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ENTREVISTA

Al Di Meola: el regreso a Uruguay, una enseñanza de Piazzolla y el desafío de reimaginar a The Beatles

El guitarrista estadounidense dialogó con El País antes del show que ofrecerá este jueves en el Auditorio Nacional del Sodre para presentar el disco "Across the Universe".

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Al Di Meola - Ben Wolf.jpg
Al Di Meola.
Foto: Ben Wolf.

Por Rodrigo Guerra
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"La última vez que estuve en Montevideo, el equipo de sonido se rompió todo el tiempo; nunca había tenido tantos problemas en el escenario”, dice Al Di Meola al recordar su accidentado show de 2013 en el Auditorio Nacional del Sodre.

Aquella noche, el legendario guitarrista estadounidense había llegado por primera vez a Uruguay para presentar el disco All Your Life: a Tribute to The Beatles, pero una serie de problemas técnicos opacó la noche. Ahora, a 10 años del incidente, llegó el momento de la revancha. “Espero que esta vez sea diferente y que vivamos una gran experiencia”, adelanta.

Es que Di Meola, exintegrante del grupo Return To Forever y responsable de álbumes esenciales del jazz fusión como Elegant Gypsy, Casino, Splendido Hotel y Friday Night In San Francisco, volverá este jueves al Sodre para reencontrarse con el público uruguayo. Estará acompañado por Paolo Alfonsi (guitarra), Sergio Martínez (percusión) y Mario Parmisano (teclados y piano), y las entradas se venden en Tickantel, de 1900 a 3900 pesos.

El repertorio, según le comenta a El País, estará formado por canciones de los discos Across the Universe —su segundo trabajo dedicado a The Beatles—, Opus y Di Meola Plays Piazzolla. También habrá espacio para clásicos y varios estrenos. “Voy a tocar varias canciones de mi próximo álbum, que compuse durante la pandemia”, revela.

Al respecto de las novedades, comenta: “Tengo suficiente material como para un álbum doble. En la pandemia se suspendieron las giras y como no tenía que viajar, empacar ni enfrentarme a nada que me distrajera, dediqué todo mi tiempo a componer. El resultado es un material muy profundo: la primera parte es de guitarra solista, mientras que en la segunda se incluye a una guitarra eléctrica e incluso me acompaña una orquesta. El tiempo libre me permitió llegar a un lugar distinto que muestra la evolución en mi manera de componer”.

Sobre eso, este diálogo con El País.

—Su discografía está atravesada por un profundo interés por fusionar tradiciones musicales. Astor Piazzolla, The Beatles, el flamenco, el jazz y hasta la música de Marruecos dialogan en su obra. ¿Cómo surge esa búsqueda?

—Es parte de mi instinto, y confío en las herramientas que desarrollé a lo largo de los años y me permiten decidir qué va a funcionar y qué no. En lo primero que suelo pensar es qué me inspira, y por eso no me vas a ver trabajando con algo relacionado al rap o al country. Hay algo que aprendí de Astor Piazzolla y es el amor por la simpleza. Con esto me refiero a la música que es mucho más simple que la que me hizo conocido. Siento que la simpleza tiene un significado mucho mayor para el corazón que una pieza que requiere que el oyente esté concentrado y tenga un nivel intelectual elevado para que esa música lo conmueva. Me gusta la unión entre lo simple y lo complicado; ahí es donde está mi show. Mi estilo de composición es como una historia de muchos capítulos: uno está dedicado a Piazzolla, otro a The Beatles y más...

—Es justamente lo que sucede con Across the Universe, su segundo disco de versiones de The Beatles. En canciones como “Your Mother Should Know” o “Yesterday” usted se inspira en sus elementos más reconocibles para generar un universo complejo y personal.

—Exacto. Con la música de The Beatles tuve que escribir nuevas partes; las más importantes son lo primero que uno reconoce de su obra, como la melodía y el estribillo. Pero no tiene sentido que yo repitiera las versiones originales; porque yo no canto, entonces si le saco la voz y la letra, me quedan dos o tres minutos de música. Como instrumentista tengo que aprovechar ese tiempo para infundirle mi instinto y mi forma de componer a canciones como “Norwegian Wood” o “Strawberry Fields Forever” y lograr elongarlas. Con ese disco quería hacer un Di Meola meets The Beatles, me interesaba reinventarlos a través de mi visión.

—El año pasado se editó Saturday Night in San Francisco, un álbum que registra el segundo de sus históricos shows de 1980 junto a Paco De Lucía y John McLaughlin en San Francisco. ¿Qué sintió al escuchar esas grabaciones luego de 40 años?

—Lo primero que noté fue la superenergía que tenía en ese momento. Es ese impulso que uno tiene a los 20 años y que le hace lograr sus mejores trabajos. Me sorprendió escuchar la respuesta del público, pero más que nada ver que la filosofía de nuestra técnica era locamente rápida. Y hay varias razones por las que eso sucedió: una de ellas es que teníamos un nivel enorme de testosterona (se ríe), y la otra —aún más importante— es que no teníamos nada que nos distrajera de nuestro foco, que era ensayar. Como no existían los celulares ni las computadoras, teníamos una gran cantidad de horas dedicadas a ensayar. Aunque tuviéramos un show esa misma noche, yo aprovechaba cada momento libre en el cuarto del hotel para tocar porque si mis chops no eran 100% certeros sabía que iba a afectar a mis compañeros. Por lo tanto, cuando subíamos al escenario lo hacíamos con la intención de impresionar al otro; cada vez que Paco hacía un solo, John y yo nos mirábamos como diciendo:“Wow”; lo mismo nos pasaba con Paco cuando John tocaba. Entonces, cuando llegaba mi turno yo sabía que tenía que estar a la altura. Esos shows de San Francisco fueron los últimos de esa gira y fueron los mejores. Como durante la pandemia tuve tanto tiempo libre, trabajé con mis archivos y descubrí la grabación del show del sábado y me di cuenta de que teníamos suficientes canciones como para publicar un disco. Merecía ser escuchado.

—Mencionó que esa gira estaba cargada de una “superenergía” y de una técnica “locamente rápida”. ¿Cómo analiza su evolución como guitarrista y compositor a lo largo de estos años?

—Lo composición es un tema complejo porque hay músicos que son excelentes compositores y otros que componen pero que son más conocidos como instrumentistas. Keith Jarrett, por ejemplo, ha compuesto varias cosas pero es conocido como el mejor improvisador de piano de la historia. Yo suelo inspirarme en artistas como Chick Corea, que no solo es un gran intérprete y tiene una capacidad de improvisación increíble, sino que es un genial compositor. Yo siempre quise ser como él, y cuando a los 19 años me invitó a formar parte de Return To Forever empecé a construir mi camino. En nuestros conciertos teníamos nuestros solos y tocábamos a mucha velocidad, y eso le encantaba a la gente pero descubrí que eso no es lo único importante; también hay que saber componer. Eso es lo que confirmé cuando me fui de la banda y empecé mi carrera solista.

— Y así se vio forzado a escribir...

—Sí, porque había conseguido un contrato discográfico, Mi primer disco, Land of the Midnight Sun, fue como un experimento para ver si eso realmente funcionaba, y en el segundo, Elegant Gypsy, confirmé que podía ofrecer algo especial que representara mi personalidad. Fue en ese momento que descubrí que podía componer y ya llevo 30 discos que me han ayudado a ser cada vez más profundo en mi camino.

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