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Un conjunto amable de armonías y desamor

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Vincent Vega en el campo: pasaje típico pero inspirador para una banda urbana. Foto: L.Rodríguez.

Vincent Vega, el nombre del personaje que salvó la carrera de John Travolta en Pulp Fiction, trae suerte.Así bautizaron a su banda Mauricio Sepúlveda y Matías González Marichal en 2009 para un disco folk acústico en el que armonizaban voces y guitarras.

"Era todo más sencillo, grabábamos en la noche. Nos implicaba a nosotros dos y al productor Guillermo Berta", dice Sepúlveda. Esas canciones, opina su socio, "las compusimos a los 20 y como todo lo que envejece, envejece un poco mal. A algunas hoy las noto muy infantiles".

Siempre se sintieron outsiders. "Capaz que llamamos la atención en algunos músicos del rock o de bandas más jóvenes que vieron que las armonías vocales eran un recurso que no se estaba usando mucho. De todas formas, el impacto que tiene la música independiente es relativo a un circuito muy chico", concluye González.

Cinco años más tarde, Vincent Vega incluyó un bajo (Leandro Mangado) y una batería (Emiliano Pérez Saavedra), y así, esta noche en la Sala Vaz Ferreira, presentan El gran galgo, un disco surgido de necesidades más eléctricas, producido por Leandro Machín y grabado en un ambiente rural.

Once canciones de ritmos cambiantes: hay baladas e invitaciones al baile. "Las canciones mismas nos obligaron a cambiar las composiciones y la producción sonora del disco", dicen. Esta vez no importó mantener una coherencia estética entre el sonido del disco y el de la banda en vivo.

Una constante en estas composiciones es la intervención de espacios instrumentales (a veces solos, otras no) interrumpiendo las partes cantadas; el mejor resultado es el "Blues de las manchas". Sepúlveda, psicólogo dedicado a la música, es guitarrista del conjunto de serenatas El Cuarteto del Amor y guitarrista de la banda de rock Revólver. González, librero, acompaña en guitarras y armoniza voces para los proyectos de Franny Glass y de Lucía González. "Creo que la influencia de esos otros lugares que ocupamos aparecieron en Vincent Vega al afinarnos como intérpretes, de estar más curtidos y de buscar sonoridades distintas", dice Sepúlveda.

Aunque son cuatro, ellos son los compositores y la mayoría de los toques siguen siendo como dúo. Si algo no ha cambiado es la temática, que gira en torno al desamor: "En ese lugar estuvimos tantas veces que es un personaje fácil de retomar". El tono, sin embargo, es otro, mucho menos lastimero y más eufórico porque "nuestras vidas se fueron haciendo más diversas en cuanto a matices emocionales y eso se ve en la música que nos salió. El primer disco era muy homogéneo y este es lo contrario".

Tres canciones están cantadas en inglés. Tienen que ver con la influencia de The Beatles y la banda estadounidense Wilco, pero en la forma de cantar la referencia se filtró por El Kinto. En el recital de hoy —que empieza a las 21:00 en la sala pegada a la Biblioteca Nacional, con entradas que cuestan 300 pesos— habrá temas nuevos y hasta el año que viene no habrá más banda, ya que Sepúlveda recorrerá Europa cantando serenatas hasta el 31 de diciembre con el Cuarteto del amor.

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Vincent Vega en el campo: pasaje típico pero inspirador para una banda urbana. Foto: L.Rodríguez.

Los Vincent Vega presentan hoy en la Vaz Ferreira su disco, El gran galgo

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