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Un paseo educativo

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Juan Oribe Stemmer

Digamos que el paseo fue una experiencia educativa sobre la capacidad del ser humano, de desperdiciar lo que tanto le costó conseguir, sin sentir la más mínima responsabilidad por ello. Las fotografías publicadas por El País ya habían pintado el panorama del lugar. Aunque sin los olores, es cierto.

El estado en que se encuentra la venerable Estación Central representa el abandono de uno de los elementos más importantes de nuestro patrimonio histórico y cultural y significa el desperdicio de una estructura única, valiosa e irrepetible, que mucho trabajo, dinero e inteligencia les costó a los uruguayos.

Un gran misterio es cómo se concilia el abandono en que se encuentra el edificio con el interés y entusiasmo que despliegan los uruguayos cada año, en el Día del Patrimonio. Quizás se debería incluir a la Estación Central en la extensa lista de visitas recomendadas, para que todos puedan apreciar un ejemplo perfecto de cómo no deben ser las cosas ¿Un poco de vergüenza colectiva no sería conveniente?

En 1925 el Libro del Centenario reportó que la "Central Railway Limited" había "contribuido al embellecimiento y al engrandecimiento edilicio de Montevideo, con las vastas construcciones de su Estación Central, que ocupan en conjunto varias hectáreas". El elemento aglutinante de ese conjunto era "la magnífica Estación Central, construida en sustitución de la primitiva que se incendió el 14 de diciembre de 1891. Planteó el edificio y dirigió su construcción el Ingeniero Luis Andreoni. Fue inaugurado el 21 de julio de 1897. Consta de dos pisos en los que están concentradas todas las Oficinas de la Administración, Tráfico, Ingeniería, Telégrafo, Contaduría, Directorio Local, y su amplio andén consta de cuatro plataformas, con siete vías de entrada y salida de trenes".

Agrega el libro, "considerada monumental y hasta excesiva en la fecha de su inauguración hoy -apenas 28 años después- va resultando insuficiente para el movimiento general del país, que ella concentra y esparce". En esa época el ferrocarril transportaba anualmente 3.1 millones de pasajeros (la población total del país era de un millón y medio), 2.2 millones de cabezas de ganado y 11.3 millones de toneladas de productos.

Luis Andreoni, uno de los grandes arquitectos de nuestro país. Nació en octubre de 1853, en Vercelli, Italia, y llegó al Uruguay en 1876 donde falleció en 1936. Proyectó y construyó una serie de notables edificios públicos, además de la Estación, incluyendo el Hospital Italiano y el edificio del Club Uruguay, en la Plaza Constitución, y residencias privadas, como la que actualmente es sede del Partido Nacional.

La estructura económica del país cambió desde el Libro del Centenario. Desapareció el cabotaje, el país fue unido por una red de carreteras y caminos, predomina el transporte automotor. Sin embargo, el ferrocarril todavía cumple un papel importante transportando productos como clinker, piedra caliza, arroz y cebada.

El último tren de pasajeros partió de la Estación Central el 28 de febrero de 2003 a las 19.18 horas; el último en llegar lo hizo ese mismo día, a las 21.25. El abandono envolvió el edificio. Que se mantiene firme, en medio del descuido y la suciedad. Quizás, mantiene su dignidad recordando épocas mejores, cuando era el corazón industrioso que "concentraba y esparcía" el movimiento de personas y cargas en todo el país.

Lo que sucede con la Estación Central es realmente una vergüenza.

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