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Una aventura con acción veloz

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CINE | GUILLERMO ZAPIOLA

LAS CRÓNICAS DE NARNIA: EL PRÍNCIPE CASPIAN

Se ha dicho que era "más oscura", "más violenta", quizás "más adulta". Todo es una cuestión de valores relativos, pero si en algo difiere esta segunda entrega de la serie de Narnia de la anterior (El león, la bruja y el ropero) radica en todo caso en un mayor énfasis en las escenas de acción.

Una de las explicaciones, por lo menos, parece bastante obvia. Esta vez, los hermanitos Pevensie, que vuelven a saltar la frontera que separa a nuestro mundo del reino mágico creado por C.S. Lewis, pisan, al igual que los espectadores, terreno conocido (bueno, pasaron 1.300 años y algunas cosas han cambiado, pero por lo menos se sabe dónde estamos), y por lo tanto el film puede ahorrarse algunas explicaciones.

Ello le permite concentrarse más rápido en la historia misma. El villano (Sergio Castellito) ha usurpado el trono, el heredero legítimo (Ben Barnes) debe refugiarse en el bosque en busca de ayuda, y los Pevensie le dan una mano en su lucha contra la tiranía.

El guión es de fórmula pero la película no pierde tiempo, y sus casi dos horas y media corren con la velocidad que se espera de ella. En definitiva, el resultado se parece a una vistosa película de capa y espada donde el elemento fantástico, aunque no ausente del todo, aparece un tanto reducido, y el manejo de exteriores auténticos (no es todo fondo azul y efectos digitales) habilita cierta respiración épica. No es gran cine, pero funciona como un pasatiempo eficaz.

FICHA

EEUU/Reino Unido 2008. Título original: The Chronicles of Narnia: Prince Caspian. Dirección: Andrew Adamson. Libreto: Andrew Adamson, Christopher Markus, Stephen McFeely, sobre novela de C.S. Lewis. Intérpretes: Ben Barnes, Georgie Henley, William Moseley, Skandar Keynes.

ATENCIÓN A ...

El modo como los guionistas se empeñan en adelgazar hasta un mínimo que no llegue a molestar a los seguidores más fieles de Lewis la dimensión religiosa de la novela original: el tema central es (debería ser) la Fe o el escepticismo, pero el tema aparece sugerido de a ratos a través de la elusiva presencia de Aslan.

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