Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|El Estado financiero choca contra el Estado social, son dos visiones distintas generadas por una realidad equivocada.
El Estado social reconoce que la seguridad social es un recompensa a una vida de trabajo, de aportes económicos y una inversión de capital a futuro, el cual debe asegurar una vida digna a la persona sin pasar apremios económicos en su retiro.
El Estado financiero se enfrenta a responder por los resultados económicos de ingresos y egresos de la administración estatal. Ve por ello a la seguridad social como un gasto y busca equilibrar ingresos y egresos, con lo cual el aporte económico de otros ingresos del Estado no son destinados a la seguridad social.
La realidad equivocada es aquella donde el peso del Estado, su tamaño y gasto, obliga a una presión fiscal enorme e incapaz de cubrir los egresos, cayendo en el déficit fiscal, recurriendo al endeudamiento o más impuestos que agrava más la situación.
Debemos entender que hay que lograr superávit bajando impuestos, terminando con el endeudamiento y permitiendo una seguridad social justa y solidaria.
La trampa del atraso cambiario tiene el efecto de que con míseros sueldos y jubilaciones se pueda acceder a productos importados. De la misma manera, ese atraso encarece la producción nacional condenando al productor, al industrial y al comercio a su desastre, con la consiguiente pérdida de recaudación del Estado que se ve obligado a aumentar el endeudamiento e impuestos.
Todo esto se ve reflejado en la inversión extranjera, a la cual se le saca el peso del Estado al no cobrarse impuestos; una clara demostración que el gobierno, el Estado financiero, reconoce que el déficit fiscal, el gasto del Estado, el atraso cambiario hace imposible el desarrollo real de un Estado justo y solidario.
Mientras la política aísla la seguridad social de la realidad del Estado global, buscando razonar dentro del Estado financiero, seguiremos sometiendo a los jubilados a la miseria.
Cuando agregamos a esta situación, como propone el FAPIT, más Estado, más gasto y más déficit, vamos a una Cuba uruguaya.
Todo inicia y termina en el Estado que queremos, el gordo y pesado devorador de impuestos o el del sentido común que ve el conjunto y busca adaptarse a la realidad de desarrollar, apoyar a la producción nacional y crear una sociedad más justa y solidaria.
Recuerda, tu voto en la interna inicia el camino al mejor Estado.