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Magnano: “Estos jugadores tienen estirpe”

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Ruben Magnano en el entrenamiento de la selección uruguaya de básquetbol Foto: Fernando Ponzetto

BÁSQUETBOL

Nació hace 64 años en Córdoba. En 1990 empezó a dirigir en Primera; en 2001 ya dirigía lo que sería la generación de oro en Argentina. En octubre llegó a Uruguay seducido por el carácter del jugador uruguayo y en menos de 10 días define la clasificación al Mundial.

Ruben Magnano en el entrenamiento de la selección uruguaya de básquetbol Foto: Fernando Ponzetto
Ruben Magnano en el entrenamiento de la selección uruguaya de básquetbol Foto: Fernando Ponzetto

-¿Cómo encara estas semanas de preparación?

-Hay un común denominador en todos en la forma de encarar primariamente esta preparación: con mucha ilusión, mucha esperanza. El mensaje a los jugadores, si bien uno también está muy esperanzado, tenemos que ser coherente entre la ilusión y el trabajo que despleguemos en nuestra preparación, tienen que ir de la mano. No solo con la ilusión vamos a lograr la clasificación. El esfuerzo tiene que ir emparentado con esa ilusión. Si seguimos ese camino nuestras posibilidades se acrecientan notoriamente.

-Porque cuando llegó, ¿ya vio un grupo ilusionado?

-Por los mensajes te das cuenta. Hay un elemento que uno trata de desarrollar a diario con los años que uno tiene. No te digo que he hecho un máster, pero indudablemente que la experiencia te da esa posibilidad. Con solamente mirar a los ojos a un atleta y ver su real pensamiento, interpretarlo a través de sus actitudes, te das cuenta que esa ilusión existe y que ese esfuerzo está. Son elementos que a un entrenador lo seducen a pensar positivamente. Después el juego hay que jugarlo, pero las variables ayudan cada vez más a crecer.

-Y ayuda el nivel individual con el que llega Uruguay...

-Algunos compitiendo a un nivel sumamente importante, que ayuda muchísimo por carácter transitivo. Usufructua, en el buen sentido, ese potencial que ellos traen de competencias de mucho nivel y lo vuelcan a la selección.

-Y a nivel grupal, ¿qué puntos altos destaca?

-Me animo a utilizar un término que ya lo he sufrido contra entrenadores de equipos rivales: la estirpe, el coraje para afrontar cada una de las decisiones que le ha tocado vivir, la enjundia, la capacidad de lucha. Si queremos analizar desde el punto de vista técnico, Puerto Rico en nuestra casa quedó en 60 puntos, por ejemplo. Eso no se logra porque sí. Podemos decir ‘fue errático’, pero ¿por qué fue errático? Si uno provoca el error a través de su actitud defensiva, de su coraje defensivo. Eso es lo que incluso me sedujo venir a dirigirlo.

-Y este partido con Puerto Rico, ¿va a ser distinto?

-Estimo que las personas y las capacidades de ellos no van a emular en un mes y medio. Puede haber alguna sorpresa táctica por medio de Puerto Rico, por parte nuestra, pero no algo tan significativo para cambiar un curso. Después va a estar en el grado de eficiencia que tenga cada uno de los equipos para ganar el juego. Pero ellos no van a abandonar su naturaleza de juego, lo que han tenido históricamente, cómo se han educado; eso no se cambia de la noche a la mañana. Nosotros tenemos nuestra forma e intentamos, aunque si sumamos la cantidad de días de entrenamiento yo no sé si llegamos a dos semanas. Intentamos darle una forma. No creo que haya muchas sorpresas. Va a estar, de pronto, en las respuestas individuales a partir de una propuesta táctica.

-En ese sentido, México y Puerto Rico tienen bajas considerables.

-Este sistema de ventanas tiene una curiosidad. De pronto las selecciones no se presentan con todo el potencial que tendrían que tener para representar a su país. Ejemplo, Eslovenia quedó afuera del Mundial (sin chances antes de jugar la última ventana) y fue campeón Europeo (Eurobasket Rumania 2017). Eso se debe por esta forma de disputa, por la negativa de la NBA y de la Euroliga de ceder sus jugadores. Le quita un poco de potencial a cada una de las selecciones. Bajas todo el mundo va a tener. Obviamente va a salir favorecido el que menos bajas tenga, el que pueda contar dentro de las posibilidades con la mayor cantidad de jugadores.

-¿Uruguay sí supo manejar sus bajas?

-Por eso el estirpe, sortear adversidades. Es la capacidad de contrarrestar las ausencias produciendo más cada uno.

Un pedido

La última vez de Uruguay en un Mundial fue en 1986

“He hablado con tus colegas de tratar de transformar la palabra presión por desafío. Cada individuo que conforma un plantel tiene su universo de sentires. La intensión es liberarlos a ellos de todo eso que yo le llamo entrenamiento invisible, que puede bombardear su cabeza, y que estas variables de tanto tiempo de la ausencia de Uruguay afuera, de que es un partido definitorio, de que es contra Puerto Rico en Puerto Rico, sea un verdadero estímulo. Nutrirlos del verdadero lubricante que tiene esto, que es la confianza”, solicitó Ruben Magnano.

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