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La fascinación del cine y la televisión con los narcos

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Pacino fue narco en "Scarface" y también en "Carlito´s way", aunque ahí quería salir del negocio.

El lanzamiento en Netflix el 29 de agosto de la serie Narcos, en la que Wagner Moura interpreta al célebre Pablo Escobar, tienta a evocar a otros narcotraficantes famosos del cine y la televisión.

Se puede empezar por muchos lados, y uno de esos lados puede ser Scarface (1982) de Brian De Palma, que trasladó a los 80 la trama básica del film del mismo título protagonizado por Paul Muni y dirigido por Howard Hawks en 1932.

En medio siglo las cosas habían cambiado, y el personaje original, Tony Camonte, un mafioso italiano inspirado obviamente en la figura de Al Capone y dedicado al contrabando de bebidas alcohólicas, se convertía en el exiliado cubano Tony Montana (Al Pacino), un ejemplo de la escoria de la que Fidel Castro se desembarazó en 1980, mezclándola con los inmigrantes legítimos que viajaron a los Estados Unidos desde el puerto de Mariel. La película era un ejercicio en ultraviolencia y en sobreactuación (algo que a Pacino le encanta) pero no carecía de fuerza, en parte por la unión del director con su guionista, un Oliver Stone que andaba inspirado.

Hubo un cambio de geografía en Traffic (2000) de Steven Soderbergh desde la original miniserie británica que la inspiró. En la pantalla chica la droga venía de Afganistán. En la película se trataba de los cárteles mexicanos. La múltiple anécdota atendía al mismo tiempo a narcos y corruptas autoridades mexicanas, un magistrado norteamericano (Michael Douglas) encargado de combatir a los traficantes que descubría que su hija adolescente era una adicta, y sobre todo un personaje con un interesante arco dramático: la viuda (Catherine Zeta-Jones) de un delincuente, en principio ajena a los manejos de su difunto esposo, que terminaba empero tomando su negocio entre sus manos.

Alguien ha dicho ya que el más glamoroso narco que haya ofrecido la pantalla ha sido el encarnado por Johnny Depp en Blow, profesión de riesgo (2001) de Ted Demme, que contaba la historia real de George Jung, quien durante su estancia en la cárcel se adentró en el mundo del narcotráfico en Colombia, y a través de un ingenioso sistema de importación llegó a comerciar la mayor parte de la cocaína que entró en Estados Unidos durante los 70, convirtiéndose en multimillonario.

La figura de Pablo Escobar ya había sido evocada en el cine en Escobar, paraíso perdido (2014), dirigida por Andrea Di Stefano, donde el personaje titular teníael rostro de Benicio del Toro. Sin embargo, el énfasis de la historia aparecía puesto en las desventuras de un joven surfista (Josh Hutcherson) que creía que todos sus sueños se habían hecho realidad al viajar a Colombia y enamorarse de una hermosa muchacha. Siempre hay un pero, claro: la chica en cuestión resultaba ser sobrina de Pablo Escobar.

Conviene dejar para el final Breaking Bad (2008-2013), para muchos la mejor serie de televisión de la historia, y en todo caso la que contiene la labor consagratoria de Bryan Cranston como el monstruoso y fascinante Walter White. La evolución de ese protagonista desde el "hombre común" del comienzo hasta el genio de las metanfetaminas y el canceroso asesino del final fue una proeza actoral, pero la serie valía también por su cuidado retrato de personajes, su cuota de humor negrísimo, y varios grados de inteligencia para sus vueltas de tuerca anecdóticas. Una serie que se volvió de culto y que va a quedar en el recuerdo.

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Pacino fue narco en "Scarface" y también en "Carlito´s way", aunque ahí quería salir del negocio.

Desde Al Pacino a Johnny Depp, abundaron en cine y TV

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