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Las luminarias

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LA CLAVE

“Algo huele mal en Dinamarca”, decía el guardia de palacio, en el drama de Shakespeare, ante el envenenamiento del Rey Hamlet a manos de su propio hermano. Sin ir tan lejos, ni ser tan trágicos, en el asunto de la multimillonaria compra de luminarias por parte de la Intendencia, no se puede negar que hay olor a podrido. Y no solo por las denuncias de las firmas competidoras, sino por la observación del Tribunal de Cuentas y hasta la acusación del departamento jurídico de la misma IMM.

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