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Lo que dice el barrio

Hace dos años, el Marconi se convertía en la zona más violenta de la capital. Desde entonces, algunas cosas cambiaron para bien pero otras continúan igual. Los vecinos cuentan cómo siguió la vida allí, en la zona roja.

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FABIÁN MURO/FRANCISCO MARQUES

El verano de 2010 fue feo para el Marconi. La Policía lo puso primero en el ranking de peligrosidad; un hombre se desangró en plena calle después de una rapiña; hubo varios tiroteos; una batalla entre bandas de bocas de pasta base dejó por lo menos un muerto y varios heridos y una reacción oficial de saturación policial más o menos calmó la cosa. Una nota de Qué Pasa en marzo de ese año se tituló "Zona de guerra" y nadie salió decir que era una exageración. Dos años después, el Marconi rompe el silencio. Lo que sigue son los testimonios, llenos de vergüenza, dolor, pero también orgullo y esperanza de los vecinos del barrio.

LA VECINDAD. Miguel Angel, clasificador de residuos y cooperativista, siete hijos: -Al barrio lo hace uno. Hay gente mala y buena. Y vos sabés el modo de tratar a cada uno.

"Toco" Morales, pensionista, 75 años, cinco hijos: -Es un martirio acá. No hay colaboración de los vecinos. Acá se fomenta mucho la delincuencia. No le quiero mentir, pero veo gurises de 10 años con un revólver en la cintura. ¿La madre? Olvídese.

Eduardo, clasificador de residuos, 62 años, 18 hijos: -Yo la llevo bien. No me meto con nadie. El barrio ha cambiado para mejor, está más tranquilo. Todo esto que se comenta es mentira.

Darío Larrama, 21 años. Estudiante de tercer año de Medicina: -A mí me sirvió mucho trabajar en el Censo, me ayudó a valorar mi barrio. Es mínimo lo que te digo, pero el ordenamiento, que estén todos los pasajes con nombre, que pases y estén los números... nosotros veníamos con un mapa y sabíamos que íbamos a encontrar el lugar. En otros barrios está más desordenado.

Don Cony, 30 años, rapero y empleado del Maciel en sector Mantenimiento, tres hijos: -Es un barrio más, con gente laburadora. Digo, hay de todo. La canción quiere cambiar la imagen del barrio. Es muy reciente como para saber si lo logré, pero mi intención fue mostrar otro lado del Marconi.

Martín, 21 años (no quiso dar más datos): -Acá hay quienes laburan y quienes trabajan de boludeces, ¿viste?

Juan Nacimiento, carpintero, 33 años, dos hijos: -El barrio ha crecido mucho. Primero, se está construyendo un liceo. La escuela de oficios del Movimiento Tacurú también influye por la inserción que tiene. Y es un barrio donde el adolescente es protagonista. Porque muchas veces ya es padre con más de un hijo. Pero también te vas a encontrar con gente que tiene un desgaste, que siente que es siempre lo mismo, que el tiempo pasa y nada cambia.

Inés, kiosquera, 50 años, 7 hijos: -Esto está peor. Yo me hubiese ido hace rato.

Mariana (no dijo su edad), tres hijos, clasificadora de residuos: -Mis tres hijos son adolescentes y aunque van lejos cuando salen y vuelven tarde, nunca les pasó nada. No sé a qué se debe, pero ahora se puede caminar por acá.

"Toco": -Acá me conoce todo el mundo, entre otras cosas porque estuve en la Comisión Vecinal. Me lo conozco de punta a punta al barrio y la relación con la mayoría de los vecinos es muy buena. Yo siempre digo que los vecinos son los mejores parientes.

Diego Romero, 29 años, trabaja en Conaprole. Director del grupo de danzas folclóricas La Forestal: -Ha cambiado mucho el barrio. Para los habitantes es menos peligrosos que antes, ya que los vecinos y los propios jóvenes protegen su zona. Además, hay organizaciones que están haciendo un trabajo lento en educación para evitar la exclusión. Lo peor es la basura. La gente se acostumbra a vivir dentro de la basura, y de la basura.

Martín: -De positivo este barrio no tiene nada loco, qué querés que te diga. Pero ta, cambió sí. Ahora están todos con la cabeza gacha.

ROCES Y VOCES. Darío: -Acá hay que manejarse como en cualquier lado. Si vas con miedo, se palpa.

Eduardo: -Acá los líos son con los alcahuetes. Siempre hay alguno interesado en la vida de los demás. Hace 57 años que vivo acá y todos me respetan. Si fuera alcahuete, no caminaría por el barrio, no me respetarían. ¡Cómo me van a respetar! Al alcahuete lo cagan a palos y capaz que hasta le tirotean la casa. Porque acá estamos hablando y en la cárcel se están enterando de lo que estamos hablando. Siempre hay uno que está comentando, ¿entendés?

Don Cony:-Antes de los megaoperativos hubo una operación policial. Yo estaba con mi hermano en un almacén. Unos policías vinieron hacia nosotros y algunos salieron corriendo. Yo no, porque no corro cuando veo a la Policía. No tengo nada que ocultar. "Pichi de mierda, al suelo", nos dijeron y ahí nos pegaron. Estaba mi sobrinito, todavía se acuerda. Escribí la letra de la canción para que la gente de afuera escuchara.

"Toco": -Nunca me entraron a casa, tampoco me asaltaron por la calle. Pero una vez ayudé a una señora a la que tiraron al suelo para sacarle 20 pesos y mandé preso al rapiñero. Y me llamaron alcahuete por eso. Otra vez, mandé preso a otro, que estaba robando los cables de un foco en la canchita de fútbol. También me llamaron alcahuete, pero ¿cómo no voy a tratar de cuidar lo que es de todo el barrio? Ese foco ilumina de noche, puedo ir con mi señora a tomar mate y ver a los gurises jugar...

Miguel Ángel: -Algún forajido en la manada siempre hay, pero te podés mantener al margen. Mis gurises crecieron entre el malandraje y no por eso andan con la pasta base. Yo voy a las pencas y me dicen "¿No querés un saquecito?", y no acepto, no es mi palo. Una cerveza sí.

Martín: -Yo andaba en la pasta, pero ya no. Eso sí, tuve que alejarme un tiempo del barrio. Porque si no, viste...

Don Cony: -Creo que ahora hay menos droga, pero es una impresión. En realidad no sé, porque yo no hago esquina.

Juan:- Acá los problemas son de cinco, seis que se agarran contra otros cinco o seis. A veces veo que hablan de "favelas", como si fueran barrios enteros que se enfrentan. Y no. Son bandas chicas.

Eduardo:-Dos muchachos fueron a buscar a uno de mis hijos. Lo fueron a provocar por un tema de gurisas. Empezaron a discutir y una cosa llevó a la otra: terminaron a los piñazos. Ta, nos reunimos con mis otros hijos y los fuimos a buscar. Los otros botijas eran laburadores, terribles pibes, pero les dieron púa. Y ahora están en Buenos Aires. La madre de ellos viene a hablar conmigo, yo la entiendo, pobre señora. Pero yo no voy a provocarte a tu casa, ¿ta? Mirá, acá si te dejás judear, te judean todos los días. Te agarran todos los días.

Darío: -Cuando trabajé en el censo llegué en medio de una pelea, donde uno tenía un arma y el otro no. "Peléense tranquilos, yo vengo a censar otro día", les dije y me fui. Pero también te digo que en el Marconi no tuve problemas, sí en otro barrio, donde quisieron sacarme la máquina. Las peleas son cotidianas, pero la violencia está en todas partes. En el tránsito, por ejemplo, ves un nivel de violencia verbal tremendo. Acá, en un megaoperativo, la Policía se portó mal, porque estábamos con unos amigos en mi casa y fue muy prepotente. Eso choca.

Miguel Ángel: -Si te hacés el vivo en los operativos, te dan palo. Acá han entrado y los agarran a pedradas. Y se tienen que defender, ¿no?

TAXIS Y AMBULANCIAS. Diego: -En estos momentos hay solo una frecuencia de ómnibus (el 405, que pasa por Aparicio Saravia) pero luego en la noche ya minimizan las salidas hasta no salir ni uno más en la noche. Los taxis no entran, las ambulancias sí.

Juan: -Si eras liceal, antes tenías que caminar hasta el 13 o el 57. Ahora está el Jubilar y estamos hablando de varias cuadras para salir del barrio, sabiendo que acá tenés solo el 405. Lo bueno es que ese bondi te comunica con San Martin que salen un montón de ómnibus y Mendoza y General Flores, donde tenés más ómnibus. De todos modos, hay que moverse.

Johan, 19 años, trabaja en un kiosco: -Hace dos meses que vine y estoy haciendo amistades. Lo que no hay son lugares para salir. Si querés salir tenés que irte hasta el Centro, o Ciudad Vieja. Voy a lugares como Troya o Cabildo, lugares así, para gente de mi edad, ¿no?

María Inés, 56 años, esposa de Miguel Ángel : -Nosotros llamamos a los del gas y me dicen "30, 45 minutos estamos ahí". Y vienen. Es igual con los taxis. Le decís "En frente a la obra de San Vicente" y vienen. Muchos dicen que como es zona roja los taxis no entran. Pero vienen sí.

Darío: -No sé cómo es el sistema, pero sé que al ser por satélite si el chofer lo apaga le va saltar en la empresa. Entonces hacen el recorrido normal, pero de noche vienen todos con las luces apagadas y no paran hasta llegar a ciertas calles. Ahí sí se prende el bondi. Y esto no me lo contó nadie, lo he visto con mis propios ojos.

"Toco": -Pensar que antes el 155 pasaba por la puerta de mi casa. Lo cagaron tanto a pedradas que dejó de pasar. ¿A usted le parece?

Don Cony: -Tenía la letra de la canción ya escrita y vine hasta la usina, donde estuvimos más o menos un año trabajando, sacando cosas, poniendo otras. Está bueno que haya una cosa así, y hay que aprovecharla. Yo me anotaba a todo lo que había. Curso que se hacía, curso al que me anotaba.

Agustín Fernández, técnico de realización audiovisual de Usina Cultural Casavalle: -Acá vienen muchos gurises, no solo del Marconi sino también de otros barrios cercanos como el Borro, Cóppola, Nueva Ellauri. Y la gran mayoría viene para hacer música: murga, hip hop y candombe es lo que más atrae. Y el grupo La Forestal se ha destacado mucho, tanto en la Rural del Prado como afuera, porque ganaron un reconocimiento en Australia. Junto a Don Cony y la cuerda de tambores La Guyunusa, son las tres joyas del barrio.

Darío: -A mí me sirvió mucho hacer toda la escuela en la Obra Banneux. Si la aprovechás salís con una gran ventaja en comparación con otras escuelas, que a veces tienen carencias.

Madre de un alumno de primaria de Banneux, no dio más datos: -Yo estoy muy contenta. Me gustaría que mi hijo siga luego en el Jubilar, pero no sé si podrá porque tienen un examen de ingreso bastante difícil. Esta escuela está bien porque te enseñan muchas cosas, como inglés e informática por 500 pesos. Y para mucha gente del barrio, también es un lugar donde sus hijos comen, porque muchos niños hacen horario completo.

Miguel Ángel: -UTE responde, OSE nunca. Pero cuesta que vengan ¿eh? Una vez vinieron unos de UTE. Llegaron, vieron y dijeron que no iban a hacer nada porque tenían miedo que le robaran las herramientas. Fuimos con otro vecino casa por casa a explicar que si le robaban una pinza o algo, se iban y nos quedábamos sin luz para algunas de las calles del barrio. Sin el apoyo de todos, no iba a ser posible. Y se entendió. Eso sí, teníamos que ir a buscarlos a Chimborazo y Juan Acosta. Pero no les tocaron nada.

POR VENIR. Don Cony: -No creo que sea un buen porvenir para mi hija acá. Pero yo soy del barrio y me crié bien. Hay que apoyar a los niños, eso sí. Para que no se críen con malas juntas. La calle es calle. Acá y en cualquier barrio. Me gustaría que haya calles, pavimento. También plazas y alumbrado público.

Juan: -¿Esperanza para mis hijos? Muchísimas. Primero, lo básico que es el estudio. Que se desarrollen y tengan la libertad de elegir. Pero para eso hay que tener todas las posibilidades, que no se limiten a esto. Acá hay comisiones de vecinos que se han juntado y han logrado mejorar cosas como la seguridad y el alumbrado. Hay un grupo de vecinos interesante con los que se puede hablar.

Darío: -Con el Censo me di cuenta que acá hay mucha gente que estudia o que trabaja. Y otros que quedan por el camino. A veces te falta ese empujón de la familia o el entorno. Pero a veces hay que salir a trabajar.

Miguel Ángel: -Si uno le enseña a los más chicos lo que es peligroso y lo que no, ya hay mucho hecho. Y después va en la conciencia de ellos, también.

Un lugar atendido

María Jesús Besteiro, directora del Colegio Banneux, explica que la institución es una de las 16 que trabajan socialmente el el barrio. La mayoría de las ONGs son de tinte religioso.

"TOCO" MORALES

PENSIONISTA

Hace 54 años que vivo en el Marconi, pero dentro de poco me voy a mudar. Este barrio era lindísmo antes, pero ya no lo es. No voy a extrañar.

JUAN NACIMIENTO

CARPINTERO, EDUCADOR

Yo he notado un cambio desde que el barrio explotó en los medios. Tres años atrás, capaz que te hubiese dicho para ir adentro para hablar.

ANÍBAL GONZÁLEZ (DON CONY)

EMPLEADO, RAPERO

En el trabajo me alquilan porque me han visto en los medios. Y me piden rimas. Cuando tengo, se las tiro para que se rían o se queden pensando.

DARÍO LARRAMA

ESTUDIANTE Y EMPLEADO

Hace poco fui a una comida con los compañeros de escuela. Nos asombramos de la cantidad de ex compañeros con hijos.

Un mapa barrial impreciso

Los límites del Marconi son imprecisos hasta para sus propios habitantes. Para Darío Larrama, los cuatro puntos que lo delimitan son: Rambla costanera, Aparicio Saravia, Iraola y el pasaje F. Un transeúnte, en pleno Aparicio Saravia e Iraola, dice que estamos equivocados, que el Marconi es "más abajo" y señala en la misma dirección que está la Usina Cultural Casavalle, en Enrique Amorim y Julio Suárez. Un grupo de niños se queja. "Esto no es Marconi, es barrio Cóppola" mientras un móvil de televisión realiza una entrevista titulada "Entrevista a Don Cony en el Marconi", frente a la usina. El nombre del barrio parece más un nombre para designar una zona conflictiva que un área geográfica. Al menos para muchos.

Rimas del Marconi

"En mi barrio, cada persona vale y también vale lo que haga cada persona / Para sobrevivir vale lo que haga un padre para llevarle un plato de comida a sus hijos / Y pensar que muchas veces por buscarse el peso, no sabe si regresa vivo, se lo entregan muerto o termina preso / Por llevarle el sustento a su familia a diario muchas veces pasa pero al final llega contento, porque trajo el alimento / Aquí doy fe que lo que nace aquí, aquí se muere. Es todo una cadena, el mismo enlace / Donde la muerte y la traición se mueven sigilosamente / Y si algún varón traiciona abriendo su boca, largando su secreto.

El Barrio se maneja por su respeto, donde el silencio siempre es leal y cumple con su palabra / Por la calle y el barrio donde vivo y por cual prometo / Un saludo a todos los barrios, a la calle de parte de su humilde servidor, Don Cony... a fuego".

(Extracto de una canción inédita sin título de Don Cony, cedida a Qué Pasa ).

"Me desahogo en mi cuaderno, dime qué voy a esperar de este maldito gobierno / Dime qué tú vas a decir / si tengo que buscar el peso pa podé sobrevivir.

Está difícil la cosa / esto es una transa / ya ni tengo trabajo y la plata no me alcanza / tengo amigos y alquilo una casa / y si me quedo sin trabajo dime qué es lo que pasa / tengo que buscar el peso pa` mi cachorro / y como dice el Tony / la necesidad hace al chorro / y si falta pa` mi hijo no me importa qué mandarme / si tengo que vender o un local debo asaltarme / por eso la gente piensa que soy un enfermo" (extracto de Así está la vida, rap de El Negro Kitty, hermano de Don Cony, y subido a YouTube).

Origen. Según más de un vecino, decir que se vive en el Marconi empieza a ser menos problemático.

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