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Cata Ferrand: "¿Por qué tengo que creer en todas las denuncias de las mujeres? Eso no es empatía"

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Cata Ferrand. Foto: Rossina Abril

NOTA DE TAPA

La actriz debutó en Carnaval y prepara su regreso a la pantalla. Sin pelos en la lengua, habla de los prejuicios de la televisión, de las "violentas" letras de las murgas y de feminismo.

Cata Ferrand. Foto: Rossina Abril
"Me crucé a Paco Casal y le pregunté por qué no le daba bola a VTV". Foto: Rossina Abril Make up: Lucia Deniz Ropa: Cher Uruguay y Pelu: Amor Mio

Es tiempo de cambios en la vida de Catalina Ferrand. Debutó en Carnaval como parte de la revista La Compañía, un desafío que la tiene fascinada. La actriz analiza la fiesta popular y lamenta que haya murgas que promuevan un mensaje “agresivo”. Por otro lado, la conductora regresa a la Teledoce cinco años después de su salida. Afirma que lo hará en un proyecto rodeada de amigas y recuerda los prejuicios de los que fue víctima en su etapa de Día Perfecto. “El canal está visto como elitista porque tiene un perfil determinado”, indica. Más filosa que nunca, Catalina habla de Carnaval, televisión, feminismo y revela un encuentro con Paco Casal.

-¿Cómo se dio tu llegada al Carnaval de la mano de la revista La Compañía?

-Estuve un año haciendo teatro breve con Alejandro Martínez y un día nos fue a ver (el director de La Compañía) Gustavo Pérez. Me preguntó por qué no hacía carnaval. Yo lo tomé como un halago, pero le dije que ni loca lo hacía. Días después me escribió para invitarme a sumarme a La Compañía. Yo agradecí, pero dije que no me veía ahí.

-¿Por qué?

-Pensaba que no iba a poder bancar lo tedioso y lo pesado de la rutina. Yo soy muy amante de los horarios con mis hijas, Fede (Buysan) tiene una locura de trabajo muy grande, y si yo me pongo a la par no nos vemos.

-¿Y qué te convenció?

-Gustavo me dijo que me iba a cuidar, que el ambiente de la revista La Compañía es súper familiar, que no hay una rutina matadora, que me iba a respetar las vacaciones y que esto está abierto para mis hijas y para Fede. Me iba diciendo esas cosas y yo pensaba “¿y si me arriesgo?”. Lo que me hizo decidirme fue que no sé si otro año me va a agarrar sin programa, sin teatro y sin clases. Si había un año para hacerlo, era este.

-¿Qué te está dejando la experiencia?

-Me relaja, me divierte, me distiende. No sabés las personas ricas y encantadores que estoy conociendo, con mucha experiencia de Carnaval. Además, me fascina mostrarles el verdadero Montevideo a mis hijas. Me gusta sacarlas de este mundo del colegio a cinco cuadras, el club a seis y todas las amigas cerca. Quiero que vean que no todos los barrios tienen las características de Pocitos y Punta Carretas. A ellas les encanta ir conmigo, y es una experiencia que no se les va a borrar más.

-¿Consumías Carnaval?

-Sí, hace unos años iba al tablado del Defensor Sporting. Disfruto de escuchar las letras y los contenidos de las murgas, más allá de estar o no de acuerdo. Me fijo en cómo se dicen las cosas. Uno puede protestar sin ser violento.

-¿Está pasando eso?

-Sí, lamentablemente ahora lo estoy viendo bastante. Hay algunos cuplés que son agresivos y utilizan palabras demasiado violentas. Tendrían que tener más cuidado en fomentar la empatía y tratar de visualizar el futuro con algo de esperanza, incluso con humor. Es una lástima porque el Carnaval es una fiesta muy democrática.

-Hay quienes dicen que es una fiesta solo para los que piensan políticamente de una forma.

-Yo no lo siento así. El Carnaval es una demostración popular y artística de izquierda, pero aunque votes otra opción podés darte cuenta de que algunas cosas son ciertas. Yo por vivir en otro lugar o llevar otra vida no tengo por qué no escuchar lo que tiene para decir la gente que hace Carnaval. Ellos representan al uruguayo promedio. Yo no.

-¿El paso por VTV te ayudó a mostrarte como una comunicadora más “popular”?

-En Día Perfecto nos metimos a mucha gente en el bolsillo de una manera súper honesta. Al principio parecíamos un grupo de amigos de un colegio privado, pero enseguida nos empezaron a conocer. Fue una plataforma muy sólida para que vean de lo que estamos hechos. VTV es un canal más popular, y me permitió estar más holgada y ser más yo. Estaba más segura de mí misma por el proceso que había hecho.

-¿Hay un prejuicio con respecto a los comunicadores de Canal 12?

-Sí, puede ser. Es lo que tiene el 12, está visto como un canal más elitista porque tiene un perfil determinado como lo tiene el 4 o como lo tiene el 10. El 12 le llega a un perfil determinado, fijate quién pauta en el 12 y quién pauta en el 4 o en el 10. Tiene ese perfil y todo el mundo lo sabe.

-¿Un perfil socioeconómico alto?

-Sí, obvio. Pero es injusto que sus comunicadores sean vistos de esa forma. Hay personas que manejan un perfil más popular y te aseguro que tienen mucha más arrogancia que los del 12. Y también hay gente de canales que tienen un perfil más bajo pero viven en barios de determinadas características y manejan autos de alta gama.

Cata junto a sus hijas Simona (4 años) y Cayetana (7 años). "Me gusta llevarlas a los tablados y sacarlas de este mundo del colegio a cinco cuadras y el club a seis", afirma la actriz.
Cata junto a sus hijas Simona (4 años) y Cayetana (7 años): "Me gusta llevarlas a los tablados y sacarlas de este mundo del colegio a cinco cuadras".

-Estás preparando tu vuelta a Canal 12 con un programa propio, ¿qué se puede adelantar?

-Voy a trabajar con mujeres que amo. Es un formato que funciona en otros países y le va a traer a la televisión humor y diversión.

-¿Tenías ansiedad por volver a estar en pantalla después de la salida de VTV?

-Para nada. La ansiedad la dejé en el útero materno. Ni cuando me pasa algo malo me desespero, ni cuando pasa algo bueno me nublo. Soy muy equilibrada. Gracias a Metropolis y a Andy Rosenblatt volví al canal a hacer suplencias en Tarde o temprano y fue como si nunca me hubiese ido. Sentí el cariño en los pasillos, desde el piso de más arriba hasta el de más abajo. Me decían “tenés que volver al canal”.

-Tu salida del canal había sido polémica. En 2016 fuiste muy crítica cuando no se concretó el proyecto Mujeres al Volante.

-Critiqué al canal con el amor que critico a mis padres. Yo nunca dije “no volvería al 12” y siempre fui respetuosa de las autoridades. Sería arrogante y despiadada si los matara después de que me dieron trabajo tantos años. Lo que me pasó es que me quedé con pena y rabia. Pero jamás ese episodio me generó rechazo con el canal. Lo que hago es decir lo que pienso, y eso es un valor en mí.

-En el último programa de Acá te quiero ver (VTV) también te mostraste desilusionada.

-Es un canal que quise mucho y al que le di mucho de mí, por eso me dolió que por cuestiones internas nosotros nos viéramos perjudicados. No podía no decirlo al aire. Incluso un día me crucé a Paco Casal detrás de una entrevista que estaba haciendo Fede y lo encaré. Me presenté y le dije “por qué no le das más pelota a VTV”. Me dijo que me conocía y que “precisaba tiempo”.

-Una entrevista con César Bianchi para Montevideo Portal reflotó una vieja polémica. Hablaste de los ataques que recibiste por hacerle una nota a El Gucci tras las acusaciones de acoso.

-La gente se enteró de esos ataques porque Checho me lo preguntó. En ese momento no lo quise ni mencionar porque el nivel de agresividad me parecía demencial y lastimoso.

-La entrevista con El Gucci derivó en la renuncia de la actriz Mariana Olivera a tu programa, ¿sentiste que ella te dejó expuesta?

-Claro, nos dejó a todos expuestos. La verdad es que yo me molesté con ella. Yo la quería mucho y me consta que ella a mí. No entiendo cómo un tema ajeno a nosotras dos pudo terminar tan mal. En su salida, ella nos tiró un montón de gente en contra. Y ella sabe que Nani (Kesman), el Pelado (Burgos) y yo somos buenas personas.

-¿Te comunicaste con ella?

-No quise. Fue injusto lo que pasó dos meses después de empezar el programa. Le deseo lo mejor.

-Al margen de este caso, ¿cuál es tu lectura sobre las denuncias públicas de mujeres a hombres que la justicia no puede comprobar?

-Considero que cada caso es un mundo. No quiero hacer carne de cañón de alguien honesto que no cometió un grado de violencia importante. No me quiero hacer eco de la carnicería de las redes porque mañana le puede pasar algo a un amigo que quiero. ¿Por qué siempre tengo que creerle a las pibas? Me niego a pensar eso. Eso no es la verdadera empatía con las mujeres. Yo la tengo, siempre defiendo a las mujeres. Yo jamás me río, critico o cosifico a las mujeres desde ningún lugar. Es cierto que la mujer está inmersa en un mundo en el que siempre la rema de abajo. Hay monstruos de Hollywood que cayeron por hacer lo que quisieron con las mujeres gracias a que tenían dinero y poder. Eso es un asco. Pero no por eso le voy a creer a todas las que levanten su voz para decir algo malo de un hombre. Yo miro muchas referentes feministas que allanaron nuestro camino, pero no voy a seguir a las que tienen que mostrar los senos en la calle o las que tiran pintura contra una iglesia. Si para tener sororidad tengo que ser parte de ese mundo, digo “no, gracias”.

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