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¿Cuándo se es viejo?

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@|Recorriendo el espinel y divisando que se acaba la piola, emerge la pregunta…

En la juventud no se plantea la interrogante, ni se piensa en ello, al haber un largo camino.

Cuando se especula -que voy a hacer con mi vida-, allí recién se vislumbra que el camino tiene final, una bruma en un futuro lejano. Relámpagos en el curso de la existencia irrumpiendo entre las ambiciones propias. Enriqueciéndose de diversas maneras, como persona y en la comunidad -unos más, otros menos- en procura de un porvenir, dependiente del empeño impuesto.

Hay momentos en que se comienza a rememorar “eso, me recuerda al abuelo” o, de tal añejo conocido… “mirá, tenía razón”. Identificando que, a pesar de sus años, contaba con algo que le dio la vida, la experiencia. Un valor incunable, que se alcanza con los años.

En ese vagar, con el interés puesto en su vida, con sus triunfos y adversidades, va creciendo un bagaje variopinto, conformando la sustancia de cada uno. Hechos que el cernidor de los años deja. A los cuales valorará, unos más que otros; donde, los considerados negativos, quedan en el fondo del baúl de los recuerdos.

A su vez, y siendo todavía jóvenes, pasa por la cabeza ¡qué bueno jubilarse y estar como los viejos! Como si pasar a esa etapa de la vida es olvidarse del pasado y de lo engendrado. Hay personas que piensan así y entrañan alcanzarlo lo antes posible.

Ese pensamiento, añorándolo a veces, encierra variados problemas de vida, de convivencia y de… ¿qué hago ahora?

El gran dilema llega algún día, pues se vive y trabaja en sociedad. Y al dejar de hacer su oficio se crea un mar de interrogantes, pues se queda solo en medio de un desierto infinito. Porque no es bajar la cortina y me siento en la puerta a tomar mate, no, ahí viene a buscarnos el aburrimiento y el qué haré.

Este asunto viene atado a la edad de jubilarse y a la cuestión de no dar lugar a los mayores con su experiencia. Más en un país como Uruguay, con una pirámide etaria invertida, con predominancia de los “viejos” y una expectativa de vida superior a la que se atendía años atrás.

Es conveniente abrir los ojos a lo que ha ocurrido en países avanzados, con características poblacionales similares al terruño, en cuanto a la edad de retirarse y sus razones. Inmediatamente vemos que esas edades son superiores a lo que uno espera. Esta franja poblacional integra buena parte de la población y es valorada por sus capacidades etarias, físicas, intelectuales y por su experiencia (potencial para el progreso de quienes se forman); aportando a la sociedad en lugar de ser un peso a mantener.

Por lo tanto, hay mucho para hacer y aprovechar en Uruguay y no atarse al pasado.

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