TECNOLOGÍA
Proyecto fomenta uso de Micro:Bit para la creación de piezas artísticas; se prevé llevarlo a escuelas en 2020.
"Desde robots bailarines, hasta pianos con teclados usando plátanos. Tu Micro:bit tiene todas las características que necesitas para programar proyectos fantásticos. ¡Las posibilidades son infinitas!” Esto es lo que se lee en el sitio oficial de las placas programables. Estas computadoras en miniaturas, diseñadas para estudiantes que tengan poco o ningún conocimiento sobre programación, comenzaron a ser entregadas por Plan Ceibal en julio de 2018 y, desde entonces, se repartieron más de 40 mil unidades a estudiantes y docentes de todo el país.
Estas tienen sensores de luz y de temperatura, sensores de movimiento, Bluetooth, interfaz de USB, pernos de conexión física, entre otros elementos, por lo que, normalmente, los alumnos las utilizan para construir centros multimedia o robots. ¿Pero por qué no usarlas en un proyecto artístico?
Este año, Micro:Art llegó a 20 bachilleratos artísticos y UTU con un taller de 20 horas en total. Primero se aprende a programar en el editor MakeCode (que usa bloques y código escrito en JavaScript) y Python (que es textual). Una vez dominado, “los chicos terminan realizando una obra de arte tecnológica”, dijo el docente Pablo Benítez.
El objetivo para 2020 es alcanzar los 60 grupos anuales. “Queremos abrirlo a los docentes, así se puede expandir”, agregó el artista. Esa misma idea es compartida por Martina Bailón, jefa del Departamento de Formación en Plan Ceibal, quien dijo a El País que también se quiere llevar Micro:Art a ciclo básico y a Primaria. “Es súper aplicable para los niños”, apuntó.
La idea detrás de Micro:Art, un proyecto que Benítez propuso a Plan Ceibal, es “ampliar los lenguajes” de los jóvenes a través de una instancia de educación innovadora que une dos mundos que parecen incompatibles. “Son nativos digitales pero en el campo del arte son pocos los que se tiran hacia la tecnología; es paradójico. Queremos generar un semillero para los futuros artistas”, afirmó.
Interacción.
Las obras de los alumnos que participan del taller de Micro:Art serán exhibidas en la próxima edición de ArtFutura, una muestra de arte y tecnología en el Centro Cultural de España en setiembre.
Benítez adelantó que se está trabajando con esculturas interactivas. Es más, “el precepto principal es la interactividad”, afirmó. Por ejemplo, hay esculturas lumínicas que cambian de color de acuerdo a las pulsaciones del espectador o por su ubicación en la sala o incluso por la temperatura de la habitación. “Depende de factores externos captados por sensores. Los chicos cambian los colores, generan movimiento o sonidos diferentes”, explicó.
Algunos grupos programaron las placas para que procesen información captada por sensores ubicados en guantes que lleva puestos un bailarín. “El movimiento genera cambios en la escena; por ejemplo, en las luces del escenario”, añadió Benítez.
#Otro ejemplo: “Mediante sensores colocados en la pared, se generan patrones de sonido diferentes dependiendo de la distancia a la que el espectador deja un cubo. Es decir, suenan notas musicales. Es un piano imaginario”.
Infinitas posibilidades para los estudiantes.
Con el objetivo de expandir el mundo Micro:bit, Plan Ceibal lanzó en julio un canal de YouTube. Allí se comparten ideas y desafíos para motivar a estudiantes y a docentes a desarrollar sus proyectos dentro y fuera del aula.
La placa Micro:bit fue creada con el objetivo de acercar a los niños a la programación y a la creación de su propia tecnología de una forma muy sencilla.
Su utilización no requiere conocimientos previos en electrónica o programación. Puede recibir datos, que serán utilizados por el programa que se esté ejecutando y generar determinadas acciones. El ingreso de dichos datos se realiza por medio de sensores y las acciones por medio de actuadores. Martina Bailón, de Plan Ceibal, dijo: “Los gurises están descubriendo un montón de posibilidades”.