escuela con jardín y primaria, ubicada en el barrio Carrasco Norte.