@|Con el propósito de poder “controlar esta pandemia que nos preocupa y ocupa”, el Gobierno Uruguayo ha decidido el cierre de fronteras para los extranjeros no residentes legales.

Si bien, como profesional de la salud, puedo “entender” que con esta medida se trate en principio de preservar la salud, lo que no se entiende del todo es porqué se les impide ingresar al país a los extranjeros no residentes y sí se les permite hacerlo a los uruguayos que en este momento se encuentran en Argentina y decidan viajar hacia Uruguay y/o a los argentinos que se encuentran en Argentina y tengan la residencia legal en Uruguay y quieran/deseen hacer otro tanto.

Sería como si las únicas personas que tienen “capacidad de trasmitir el virus” son los extranjeros no residentes legales, lo cual no resiste ningún tipo de análisis serio. (Dejando fuera de consideración la situación tan especial de aquellos “famosos” de la colonia artística argentina, que aunque no posean residencia legal en Uruguay, aunque sí una propiedad en ese país, no sólo puedan viajar e ingresar al Uruguay, sino que hasta pueden ser atendidos en forma presencial por el Sr. Embajador del Uruguay en Argentina en la correspondiente sede consular “cerrada al público común”, como se vio en fotos por las redes).

Tal como muchos sabemos, los impuestos y servicios en Uruguay distan mucho de ser económicos, en particular el impuesto anual para el que tenga allí una propiedad (contribución inmobiliaria urbana), así como también lo correspondiente a los servicios públicos para la provisión de agua, luz y teléfono.

Habida cuenta de que -pandemia mediante- los extranjeros no residentes legales no han podido volver a “sus viviendas” desde el pasado verano, pero siguieron abonando en tiempo y forma todos sus impuestos y servicios; sería bueno, conveniente y necesario que el Gobierno Uruguayo revea esta “injusta medida” de impedirles viajar e ingresar al Uruguay (cumpliendo todo el protocolo sanitario y respetando las leyes vigentes). Que como todos bien saben y entienden, afectará seriamente a la economía uruguaya, generará una gran molestia y afectará la credibilidad de los extranjeros que decidieron invertir dinero y tiempo en este vecino, hermano y bello país.