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Ser hermanos

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Foto: Nicolás Batista

Las últimas dos oportunidades para ver a Sergio y Roxana Blanco interpretar Ostia serán el lunes 16 a las 19:00 y 21:00 horas en la Zavala Muniz.

Sergio Blanco escribió el guión de Ostia para ser leído e interpretado solo por él y su hermana Roxana. Lo efímero da valor a esta pieza y significa un “canto a la vida”. En el escenario son dos hermanos, ella actriz, él dramaturgo; en la vida real también. Pero en esta auto ficción se cuelan hechos, momentos y emociones que surgieron al ejercitar la memoria. Esos recuerdos llevados al papel despertaron la recreación, voló la invención y esas palabras pasaron al terreno de la ficción.

Sergio Blanco se metió en el delicado terreno de construir una ficción a partir de acontecimientos reales y fue muy cauteloso al abordar uno de los vínculos más cercanos que tiene el hombre, la hermandad. La primera en leer el guión fue Roxana Blanco. Le envió el texto diciéndole, ‘yo escribí esto’ y aguardó su aprobación: "cuando uno trabaja en una auto ficción con otra persona hay un deber ético y estético de que lo lea" para que pueda agregar, quitar o modificar lo que considere conveniente. Sucedieron una serie de intercambios internacionales (ella en Montevideo, él en París) para que Ostia pudiera gestarse. La reacción inmediata de Roxana al leer la primera versión fue emoción ante los recuerdos, "me sentí representada y expuesta, pero no significa que sea yo".

El texto se terminó de redondear con un mecanismo similar al armado de un puzzle: evocar un recuerdo suponía la visión de cada hermano sobre el hecho y arrimaba otra situación que el otro no había pensado. Sergio consultó detalles, años y situaciones con Roxana "porque la propia escritura te va arrastrando a inventar e incluso se superponen los acontecimientos como en los sueños".

¿Por qué hablar de dos hermanos? La respuesta está en el guión. Ella le pregunta, ¿por qué estoy acá?, ¿cómo llegué? y él responde, cuando me puse a hablar de mi infancia aparecías tanto en mis recuerdos que no podía escribir sobre mí sin que estuvieras vos".

Dualidad.

Ostia es un texto para ser leído e interpretado. Ambos artistas leen el libreto en el escenario "y una lectura nunca es perfecta, uno se equivoca, se tranca, va para atrás. No es un texto encarnado, sino desencarnado. No hay encarnación como puede haber cuando se hace teatro y el actor acciona. Acá la idea es entender que tenemos piezas lingüísticas que nos van construyendo", explica Sergio.

Ostia es realidad y ficción; recurre a hechos vividos, recuerdos superpuestos, pero también un pasado inventado producto de la imaginación del dramaturgo y su hermana durante el proceso. "Cuando uno recuerda, confunde, miente, exagera, esconde. Solo el hecho de elegir entre un recuerdo y el otro implica usar un mecanismo de ficcionalización porque estás haciendo un corte, optando (...) No es mi vida y la de Roxana pero tampoco es mentira. Todo lo que está sobre el escenario es personaje. En ese momento uno no es uno, es y no es, soy yo pero no soy. Hay cosas que cuento que son ciertas, otras que me atribuyo y no son verdad, lo mismo con Roxana. Hay episodios que contamos y nunca sucedieron. Somos y no somos".

"Yo no sé si siento que estoy haciendo mi historia. Aún en los momentos más reales, igual siento que no son reales. Es como un juego de locos, muy extraño", resalta la actriz. Parte de la base de que es su historia, la de su familia, pero lo toma "con pinzas". Cuando las palabras se convierten en texto escrito, ya es una ficción, según la actriz. Y compara, "cuando uno tiene un problema y lo pone en palabras va cambiando, le va agregando cosas. Lo hablás con un amigo, un familiar, un analista y la tercera vez que lo contás ya lo contás diferente. No es mentira, es verdad, pero tampoco es real. Esa mezcla de todo es lo que tiene Ostia y es lo que me apasiona de la escritura de Sergio".

—Hay algo que es real y es que te pusiste a vos como dramaturgo y a ella como actriz…

—(S) Yo diría que eso es lo más real de todo el texto.

—(R) Es genial. Tuviste la duda de poner el dramaturgo y la actriz, en vez de la hermana y el hermano.

—(S) Nunca había pensado que es lo más real de todo. La única realidad es el hermano y la hermana porque la obra habla de la hermandad y de cuál es el vínculo de la creación entre una actriz que tiene que interpretar el mundo y quien escribe y dirige. Es eso esencialmente la obra: una tesis sobre la hermandad y una hipótesis sobre la creación y nos reúne a los dos.

Caleidoscopio.

La hermana y el hermano dialogan en un escritorio sobre la infancia, la adolescencia, la enfermedad, la muerte, el arte, la separación, el amor, la lealtad. Entre ellos hay un cuerpo, "que podría ser el de Paolo Pasolini, a quien la obra honra o un desaparecido". La sociedad uruguaya convive con "algo peor que un cadáver y es la figura del desaparecido, hay ausencias sociales muy fuertes y la obra trata sobre eso". Sergio asegura que Ostia es la dramaturgia donde más abordó la temática de la dictadura: "Kiev evoca la noción de la tortura y el horror, pero aquí se habla más sobre la huella que puede dejar una dictadura en la infancia de dos personas, en una generación". E incluso se realiza un paralelismo entre el Río de la Plata y el Mediterráneo: Ostia fue una ciudad portuaria del Imperio Romano pero también el lugar donde Mussolini experimentó sistemas atroces.

Efímero.

Durante la creación de Ostia, Sergio se chocó con un tratado de Virginia Woolf que se refiere al placer del cuerpo enfermo, "no una enfermedad terminal, sino una gripe, una otitis: cómo el cuerpo percibe el mundo distinto, cambia el ritmo cardíaco, se vuelve más sensible". Sergio no necesita termómetro, cuando empieza a recitar poemas del siglo XVII español es porque tiene fiebre. Solo lo hace en ese estado. Usa ese relato para decir que en Ostia quiso explicitar que "el cuerpo enfermo no es solo la muerte, también puede ser ese estado de vigilia, elevación, espera".

En Estados Unidos y Alemania quisieron comprar los derechos de esta pieza teatral pero Sergio se negó a venderlos. Este texto tiene fecha de vencimiento: solo podrá ser leído e interpretado por estos dos hermanos, el día que uno de los dos no esté, no se hará más. El dramaturgo opina que fue esta decisión fue el "colofón", la planteó en el cierre y sucedió tras varias charlas con su hermana, cuando cayeron en la cuenta de que no era una obra de teatro, sino un texto escrito para él y para ella. "Uno escribe un texto para inmortalizarlo, la idea acá es la opuesta, que viva, envejezca y muera con nosotros. Aunque no le hagamos cambios, el propio hecho de que vamos a ir creciendo, determinará que Ostia no sea lo mismo hoy que en unos años".

Roxana y Sergio descubren una seña común durante este diálogo y no es un dato menor. "Los DVDs que tengo con las películas en que actué para mí son cosas muertas, están ahí, quietas, no se me ocurre volver a verlas, no puedo soportarlo". Entonces él acota, "lo que vos sentís con la imagen, a mí me pasa con la literatura: miro mis libros publicados en la biblioteca y pienso, qué muerto está esto (...) No hay nada más hermoso que lo efímero. Los latinos decían, las palabras vuelan, lo escrito queda. Hoy prefiero que las palabras vuelen. Las palabras más hermosas y profundas siempre fueron en la oralidad, la palabra de Cristo, de Sócrates".

Simetría.

Faltan apenas cuatro días para la primera función de Ostia pero el texto aún está sujeto a cambios. Sergio está sentado en una de las salas de ensayo del Solís y mientras dialoga, apunta esas ideas que surgen en la charla y se le habían escapado. El guión de ambos es lo más parecido a una partitura musical. "El primer día de ensayo fue como volver a la escuela, ensayamos con lápices de colores, marcadores, post-it. Es muy lúdico, sé qué significa cada color, cada raya. Es la primera vez que siento que escribí música en un libreto. Pero no es como en una orquesta donde una corchea es lo mismo para todos, acá cada uno tiene sus signos y colores", explica Roxana.

Los ensayos de Ostia tenían como meta realizar correcciones al guión. Y continuaban en las charlas posteriores. "Somos tres hermanos y el texto está dedicado a nuestra otra hermana, Sandra. Ayer almorzamos, empezamos a reconstruir un recuerdo y los tres lo teníamos de forma distinta. Era como un puzzle donde las piezas nunca entraron del todo porque para Sandra era una cosa, para mí otra y para Roxana otra".

—Cuando eras chica te disfrazabas de Blanca Nieves y tus hermanos corrían atrás tuyo a hacer lo que vos querías, eras la protagonista.

—(R) Era siempre la protagonista y ellos eran los actores de reparto. Jugábamos a Batman y Robin, yo era Batman y él era Robin. O los ponía de público.

—(S) Sandra y yo éramos público y creo que el haber sido espectadores en la infancia nos formó a ambos para trabajar siempre desde el lado externo del teatro: Roxana siempre fue actriz, yo como director y dramaturgo nunca estoy en el escenario y Sandra trabajó como asistente de dirección.

En Tebas Land teorizó sobre el parricidio y cuándo se empieza a cometerlo. "Me ha pasado de retocar una foto y sacar al padre o la madre", ejemplifica. En Ostia se cuestiona qué es el incesto y explora en sus distintas vetas. "El hermano es el primer territorio de combate, de celos, donde uno comparte cierta intimidad, como el baño, la desnudez, los juegos. Es un espacio donde se funda todo eso que después será base en la construcción del individuo, lo que será después su edad adulta: el amor, el cuerpo, la pasión, el erotismo, el deseo. El incesto no es necesariamente acostarse con el hermano, es mucho más complejo. Conozco y he conocido gente que ha tenido relaciones sexuales con sus hermanos, yo nunca lo penalicé pero Roxana fue inteligente y me decía, esto no es necesario. Es mucho más interesante tratarlo desde esos juegos de celos y relaciones que se dan en la hermandad. La sociedad incluso penaliza el amor, la admiración, el respeto entre hermanos. Que Roxana nos pidiera a nosotros que la observáramos mientras ella actuaba: ser mirado, deseado y que nosotros aceptáramos, porque pasábamos horas y nos gustaba. Nosotros también tomábamos el placer de mirar y contemplar. Ostia aborda el incesto en ese sentido, como ese estado de amor que siempre está entre los hermanos y hermanas", cierra Sergio.

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Foto: Nicolás Batista

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