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Mujica, Maduro, Almagro

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*|Veamos. El que suscribe no tiene, como sucede con los ciudadanos, digamos, comunes, toda la información. 

Sabemos, sí, que Mujica hizo negocios no muy santos con la Venezuela de Chávez, luego Maduro. La intermediación amistosa, a comisión, de Aire Fresco, cuando de gobierno a gobierno y en tratos tan personales entre estos presidentes pudieron ahorrar generosas sumas... en fin. 

¿Será por alguna cosa que hay esta obsesiva adhesión al Sr. dictador venezolano? 

El asunto es que el Frente no lo quiere nada a Almagro y sí y mucho a Maduro, a quien hace unos meses Abdala fue a adular “en nombre del pueblo uruguayo”. ¡Qué vergüenza! 

Naturalmente su Pit Cnt se asoció de inmediato alFA en su declaración de odios y desprecio al Secretario General de la OEA. 

¿Y Almagro? Bueno, él también se extralimitó.

Pensamos que es muy extraño que algunos políticos de un país como Uruguay se unan en la defensa de una cínica y soberbia dictadura que ha convertido a su país en un infierno donde la gente que no ha podido emigrar, como lo han hecho ya millones, están sufriendo el peor de los flagelos: ¡hambre! 

Pero claro, llamarlos imbéciles es muy fuerte, demasiado fuerte. Al fin y al cabo, al menos por su investidura. Qué va Ud. a hacerle. ¡Pero lo de la intervención armada! ¿Cómo se le escapó semejante idea? 

Sí, ya sabemos que ha ocurrido muchas veces. Pero promocionarla ha sido un error que cualquier amante de la democracia condenaría (aunque en su fuero interno, no sé...). 

La cosa es que, frente al caso, para quien vive -relativamente, claro- las angustias que provocan las injusticias que por el mundo acontecen, este asunto Almagro-Maduro-Mujica- nos tienta a opinar, a ponernos de un lado u otro. 

Y bien: Mujica defiende a capa y espada a Maduro, de cuya actuación como gobernante vale la pena abundar y defenestra esa oveja descarriada del Frente que vamos a echar.

Entretanto, el descarriado Almagro aparece defendiendo la miserable vida que padece el pueblo de aquel país.

Pese a las salvedades expresadas más arriba, me quedo con Almagro. Aunque el mismísimo Presidente Vázquez declare que su gobierno no lo apoya ni lo apoyará para su reelección en el cargo. Y tengo, como muchos, la necesidad de hacerle saber, o reiterarle, a la izquierda de que no nos comemos la intragable pastilla Maduro por más que traten de endulzarla.

Es muy amarga para estómagos con consciencia cívica.

Como dice su jefe: ¿ta?

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Maduro.Mujica.

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