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Un pasaje de vuelta a la crisis: los venezolanos en Uruguay que quieren regresar

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Foto: Fernando Ponzetto

HAY LISTA DE ESPERA

Hay 10 venezolanos que viven en Uruguay y quieren volver a su país con el Plan Vuelta a la Patria, creado por Nicolás Maduro. Les pagan el pasaje y les dan subsidios. La oposición cree que el programa “es una falta de respeto”. ¿Por qué quieren regresar?

Su hija le dice que está loca. Enferma de cáncer hace tres años, Ana es una de las venezolanas que viven en Uruguay y quiere regresar. Llegó al sur en busca de un medicamento de alto costo que no le daban en su país, producto de la crisis económica y social que azota a Venezuela en el último tiempo. Dice que no tiene nada de qué quejarse, que acá la recibieron bien, que el tratamiento en el Instituto Nacional del Cáncer fue “excelente”. Pero extraña a su familia y su madre la necesita, por lo que está intentando conseguir un pasaje y retornar.

Para Ana, el Plan Vuelta a la Patria que impulsó el gobierno de Nicolás Maduro es “una oportunidad”. No tiene el dinero para comprar el boleto de avión y sabe que no está en condiciones de repetir la travesía que la dejó en Rivera. Recorrió Brasil en ómnibus, tuvo seis días de viaje y llegó a la frontera cansada, con hambre y luchando por su salud. Lo único que quería, dice, era conseguir el fármaco que le prolongaría un poco más la vida, algo que al final no ocurrió. Ya era demasiado tarde para suministrárselo y el Fondo Nacional de Recursos le negó la solicitud.

Se enteró del programa chavista por la televisión. Así vio cómo a algunos de sus compatriotas -que viven, la gran mayoría, en Brasil y Perú- el gobierno les daba el pasaje para regresar a Caracas. Sabe que no es el mejor momento para hacerlo ya que es muy probable que su enfermedad se agrave, sobre todo por la falta de medicamentos. Si estuviera sana, dice, ya habría vuelto “hace rato”.

¿Por qué alguien querría regresar ahora a Venezuela? Ana reconoce que su calidad de vida “mejoró en el último tiempo”, pero eso no es suficiente. Al igual que otras 10 personas que se presentaron a la embajada en Uruguay -según fuentes diplomáticas-, el cariño por su familia la lleva al lugar del que emigró. Y si bien el cáncer hoy la ata a Montevideo, está dispuesta a arriesgarse para ver a su madre.

El problema es cómo hacerlo. Trabaja cuidando a un señor mayor, que “duerme mucho” y le permite comunicarse con sus familiares en Venezuela. A las tres de la tarde responde las preguntas para esta entrevista, aprovechando que es la hora de la siesta. Ese sueldo no le alcanza para ayudar a su hija con el alquiler y para ahorrar para el pasaje. “Hay quienes dicen que yo debería ganar tres veces más, pero les digo que no me importa. Esta gente me trata muy bien, soy parte de su familia”, afirma. No quiere revelar cuánto es su salario, aunque reconoce que con ese dinero podría hacer “muchas cosas” en su país.

El avión del Estado venezolano aterrizó en el Aeropuerto de Carrasco. Foto: @laconviesa
El avión del Estado venezolano aterrizó en el Aeropuerto de Carrasco. Foto: @laconviesa

La hiperinflación en Venezuela determina que los ingresos no den para nada. Su hermano, que tuvo que dejar de trabajar para cuidar a su madre, apenas podía comprar un maple de huevos con lo que recibía por mes. Su ingreso era de 18.000 bolívares, el equivalente a tres dólares mensuales. Ahora que está desempleado, cuenta Ana, se maneja con el trueque entre los vecinos y con “alguna ayuda” que alguien le da. Así planea desenvolverse ella si lograra volver.

Todavía no averiguó en la embajada de Venezuela cómo integrar el plan que impulsó Maduro. Espera hacerlo sin que su hija se entere y por eso su nombre en esta nota es falso. Solo le dijo que estaba pensando regresar y la joven le puso el grito en el cielo. “Un poco de razón tiene”, admite Ana. Pero le da miedo no poder reencontrarse con su madre, algo que ya le pasó con su esposo, quien murió luego de que ella viniera a Uruguay.

Directo a Caracas.

Así llegaban al aeropuerto de Caracas los venezolanos que salieron de Carrasco. Foto: @laconviasa
Así llegaban al aeropuerto de Caracas los venezolanos que salieron de Carrasco. Foto: @laconviasa

Un venezolano que vivía en Uruguay regresó a su país hace menos de dos semanas. Lo hizo en un avión que debería haber salido de Buenos Aires pero que no pudo aterrizar debido a una prohibición del gobierno argentino. En ese contexto, asesores de Maduro se comunicaron con funcionarios de Presidencia, solicitándoles que autorizaran el despegue desde Montevideo.

No era el primer vuelo que debería haber partido desde Argentina. El año pasado salieron dos, pero en aquel entonces el gobierno de Mauricio Macri reconocía a Maduro como presidente. Luego de la irrupción de Juan Guaidó -el titular de la Asamblea Nacional venezolana, quien se autoproclamó como mandatario encargado en enero-, del otro lado del río Uruguay desconocen cualquier indicación que provenga del chavismo. Entre tanto vaivén político, 91 personas esperaban que las dejaran volver a su país.

Fuentes de Cancillería revelan que el gobierno uruguayo quiso, una vez más, mantenerse “al margen” de esta discusión. Uruguay reconoce a Maduro como presidente, por lo que las autoridades optaron por permitir que este avión saliera desde el Aeropuerto de Carrasco. Los venezolanos llegaron a Montevideo por barco y fueron llevados en un ómnibus a la terminal aérea. Había 90 que provenían de Argentina y uno que vivía en Uruguay. Todos se fueron el 15 de abril.

“Lo importante era que esta gente no quedara de rehén”, sostienen en Cancillería. El gobierno venezolano se encargó de los costos y los pasajeros retornaron en la aerolínea Conviasa, de propiedad estatal. También debieron contratar funcionarios particulares para que atendieran los puestos en el aeropuerto, los chequearan antes de subir al avión y les entregaran los boletos. La embajada le pagó al Aeropuerto de Carrasco por haber utilizado sus servicios durante ese día.

No sabemos cuánto le costó al gobierno de Maduro esta travesía. El embajador Julio Chirino se encontraba en Caracas durante la realización de esta nota, por lo que no accedió a darle detalles a El País. Debido a los cortes de señal telefónica diarios, fue muy difícil contactarlo.

En tanto, para el diputado venezolano Luis Loaiza -integrante de la oposición- es una “falta de respeto” lo que plantea el Plan Vuelta a la Patria. “Yo creo que, como muchas cosas del actual régimen, lo esencial de las políticas no es resolver los problemas sino crear una apariencia: el manejo de los espejos. Ellos pretenden demostrar que la gente está regresando porque se está mejor, pero resulta que cada día estamos peor”, agrega.

El legislador considera que “nadie en su sano juicio” puede volver a Venezuela en este momento. En ese sentido, al mencionar el programa de Maduro en los grupos de Facebook que integran los caribeños en Uruguay, casi lo único que se leen son insultos. “Sería mejor que crearan un plan de salida de la patria”, escribe uno.

Loaiza cree que el plan tiene “fines propagandísticos”, por lo que no descarta que el gobierno ofrezca dinero a cambio de volver: “A mí no me extrañaría que Maduro estuviera dando dinero para esto y no me extrañaría tampoco que esta gente estuviera regresando para darle vida a la propaganda. Yo no digo que no haya gente que se esté regresando por necesidad pero, en virtud de la situación, alguien que esté trabajando en otro lado no tendría razones para volver”, agrega.

En la embajada descartan de plano que se entregue dinero a quienes participan del plan. Reconocen que les gustaría “darles más beneficios”, pero también admiten que la actual situación no les permite hacerlo. El gobierno financia el pasaje de ida una sola vez, aunque eso no significa que queden encerrados en Venezuela. Tienen permiso para volver a salir si quisieran, pero no podrían formar parte del Plan Vuelta a la Patria más adelante. Así buscan evitar que esta iniciativa sea utilizada para llevar remesas o realizar una visita familiar.

Una vez en su país, los retornados ingresan a una bolsa de trabajo estatal, según informan en la embajada. “No es que los dejemos a la buena de Dios en el aeropuerto”, sostienen. También entran al Sistema de Misiones, el programa de subsidios sociales impulsado por el expresidente Hugo Chávez, que se mantiene vigente. Así acceden, por ejemplo, a consultas médicas gratuitas.

Para Loaiza, sin embargo, muchos de los que volvieron son empleados públicos, a quienes les devolvieron el trabajo cuando llegaron a Caracas.

Un avión de Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, llevó 91 personas que fueron repatriadas desde Argentina. Foto: @laconviasa
Un avión de Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, llevó 91 personas que fueron repatriadas desde Argentina. Foto: @laconviasa

Los números de Maduro.

El gobierno venezolano dice que 13.810 personas retornaron a través del Plan Vuelta a la Patria. No obstante, este número es ínfimo en comparación con los más de tres millones que emigraron, de acuerdo con la estimación de Naciones Unidas. Casi 7.000 volvieron de Brasil, unos 2.500 lo hicieron desde Perú y otros 2.500 regresaron desde Ecuador. Uruguay ni siquiera figura en las estadísticas oficiales ya que hubo un solo repatriado.

En la embajada consideran que los países que más retornados tienen son los que están más próximos a Venezuela. En ese sentido, Colombia quedó en cuarto lugar, con 764 personas. El programa empezó en setiembre del año pasado y desde Argentina volvieron 344 venezolanos, en especial porque la fecha coincidió con la importante devaluación del peso argentino. “La situación económica uruguaya genera un panorama un poco mejor para los connacionales que viven aquí”, dicen las fuentes diplomáticas.

Y eso lo demuestran las cifras: desde que empezó el año, 1.438 venezolanos solicitaron la residencia en Cancillería. Este número triplica a los brasileños, que están segundos en la lista de las autoridades uruguayas. De hecho, la inmigración desde Venezuela no ha parado de aumentar en los últimos años y se espera un nuevo récord en 2019, con un crecimiento del 30% con respecto al año pasado. Fueron más de 5.000 los que llegaron en 2018.

La residencia les dura tres años y ni siquiera deberían avisar en Cancillería si quisieran formar parte del Plan Vuelta a la Patria. Fuentes del gobierno expresan que “nadie” se presentó ante el Ministerio de Relaciones Exteriores a avisar que retornaría a Venezuela “sino todo lo contrario”. Si regresaran a su país y se llegaran a arrepentir, podrían volver a Uruguay como si nada hubiera pasado. Eso sí, tendría que ser antes de que se les venciera el permiso para residir aquí.

Carlota es una retornada. No volvió a través del programa de Maduro sino que fue su hijo quien le pagó el pasaje. Llegó a su país este abril y dice que lo encontró “sustancialmente peor” que cuando se fue, en diciembre. “No me quedé en Uruguay porque era una carga para mi familia. Mi nuera me dijo que me quedara, pero con lo que gano yo aquí, no me sirve de nada allá. Uruguay es caro y más para nosotros; el poder adquisitivo es difícil y a ellos les ha costado mucho allá”, dice.

Tiene 73 años y está jubilada; antes era profesora universitaria. El ingreso de 26.000 bolívares quincenales le permite comprar una bolsa de leche por mes, que tiene un costo de 39.000. Hace unos días, un carnicero amigo le fió una lata de sardinas chica que valía 3.800 bolívares. Carlota le prometió que se la pagaría pronto, pero el dinero se le terminó antes de lo que pensaba, por lo que espera poder ahorrar el mes que viene para devolverle lo que le debe. No recuerda cuándo fue la última vez que comió carne estando allí.

Los huevos que dan sus gallinas se los cambia a un vecino por tomates. Así pudo comer fideos con salsa este miércoles, antes de hablar con El País. Si no logra el trueque, suele almorzar huevo hervido, la única materia prima con la que cuenta. “Estoy viviendo en un país en el que el mayor castigo es ser niño y persona de la tercera edad. Trabajé toda la vida para tener una vejez con determinado poder adquisitivo y no tener que depender de mis hijos. Eso me ha sido robado, como también me fue robado el derecho a la comida”, agrega.

Dice que Uruguay “es un país hermoso” y destaca la calidad de sus bibliotecas públicas. También considera que la gente “es muy educada” y con un “muy alto” nivel cultural. Cuando habla de Montevideo, su voz se enciende y enumera todo lo que le gustó: “El ambiente, los edificios, las bibliotecas, las escuelas, los parques increíbles que tienen, la rambla, la forma en que tratan a los extranjeros…”.

Pero no cree que pueda volver. Su hijo y su nuera no terminaron de adaptarse, y ella gastó todos sus ahorros para que lograran emigrar. Tampoco quiere que la mantengan y sabe que su jubilación, de 12 dólares al mes, no le alcanzaría para nada en este país. “Espero que a ellos jamás se les ocurra regresar”.

Cómo contó Maduro la vuelta desde carrasco

 “Agradecemos la solidaridad del pueblo uruguayo y de su gobierno”, escribieron en la página web del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores venezolano. Así le daba las gracias el presidente Nicolás Maduro a su par Tabaré Vázquez, luego de que un avión estatal pudiera aterrizar en el Aeropuerto de Carrasco para llevarse a 91 repatriados el 15 de abril. “La misión obstaculizada por el gobierno argentino contaba con dos semanas de planificación y su aterrizaje estaba previsto para la madrugada del pasado sábado 13 de abril”, agregaron. Sin embargo, el presidente Mauricio Macri desconoció la orden de Maduro y no permitió que el avión aterrizara. Según las autoridades chavistas, esta decisión “dejó en evidencia la colaboración directa de Macri con la guerra que promueve el gobierno estadounidense y sus países aliados contra el pueblo venezolano”. Los repatriados llegaron a su país al día siguiente, sobre las 7 de la mañana. Fueron recibidos por Eulalia Tabares, directora de Relaciones Consulares del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores. “Esta Revolución Bolivariana abre los brazos a todos y todas. Sabemos que vinieron con un esfuerzo tremendo, pero nunca piensen que el tiempo fue perdido”, les dijo, según publicó la cartera en su web. Además, afirmó: “Las razones que los hayan motivado a emigrar hacia otra parte del mundo son válidas, pero seguro que en su corazón habrán identificado que no hay amor como el amor de un venezolano. Está bien conocer el mundo, pero gracias a Dios tenemos la patria más hermosa”. Este fue el tercer avión que repatrió venezolanos que vivían en Argentina, a quienes se les sumó uno que residía en Uruguay. Los otros dos pudieron aterrizar porque fueron el año pasado, cuando el gobierno argentino todavía reconocía a Maduro como presidente.

Sentimiento venezolano.

La embajada en Montevideo no es la única que ayuda a los que desean regresar. La organización Manos Veneguayas -integrada por venezolanos que viven en Uruguay- también ha facilitado repatriaciones. Diego Cabrita, miembro del grupo, asegura que quienes les pidieron volver fue debido a “cuadros emocionales graves o porque extrañaban a sus familias”.

Para él, el programa impulsado por Maduro es “una burla” a los ciudadanos: “Le falta el respeto al sufrimiento de las familias que quedan ahí adentro, porque muchos de los que salen tienen que trabajar muchas horas para mandar comida y medicinas. Esto se llama Volver a la Patria y yo me pregunto a qué patria hacen referencia”, agrega.

Los números oficiales muestran que el 64% de los repatriados decidió volver debido a los problemas económicos que afrontó en el extranjero. El 54% precisó, como motivo adicional, “el constante hostigamiento en el país receptor, denunciando fuertes episodios de xenofobia, explotación, maltrato laboral y social”.

En Uruguay, sin embargo, el principal motivo esgrimido fue que extrañaban. Fuentes diplomáticas revelan que las 10 personas que están en lista de espera expresaron que desean reencontrarse con sus familiares. Ellos son solo algunos de los 50.000 que, según el gobierno venezolano, aguardan por pasajes para regresar a Venezuela.

Pero todavía no está claro cuándo podrán hacerlo. El caso de Uruguay es más complicado que el de otros países, ya que los interesados no logran llenar un avión. Las fuentes consideran que es “muy probable” que se los sume a un vuelo desde Argentina, como ocurrió hace menos de dos semanas.

A pesar de que su enfermedad podría matarla, Ana desea entrar en ese viaje. Espera que el gobierno venezolano le garantice los medicamentos para controlar el cáncer, pero sabe que eso es muy difícil. “Yo estoy clara en cómo está Venezuela -asegura-, el otro día vi una foto de mi hermano y me impresioné con lo flaco que está. Pero extraño vivir ahí porque ahí pasé la vida entera”.

Los argumentos del gobierno para su plan de repatriación

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, puso en marcha el Plan Vuelta a la Patria en setiembre de 2018. Ese día, el mandatario le ordenó al ministro de Economía, Simón Zerpa, que ideara un plan para repatriar a quienes estuvieran interesados en regresar. Desde entonces, según el gobierno venezolano, más de 13.000 personas retornaron al país caribeño. “Ningún sabotaje eléctrico, bloqueo económico o campaña mediática puede minorizar el amor que sienten los venezolanos hacia su Patria. Hay que entender que ningún país del mundo se preocupa por el bienestar y progreso de sus connacionales como Venezuela”, expresó el mandatario durante el lanzamiento. También dijo sentir “tristeza” por las historias que conoce “todos los días” de venezolanos que se fueron debido a “la campaña permanente de los medios de comunicación y las redes sociales”, y que ahora reciben “humillaciones” en el extranjero o están “pasando hambre”. El gobierno asegura que hay más de 50.000 personas en lista de espera para participar del plan. La mayoría de los que volvieron lo hicieron desde Brasil, seguido de Ecuador y Colombia. En ese sentido, el 69% de los retornados llegaron por tierra, según cifras del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores venezolano. El resto lo hizo por avión. Uruguay ni siquiera figura en las estadísticas oficiales, ya que solo retornó una persona que estaba viviendo en Montevideo. De acuerdo con fuentes de la embajada, hay 10 personas en lista de espera para regresar a su país.

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