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Los amores de la bomba rubia y el presidente

Entretelones. Se encuentra a la venta el libro "Marilyn y JFK" de François Forestier.

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Guillermo Zapiola

Se han escrito decenas de libros sobre John Kennedy y Marilyn Monroe por separado, y se ha especulado mucho sobre la al parecer duradera relación erótica entre ambos. Era inevitable que terminara existiendo un libro titulado "Marilyn y JFK".

Se trata de un trabajo de investigación, editado por Aguilar, del periodista francés (de Elle, Vogue y Le Nouvel Observateur) Francois Forestier, al parecer un especialista en la vida de los famosos.

¿Trabajo de investigación, realmente? ¿O historia novelada? ¿O biografía novelada? ¿O novela histórica? La última definición puede resultar excesiva, sugiriendo que en el libro hay más ficción que realidad. Lo más probable es que lo contrario sea más exacto.

El autor ha leído mucho material, reunido muchos datos, acumulado mucha información sobre gente que ha sido abundantemente documentada. Como el propio Forestier lo señala en el prólogo, Marilyn ha sido filmada y están también los reportajes que se le han hecho (incluyendo uno estupendo pero muy imaginario de Truman Capote). Kennedy fue grabado por el FBI, la CIA y la Mafia, y han podido trascender muchas de sus indiscreciones.

No hay nada menos privado que la vida de un personaje público, sea el presidente de los Estados Unidos o una estrella de Hollywood, y en el caso doblemente icónico de Kennedy y Marilyn ese rasgo se redobla. Por supuesto, está la leyenda blanca: del lado de los Kennedy, Camelot (desafortunada comparación inventada por Jackie que seguramente vio el musical de Broadway pero no recordaba el trágico final de la saga artúrica) y la figura del político que iba a llevar a su país más allá de la Nueva Frontera. Por el de Marilyn, la estrella rutilante con una increíble presencia en pantalla, y el objeto de deseo de medio planeta.

Todos saben que hay abundantes manchas oscuras en ambos retratos, y Forestier se encarga de recordarlo: en el caso de Kennedy, el mujeriego impenitente que acaso intentaba espantar el fantasma de una diagnosticada muerte prematura; en el de Marilyn un pasado de abuso y violencia del que nunca pudo desprenderse y derivó en la vulnerabilidad, el frecuente incumplimiento profesional, la necesidad de aferrarse a quien le extendiera una mano (y luego solían soltarla). La relación entre ambos, que duró bastante y que involucró también al otro héroe trágico de la familia Kennedy (Robert) se extendió por años, y el modo en que el autor lo presenta se asemeja a una novela policial. Comienza con una detallada descripción del asesinato en Dallas y algunas acciones sospechosas (¿eliminación de pruebas?) por parte de Robert y otra gente, y retrocede más tarde a un extenso detalle de antecedentes que llevaron a ese desenlace.

El resultado, a lo largo del cual se pasean la mafia, el FBI, otros políticos, otras estrellas y un amplio reparto secundario, se lee de un tirón, pero al final quedan dudas. Hay demasiada especulación, demasiado "alguien dijo que", demasiado diálogo imaginado por el autor en situaciones que resultan imposibles de documentar exactamente. Muchas cosas que Forestier dice deben ser ciertas, y otras vaya uno a saberlo, pero no es fácil librarse de la sensación de estar leyendo amarillismo de lujo, un tabloide con un buen envoltorio.

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