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Secuestro de Valentina: el autor en libertad busca rehacer su vida

Caso. El abogado cumplió dos tercios de la pena y trabajó en el penal

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EDUARDO BARRENECHE

Tras casi cinco años de reclusión por secuestrar a la adolescente Valentina Simon, salió en libertad el abogado Juan Carlos Marizcurrena (48). El profesional dijo que buscará rehacer su vida junto a su familia.

El lunes 22, Marizcurrena fue liberado tras ser notificado por la Suprema Corte de Justicia (SCJ) por un expediente presentado por sus abogados en febrero del 2007 para que este saliera en libertad provisional tras haber cumplido los dos tercios de la pena. El abogado enfrentaba una condena de ocho años pedida por la fiscal Ana María Tellechea y el juez Néstor Valetti.

Además, Marizcurrena se benefició con reducciones de pena por realizar tareas dentro del penal de Santiago Vázquez.

Allegados a Marizcurrena dijeron que el abogado trabajó durante tres años con maestros en el Departamento de Educación del Penal de Santiago Vázquez.

"Eso me dio la oportunidad de estar haciendo algo útil. El objetivo no era buscar una reducción de la pena sino evitar estar encerrado sin hacer nada", señaló el profesional a sus familiares.

Dentro de la cárcel, Marizcurrena estuvo algún tiempo recluido en el Módulo 1 que alberga a presos poco peligrosos. Luego lo derivaron hacia otros módulos, ya que durante su encarcelamiento mantuvo una buena conducta dentro del penal.

Marizcurrena es un hombre muy creyente. Enfrentó el infierno del Comcar con su fe, según sus allegados. A menudo leía la Biblia. "He ganado una fe enorme en Dios. Él me ha ayudado mucho en esa etapa. Ahora que sea lo que Dios quiera", relata el abogado a sus familiares sobre su estadía en la cárcel.

Marizcurrena no sabe si volverá a ejercer su profesión. El 7 de junio de 2004, la Suprema Corte de Justicia suspendió su título de abogado. En realidad, la profesión más conocida de Marizcurrena es la de escribano público, cuya matrícula también le fue suspendida por la SCJ.

AL SÓTANO. A la hora 8.15 del 18 de diciembre de 2003, una camioneta Fiat Fiorino, de color blanca, atropelló al ciclomotor scooter de Valentina Simon, entonces de 16 años.

La adolescente había salido de su casa ubicada en Yamandú Rodríguez (barrio Carrasco) y fue interceptada antes de llegar a la esquina con la calle Boston. Valentina trató de frenar y cayó al pavimento tras colisionar con la Fiorino.

Según un testigo, un hombre metió a la adolescente a la fuerza y luego arrancó en dirección hacia el Centro de Montevideo. Marizcurrena llevó a Valentina a una casa abandonada situada en Coronel Mora a la altura del 463, en el barrio Punta Carretas.

La adolescente estuvo encerrada en el sótano de esa casa durante 21 días, mientras varios equipos del Departamento de Delitos Complejos de la Jefatura, dirigidos por el comisario Ángel Rosas, investigaban las escasas pistas del secuestro.

En un primer momento, Marizcurrena pidió US$ 2.000.000 por el rescate de la menor. Luego de varias tratativas a través de los obituarios de El País, ambas partes acordaron un pago de US$ 550.000. Sin embargo, la familia no desembolsó este dinero porque Marizcurrena liberó a la joven a la hora 6.20 del 7 de enero de 2004, en la rambla y Bolivia. Valentina llevaba consigo un recuerdo del secuestro: un video juego play station que el abogado accedió comprarle a la adolescente para hacerle más llevadero el cautiverio.

Según la versión policial, el abogado liberó a Valentina al sentirse acorralado por la presión que le impuso la Policía tras detectar errores cometidos durante el secuestro.

Al encontrar la Fiorino, los investigadores hallaron un trozo de papel con parte del apellido Marizcurrena en una factura de compra del play station, dijeron fuentes de la investigación. Luego el abogado utilizó el mismo celular que usaba para comunicarse con la familia Simon para llamar a su casa.

Y, durante las tratativas del rescate, le dijo a los Simon que el abuelo de la joven tenía mucho dinero porque recientemente había adquirido acciones. El profesional había participado en ese negocio.

MIAMI. Una versión muy distinta a la policial sostiene el abogado de Marizcurrena, Renato Etcheverría, quien señaló que la confesión de su cliente permitió a la Policía esclarecer el caso. "Marizcurrena se entregó, colaboró y aclaró aspectos del secuestro. La Policía supo que era él el autor luego que se presentó en la Jefatura", dijo el abogado defensor a El País.

Etcheverría recordó que varios familiares de Marizcurrena habían sido interrogados por la llamada del celular del secuestrador a su casa, pero la Policía "había descartado" cualquier relación de estos con el hecho.

El abogado defensor también negó la existencia de una factura de play station dentro de la Fiorino y rechazó la versión policial de que Marizcurrena se entregó porque sus padres fueron detenidos por la Policía.

Etcheverría consideró elevada la condena de ocho años que recibió su defendido y la apeló. Sin embargo, un Tribunal de Apelaciones rechazó sus argumentos.

El periplo de Valentina fue distinto. Solicitó a la Justicia Penal la devolución del diario con historietas que escribió durante su cautiverio.

"Quiero ponerle un punto final a esa historia", argumentó.

Viajó de vacaciones a Bahía, Brasil, y luego se estableció junto con su familia en la ciudad de Miami, Estados Unidos.

"No podía seguir, estaba solo y sin plan"

Desde que se aclaró el caso del "secuestro de Carrasco" -como se denominó el hecho policial-, el mito popular tejió miles de versiones acerca de si hubo o no pago de rescate por parte de la familia Simon.

Fuentes de la investigación policial y judicial rechazaron que se haya abonado dinero por la liberación de Valentina Simon, aunque la familia sí llegó a reunir los US$ 550.000 acordados con el secuestrador tras una intensa negociación realizada con el asesoramiento de oficiales de Delitos Complejos de Jefatura.

"¿Cómo usted iba a cobrar el rescate?", le preguntó el fiscal Luis Bajac a Juan Carlos Marizcurrena en enero de 2004. La respuesta del abogado fue escueta: "pensaba exigir que un auto llevara el dinero por la ruta 1. Durante el camino ordenaría que el auto se detuviera y tirara el maletín a una cuneta y yo lo recogería".

Según Bajac, el plan de cobro del rescate y fuga del abogado era "muy elemental" y mostraba que este no planificó en detalle esos aspectos. "Sería imposible intervenir si Marizcurrena hubiera ideado el pago del rescate a través de cuentas electrónicas", dijo. Minutos antes de ser procesado, Marizcurrena confesó a Bajac: "en los últimos días estaba solo y muy asustado. No podía seguir con esto más. No tenía tampoco un plan de futuro".

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