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Todes, todos y todas

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@|Felizmente se ha confirmado, no solo por la Real Academia Española, sino también por los académicos locales, lo inútil y destructivo del idioma que es el pretendido “lenguaje inclusivo” y su “todes”. Esto me recuerda a un ocurrente cuento que escuché hará unos treinta años: 

En una aldea africana donde cruelmente se practicaba el apartheid, los lugareños organizaron fuertes protestas. El alcalde blanco, tratando de calmar los ánimos, convocó a los líderes de las mismas a una reunión y les dice: “Tienen razón: esto así no puede seguir; hoy aprobé un decreto ordenando que no hay más negros ni blancos, por lo que desde ahora todos somos verdes, así que lo anterior se terminó”. Los líderes y activistas estallaron de alegría, no podían ocultar su emoción. A continuación, el alcalde les informó que el mismo decreto dispuso que los verde claro irán adelante y los verde oscuro detrás. 

Lo que realmente hoy pasa por estos lares tiene similitud con el viejo cuento: supongamos que l@s (no quiero caer en el “los y las”) impulsoras del “lenguaje inclusivo” gestionan ante un organismo la adopción del mismo; las recibe el jerarca y les dice: “Tienen razón: esto así no puede seguir; hoy aprobé una resolución adoptándolo, por lo que desde ahora somos ‘todes’, así que lo anterior se terminó”. L@s líderes y activistas estallaron de alegría, no podían ocultar su emoción. A continuación, el jerarca les informa que la misma resolución dispuso que ‘todos’ irán adelante y ‘todas’ detrás.  

En síntesis: con el real “lenguaje inclusivo” pasa lo mismo que con el cuento mencionado: solo se disimula un problema que sigue existiendo, sin buscarle una solución.

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