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Martín Bossi: "He caminado de la mano de una chica uruguaya por la Rambla"

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Martín Bossi. Foto: difusión

ENTREVISTA

El multifacético actor presenta nuevas funciones de Clandestino, su show vía streaming, y reflexiona sobre la cuarentena en Argentina: "No quiero volver a escuchar a un infectólogo en mi vida".

Martín Bossi. Foto: difusión
Martín Bossi. Foto: difusión

La cuarentena por la pandemia de Covid-19 obligó a reinventar la industria de la cultura en Argentina, donde los teatros se mantienen cerrados. Así ha cobrado fuerza la modalidad de los shows vía streaming, espectáculos especialmente diseñados para ser realizados sin público pero con gran despliegue de producción y transmitidos en vivo para los dispositivos móviles. Martín Bossi, una de las principales estrellas de la Calle Corrientes, tomó ese camino. Estrenó Clandestino, una propuesta con monólogos, música y personajes, y batió récord de ventas. Ahora va por la revancha. “Esta nueva forma de comunicación me seduce cada vez más”, afirma a Sábado Show. Los desafíos del medio teatral en la época que se viene, los días de cuarentena obligatoria y sus andanzas amorosas en Uruguay en una íntima entrevista con el actor.

-¿Cómo surge la iniciativa de hacer Clandestino, un show a través de streaming?

-Es una experiencia que surgió del encierro más profundo. Estaba tirado en la cama, triste con el tema de no poder elegir ser libre. Hablaba con el director y me dijo que si yo pensaba en volver a comunicarme con la gente tenía que empezar a hablar de streaming. Empezamos a hablar sobre la posibilidad de empezar a jugar y recuperar los sentimientos postergados de la alegría y esperanza. Hablarle a la gente desde la clandestinidad implica recuperar la posibilidad de encontrarnos para pasar un buen momento.

-El streaming permite que gente de todas partes del mundo pueda conectarse para ver el show...

-Eso es medio mágico. Nunca pensé en trabajar para dos cámaras y llegar a todo el mundo. Es una gran oportunidad dentro de la crisis. Dentro del mal que estamos viviendo, está esa ventaja que aporta esta nueva forma de comunicación que cada vez me deduce más.

-¿Cómo es preparar el show sabiendo que no vas a tener al público enfrente?

-Es raro. Pero la desesperación por querer comunicarme y llevarle un mensaje a la gente que me sigue, que es bastante gracias a Dios, me hizo superar todos los miedos. Me sacaron la risa, me sacaron la gente. La única forma de trascender era esta. Por eso lo hice.

STREAMING

Récord de ventas

Con las primeras funciones de Clandestino, Martín Bossi batió récords de venta por streaming al superar las 25.000 entradas. El actor regresa con su show de formato virtual que se puede ver en vivo a través de cualquier dispositivo móvil el viernes 18 y sábado 19 de septiembre a las 22 horas. Las entradas se pueden comprar en la plataforma Ticketek.

-¿Considerás que los shows para streaming llegaron para quedarse o son circunstanciales  por la pandemia?

-Llegaron para quedarse, no hay dudas. Van a convivir con el teatro presencial de forma definitiva. Yo igualmente creo en el vivo. No hay nada como una cita con una chica en vivo o un show para la gente en vivo. Hay una intención global de querer encerrarnos en nuestro mundo y separarnos desde hace tiempo. Yo sigo creyendo que lo presencial es lo más importante.

-Igualmente se te ha visto hacer humor a través de redes sociales, ¿cómo definís tu vínculo con lo virtual a la hora de generar contenidos?

-No soy un instagramer ni un influencer. Logré un estilo propio en las redes, que es el estilo de un actor de 45 años que hace rato que está en los medios. No voy a hacer un TikTok bailando “hola mami, soy el tiburón” ni ese tipo de cosas que hacen los jóvenes. Igualmente me estoy llevando cada vez mejor y las uso a mi favor.

-¿Cómo son tus días durante la cuarentena?

-Ahora la cosa está más liberada. Puedo salir de mi casa, jugar al tenis, juntarme en un bar con amigos, es un lujo comparado a lo que era hace unos meses. Llevamos 170 días de cuarentena y no la pasamos bien. En un momento ser feliz parecía un pecado.

-En una nota con Catalina Dlugi comentaste que sos claustrofóbico, ¿en algún momento sentiste que la situación realmente te estaba superando?

-Eso fue una expresión, no es que soy “claustrofóbico”. Pero la peleé. Fue durísimo. Quiero olvidarme para siempre de estos cinco meses. No quiero volver a escuchar nunca más a un infectólogo ni las palabras “quedate en casa” en mi vida.

-En el programa Algo Contigo te mostraste convencido de que la pandemia es intencional, ¿cómo es eso?

-Siempre nos han manejado con miedo y control, desde la religión por ejemplo. No vamos a ser tan inocentes de creer que esto lo generó un chino que se comió un murciélago. Tal vez nunca lleguemos a conocer la verdad, pero acá hubo una intención. Hay una manipulación perversa de los poderes más importantes del mundo.

-¿Qué opinás sobre la forma de la que el gobierno argentino manejó la pandemia?

-Hizo lo que pudo. Lo más positivo es que se juntaron Alberto (Fernández, presidente argentino) y Horacio Rodríguez Larreta (jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires). Eso estuvo bueno. Igualmente nos seguimos peleando. Lamentablemente los argentinos no tenemos cura.

-¿Cuál sería la “enfermedad” argentina?

-La de no poder agarrarnos de las manos y ser sensatos para trabajar juntos. Dejar los intereses personales para priorizar lo que le conviene al país. Estamos enajenados peleándonos con el otro y no podemos parar. No veo una sociedad sabia que pueda modificar algo. Al contrario, siento que socialmente vamos de mal en peor. En el 90 en mi familia se peleaban peronistas con radicales y mi abuelo me decía que la política era una causa perdida y que cuando yo tuviera 50 años iba a seguir pasando lo mismo. Tengo casi 50 y sigue pasando lo mismo. No hay una madurez social y un aprendizaje que nos permita ser distinto a lo que somos. Es un cambalache. No es una crítica, somos esto.

-¿Cuáles son tus expectativas hacia la temporada teatral de verano?

-No creo que haya temporada. El teatro como lo conocemos va a volver en mayo o junio del año que viene. Mientras, pienso hacer gira por todo el país con un espectáculo unipersonal para reencontrarme con mis hermanos de todas las provincias.

-¿Cómo realizaste la composición del presidente Alberto Fernández para promocionar la nueva función de Clandestino?

-Nos pareció gracioso hacer al presidente anunciando las medidas para volver al streaming. No tiene mucho de especial esa composición ni ninguna otra. Es una humorada para llamar la atención, me sale naturalmente desde que era chico. Yo ya no pienso en objetivos artísticos que tengan que ver con la máscara. Lo especial es pensar de lo que quiero hablar en un espectáculo.

-¿Te resulta más exigente crear a un personaje de cero que componer estas caricaturas?

-Sí. Tengo mucho ejercicio en la composición de personajes de imitación, pero lo que más me seduce es lo que hago en Clandestino, donde sin una máscara me puedo comunicar con la gente.

-¿Te condicionó en algún momento de tu carrera el haberte vuelto popular y masivo a través de los personajes con máscara?

-No, pero me empezó a molestar que me digan ‘veo a tal y me acuerdo de vos, estás igual’. Por eso me alejé de la burla, que es componer resaltando una característica. Mi carrera empezó a trascender cuando empecé a mostrar mi cara sin estar atado a alguien. Yo siento que evolucioné cuando empecé a dejar de parecer para empezar a ser.

-Muchas veces se te ha escuchado contar divertidas anécdotas de desventuras amorosas, ¿has conocido alguna chica en Uruguay?

-Sí, pero no son conocidas. En mis épocas de gira he caminado de la mano de alguna chica uruguaya por la Rambla de Montevideo. Uruguay es un lugar muy romántico. La primera vez que actué en el Conrad, nadie lo sabía pero yo estaba de novio con una compañera que era bailarina. Una actriz muy conocida me vino a visitar al show y después nos sacaron fotos comiendo juntos. Éramos 30 personas pero ella estaba al lado mío. No pasaba nada con ella. Cuando terminó el show, yo bajé con mi novia a la playa del Conrad a compartir una noche. Y una revista muy conocida me empezó a sacar fotos pensando que estaba con la actriz de la cena porque en la oscuridad no se notaba: “¡Pelotudo! ¡Mirá si voy a ir con la actriz a la playa abajo del Conrad!” (risas). He pasado cosas hermosas en Uruguay...

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