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"Hay que ser campeón para salir campeón"

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Lopez
GERARDO PEREZ PALADiNO

Con cuatro Ligas Uruguayas ganadas, Pablo López es el entrenador más exitoso del país. Dirigiendo a Paysandú disputó dos finales y ambas las perdió, pero luego se sacó la espina con Malvín, donde ganó cuatro copas en seis finales jugadas.

Con un estilo muy particular y muchas veces discutido, López llegó al éxito luego de un largo proceso en la institución de la calle Legrand, aunque cree que el éxito no pasa por levantar copas y colgarse medallas. Analítico, estudioso, respetuoso y muy profundo, el exentrenador de la Selección Uruguaya cuenta cómo llegó a Malvín y por qué se sostuvo por tanto tiempo, algo que no es para nada habitual en Uruguay

—¿Qué le pidieron los dirigentes cuando le propusieron el cargo para las Formativas en 2006?

—Tener una identidad en las formativas enfocada especialmente a la fundamentación de los jugadores para llegar a mayores con la calidad necesaria. Que las formativas del club fueran un semillero que abasteciera a los mayores de Malvín.

—Cuando arregló en el plantel principal, ¿fue un proyecto a largo plazo o la continuidad se fue dando por los resultados?

—Se fue dando con los resultados. Lo bueno es que de nuestra parte le planteamos contratar algunos jugadores con vínculos multianuales para formar un buen equipo. Les planteamos a los dirigentes cuál era nuestra manera de armar el equipo y ellos aceptaron. Así llegó Martínez, Taboada, Viera...

—¿Cuando le propusieron el cargo estaba conforme con asumirlo o dudó?

—Yo estaba ansioso por dirigir el equipo mayor, quería tener un proyecto dentro de Malvín, de equipo de competencia, y en realidad era lo que más me estimulaba. Como Álvaro Tito tenía chance de ir a Biguá, eso fue lo que me sedujo a empezar con las Formativas, pero cuando me lo propusieron estaba más que entusiasmado.

—¿Cuál fue el objetivo para ese primer año?

—El primero era salvarse del descenso y luego ir creciendo en la medida que se pudiera.

—¿Cuáles son los aspectos fundamentales a la hora de empezar a armar un plantel si se mira a futuro? ¿Qué es lo que prevalece?

—Es un conjunto de todo. Primero, obviamente el jugador tiene que estar apto deportivamente; luego, que él quiera insertarse en el plan de trabajo que tiene Malvín, que en general, como el medio es chico, nos conocemos bastante y es bastante riguroso. Por último creo que la calidad humana le da un salto al jugador. Aquel que llega al club se involucra y se compromete, seguramente se quede por mucho tiempo.

—En ese su primer campeonato salió campeón Malvín. ¿Cómo vivió eso?

—Con mucha alegría. Aparte era una revancha para mí porque venía de haber jugado dos finales con Paysandú y fue muy importante. También, en el primer año en salir campeón creo que tuvimos mucha suerte. Jugadores como Fernando Martínez nos explotaron a nosotros y explotaron dentro del equipo. Y también tuvimos Marcelo Pérez y Emilio Taboada en gran nivel.

—¿Lo tomó como una revancha por lo que pasó en Paysandú?

—Tenía un sentimiento de alegría por la conquista luego de que el proyecto de Malvín iba en camino y después obviamente, al haber perdido las dos finales anteriores, quería ganar esa.

—Pasaron nueve años de esa primera vez y ganó cuatro campeonatos. ¿Dónde está la clave para conseguir tanto en tan poco tiempo?

—En realidad me parece que hemos hecho ajustes que han funcionado. Hemos traído jugadores como Mazzarino, hemos mantenido la base del equipo, específicamente en la parte humana y deportiva, como es lo de Fernando Martínez. En principio vos te armás para ir a pelear por el título, si después el año rueda bien, las lesiones te respetan, el equipo gestiona carácter, los extranjeros se acoplan, tenés mejores posibilidades. El tema es estar pronto para cuando la oportunidad aparezca.

—¿Qué particularidad tuvo este campeonato con respecto a los tres anteriores?

—Sobre todo fue raro el cambiar tanto de extranjero para nosotros, que no somos un equipo que cambia tanto, y menos en playoff. Sin embargo, la calidad del equipo deportiva y humanamente y el tener un equipo maduro de nacionales les permitió acoplarse rápido.

—¿Fue un cambio necesario pero no ideal?

—Por el momento, sobre todo el cambio de Dials. No era momento de cambio, pero se hizo a partir de creer que el cambio iba a producir una mejor salud dentro del equipo de cara a lo que venía

—¿Por qué cree que el éxito es el trabajo día a día y no el resultado en sí?

—Porque el día a día es lo que te permite en algún momento tener una copa en la mano. Siempre hemos hablado de que primero hay que ser campeón para después salir campeón. Sobre todo el cómo lo haces, el ir a entrenar con alegría, el querer ser parte del equipo, el querer tener esos compañeros, un objetivo en común que tiene que estar por encima del individual, pero a su vez hay que tener un grado de comodidad dentro del equipo. Para mí como entrenador es fundamental porque mi vocación es mi profesión. Espero que para los jugadores que soñaron con ser basquetbolistas profesionales les ocurra lo mismo.

—Acá es muy difícil intentar hacer ver a otro que el resultado final sea el camino.

—Yo no comulgo con que el resultado justifica todo. Es exactamente al revés, es cómo lo haces para arribar al resultado. El cómo uno lo hace es lo que te permite acercarte o alejarte del resultado, de acuerdo a cómo cada uno quiere ganar. Esa es una elección que en este caso, por suerte, estamos en coincidencia con la dirigencia. Eso te permite que todo fluya mucho mejor y los jugadores que van llegando se van adaptando a ese estilo.

—Sergio Somma dijo que usted cambió la historia deportiva del club. ¿Por qué pasó eso?

—Me parece que yo llegué en un momento en el que el club pudo conjuntar el ansia por salir campeón y el aspecto económico. Muchas veces era un club que desarrollaba jugadores, pero no usufructuaba su madurez. La idea fue formar equipos cada vez más competitivos, y bueno, es lo que hemos hecho en estos nueve años. La tarea de Formativas es algo esencial. Estamos de acuerdo con Somma en que las Formativas tienen que gestionar la calidad de los jugadores del club y que los de Malvín tienen que tener un estilo. Eso es lo que tratamos de trabajar todos los días.

"Afuera sólo si es para mejorar"

Consultado Pablo López sobre si tiene ganas de entrenar algún equipo en el exterior, respondió: "Si para dirigir afuera tengo que empeorar las condiciones que ofrece Malvín, elijo quedarme acá. El objetivo y la ambición es mejorar permanentemente, no importa dónde. Las condiciones y la competencia contribuyen. Así que para irme a dirigir afuera solo lo haré para mejorar".

Por otro lado, anunció que si sigue en Malvín la meta va a ser pelear un torneo internacional al mejor nivel, pero sin descuidar el torneo local. "El objetivo es tratar de que el plantel esté al máximo de sus posibilidades".

Empezó siendo entrenador desde muy joven y dice que ha cambiado su estilo en algún aspecto, pero también mantiene otras cosas. "Mantengo la pasión. Trato de ser mejor docente cuando trabajo con jugadores más jóvenes. En mayores, intento mantener la claridad para que el rigor de la exigencia esté a la altura del jugador al que le estoy pidiendo", dijo el DT.

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