EXPOSICIÓN

La exposición Raíces de la paz se inauguró el 30 de mayo y podrá visitarse hasta el 8 de setiembre.

El mural que Carlos Páez Vilaró pintó en el túnel de 162 metros ubicado en el subterráneo del edificio de la Organización de Estados Americanos (OEA) fue el más largo del mundo por décadas. Esa obra cumplió 59 años. El Secretario de Asuntos Hemisféricos de la OEA, James Lambert, quiso rendir tributo a su creador e invitó para que se exhiban las obras emblemáticas del artista uruguayo en Washington D.C.

La muestra se titula Raíces de la paz y lleva el mismo nombre que el mural pintado debajo de la avenida Virginia. Fue inaugurada el 30 de mayo en el Museo de Arte de las Américas y permanecerá abierta al público hasta el 8 de setiembre.

Está compuesta por 27 pinturas realizadas por Páez Vilaró entre 1970 y 2013 y recorre los temas más significativos de su colección: el candombe, la mujer, los puertos, las abstracciones y una batería de símbolos también presentes en el mural de la OEA, como la rueda, los peces y las flechas.

La muestra fue inaugurada por el secretario general de la OEA, Luis Almagro; el embajador de Uruguay ante la OEA, Hugo Cayrús; y el director del Museo de Arte de las Américas, Pablo Zúñiga. A la cita viajaron familiares del pintor para estar presentes en un evento de gran trascendencia por haber sido Páez Vilaró embajador cultural desde su arte.

La apertura de la exposición Raíces de la paz marcó el inicio de un ciclo de visitas guiadas al mural. “La idea (de la muestra) era mostrar la obra de Páez Vilaró también en el museo para volverlo más visible”, apunta María Dezuliani, directora del Museo de Casapueblo, y co curadora de Raíces de la paz.

La exposición fue posible gracias al apoyo de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, la embajada de Uruguay ante la OEA y el Museo de Arte de las Américas.

Organizarla implicó dos años de trabajo para la selección de las obras, la preparación de los cuadros y del museo, el armado de escritos, catálogos y traslado de las piezas.

La curaduría estuvo a cargo de María Dezuliani y Adriana Ospina, curadora del Museo de las Américas. El criterio de selección tuvo en cuenta “los cuadros relacionados con el mural por su simbología y estilo”, explica Dezuliani.

También se quiso dar continuidad artística a lo planteado por Páez Vilaró desde el mural hasta sus últimos días y por eso se incorporaron las piezas más representativas de su obra.

“Terminamos con un cuadro titulado La raíz del murmullo pintado meses antes de su muerte y que lo emparenta mucho a este mural tan querido por él”, comenta, ya que en ambas piezas se observa a los personajes entrelazados .

Se exhiben, además, 10 paneles impresos en modo gigantografía de excelente calidad. “Son reproducciones a tamaño real de 10 sectores del mural y representan los temas en que Páez Vilaró se inspiró para pintar Raíces de la paz, que coinciden con los principios fundamentales de la OEA en 1960”.